En medio de las disputas imperialistas profundizadas por la invasión rusa a Ucrania, y como parte de la disputa entre los imperialismos yanqui y chino, Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, visitó el martes 2/8 Taiwán. Pelosi es la segunda en la línea sucesoria de la presidencia.
Esta visita provocó la inmediata reacción de China, que considera a Taiwán como parte de su territorio bajo el lema “una sola China”. Taiwán tiene un ejército con unos 300.000 activos, es considerada la 21ª potencia económica mundial, y tiene más del 65% del mercado de semiconductores.
China contestó a esa visita con ejercicios de combate en seis grandes áreas alrededor de la isla de Taiwán, que dista 120 km de la costa continental china. Los ejercicios fueron con munición real, probando blancos a larga distancia. Más de 900 vuelos internacionales tuvieron que ser desviados. Militares chinos declararon en un reportaje al canal oficial de China que están listos para atacar la isla cuando se les ordene. Dijeron “Nuestro sistema de tiro a distancia tiene un alcance muy largo y puede cubrir toda la isla de Taiwán. Somos capaces de lanzar ataques cuando queramos, como queramos y apuntando a donde queramos”. Japón realizó una queja diplomática, denunciando que cayeron misiles en su zona económica exclusiva.
Estados Unidos es el principal proveedor de armamento de Taiwán. El presidente yanqui, Joe Biden, declaró en varias ocasiones que Estados Unidos sería el mayor aliado militar de Taiwán en caso de conflicto bélico con China. Sin embargo, la Casa Blanca no respaldó este viaje de Pelosi, aunque ésta es del mismo partido que Biden.
Estados Unidos convocó al embajador chino a la Casa Blanca, para condenar los ejercicios militares. Los consideran una provocación. Y enfatizó que Estados Unidos no quiere una crisis en la región. Washington reiteró que su política de reconocimiento de “una sola China” sigue inamovible.
Escalando la situación, China anunció que interrumpe la cooperación con Estados Unidos en varios niveles, incluido el diálogo entre mandos militares y acuerdos sobre cambios climáticos. China y Estados Unidos (los mayores emisores de gases de efecto invernadero del mundo) habían alcanzado un sorpresivo acuerdo el año pasado.
Por su parte, Nancy Pelosi manifestó al cerrar su gira por Asia en Japón, que EEUU no permitirá que China aísle a Taiwán. En su visita a Taiwán había declarado: “La solidaridad de Estados Unidos con los 23 millones de habitantes de Taiwán es más importante hoy que nunca, ya que el mundo se enfrenta a una elección entre la autocracia y la democracia”. Y agregó “Estados Unidos ha venido para dejar claro que no abandonaremos a Taiwán”.
Los distintos imperialismos juegan en esta disputa. Para Rusia, la visita de Nancy Pelosi a Taiwán es una “clara provocación” a China. La vocera de la Cancillería rusa declaró “Instamos a Washington a abstenerse de acciones que minen la estabilidad regional y la seguridad internacional y admita la nueva realidad geopolítica en la que ya no hay espacio para la hegemonía americana”.
El alto comisionado para relaciones exteriores de la Unión Europea expresó “no hay justificación alguna para utilizar la visita como pretexto para llevar a cabo acciones militares agresivas en el estrecho de Taiwán”, evitando hablar del viaje de Pelosi. Alemania le advirtió a China que apoyará a Taipei en caso de que surja un conflicto directo entre taiwaneses y chinos.
Al cierre de esta nota, el portaaviones de la Armada USS Ronald Reagan y otros barcos iniciaron una serie de operaciones en el mar de Filipinas, que baña las costas de Taiwán. Sin embargo, para no aumentar las tensiones, el gobierno de Joe Biden decidió posponer unas pruebas rutinarias con misiles balísticos intercontinentales (ICBM) previstas para esta semana, aunque declararon que se realizarán dentro de un “breve periodo de tiempo”.
Queda más que claro que crecen los factores y tensiones interimperialistas, que podrían desencadenar una tercera guerra mundial.
Hoy N° 1925 10/08/2022