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17 de July de 2013

El 9 de Julio, la presidenta habló en el acto de conmemoración del 197° aniversario de la Declaración de la Independencia, en la ciudad de San Miguel de Tucumán.
 

Cristina en Tucumán

SOBRE ALGUNOS DETALLES DEL DISCURSO

Como ya es habitual en ella, no podía dejar de iniciar su discurso con alguna incursión sobre la Historia, sobre algo que había escuchado el día anterior (o ese mismo día, como hizo el 25 de junio en Paraná), en relación a lo que se conmemora ese día. Siempre a los efectos de “comparar aquella situación [con] lo que está pasando hoy”, reincidió en equiparar a Rosas, sí al Restaurador de las Leyes (de Indias) en nuestro país, con Abraham Lincoln, el presidente de los Estados Unidos que logró la abolición de la esclavitud y afirmó el camino de la industrialización “en el gran hermano del Norte”, como dijo.
Más adelante, volvió sobre la supuesta actualidad de esa “comparación histórica”, relatando que “el otro día” había estado mirando la película de Steven Spielberg, que muestra “cómo se negociaban los votos de aquella reforma que abolía la esclavitud”. Por si alguien “no se dio cuenta”, que lo equiparable a eso sería “lo logrado” con “las negociaciones” de Él y de Ella, llamó a “poner todos el hombro para… volver a construir los cimientos de esta segunda independencia que logramos (¡sic!)”.
Volviendo al comienzo, tras la justa indignación por lo sucedido en Europa al presidente de Bolivia y sobre el espionaje de los “servicios de informaciones” de Estados Unidos sobre nuestros países, en su afán de contraponer y eludir responsabilidades propias, Cristina Fernández lo vinculó a las denuncias sobre el “Proyecto X”, para ella “inexistente”, agregando para los denunciantes –habría que entender los compañeros desocupados que fueron llevados a Campo de Mayo por Sergio Berni, que no es precisamente un gendarme–, que “es mucho mas cool la CIA que un gendarme” (ver abajo).
Algo semejante a lo que diría después sobre la seguridad, contraponiendo: “Que nadie venga a hablarme de seguridad si antes no me habla de reforma de la Justicia”. Tema este último sobre el que se extendió y que es recurrente en todos sus últimos discursos, mientras “olvida” otros reclamos, como el que se hizo oír el día anterior en todo el país, por el impuesto a los salarios y la discriminación contra los hijos de los trabajadores en las asignaciones familiares.

Sobre el superávit comercial
A mitad de su discurso, cuando hablaba de lo que “hemos reconquistado”, como “acá me alcanzan algo”, tiró algunas cifras para el mes de abril y agregó como primicia: “el superávit comercial del mes de junio contra junio del año pasado, aumentando un 26 por ciento, 4.944 millones de dólares a mitad de año”. Claro, como siempre le dan solo las buenas, no pudo comparar esa cifra con la de la mitad del año pasado, que fue de 6.652 millones de dólares.
Tampoco pudo hilar fino, porque ella no se fija en los detalles antes de hablar, y lanzó entonces una parrafada sobre “algunos que creen que guardándose un poco de la cosecha nos van a correr. Temo decirles que no nos van correr, no nos van a correr ni me van a hacer tomar decisiones equivocadas, porque antes está la patria. Y en el fondo, luego terminan dándose cuenta, siempre un poco más tarde. Porque tener plata no te hace más inteligente, ¡eh!, guarda, guarda, no te hace más inteligente. Es más, muchas veces cuando tenés tanta, no te dás cuenta y te mandás alguna macana”.
Alguno puede pensar que se refería a su propia experiencia, que la traicionó el subconsciente como se dice, aunque lo que quería castigar es al otro blanco fijo de su política en la actualidad (aparte de “la Justicia”), los supuestos “chacareros amarretes” que se guardan “un poco de la cosecha”. Con esto desvía el blanco de los verdaderos especuladores, los grandes acopiadores y monopolistas exportadores que manejan precios y cantidades, como se ha visto en el caso del trigo.
Para el caso de la soja y la reprimarización de las exportaciones, si se hubiera tomado el trabajo de ver el detalle de las cifras, se hubiera callado o hubiera tenido que decir que lo que incide en la caída del superávit comercial es su política. Pues no son precisamente las exportaciones de productos primarios sin procesar (ya que aumentaron más de un 20%), las que explican esa caída, sino el estancamiento en los rubros de manufacturas, y el aumento extraordinario del déficit en combustibles (sus importaciones aumentaron en más de un 30%) y en la industria del automotor.
Hilando más fino sobre lo dicho por la presidenta en relación a la soja, recordándole nuevamente que no son los chacareros los que exportan, vería que lo principal que están vendiendo los monopolios exportadores es el grano sin procesar y menos aceite, claro que eso no depende solo de ellos sino también del principal comprador, el imperialismo chino, que se lleva la mayor parte en grano para procesarlo en su país. Aquí también tendría otro nombre y apellido para dar, aparte de su justa denuncia a “las políticas del Fondo Monetario Internacional”, cuando dice “que nos quieren imponer, volver a reprimarizar nuestras exportaciones, volver a ser grandes productores de materia prima con poco valor agregado”.