El 9 de septiembre la candidata de su marido llegó a Alemania, invitada no por el gobierno sino por algunos de los barones de la Corte en el gobierno de ese país. En particular los connotados miembros de las familias tradicionales dueñas de los grandes monopolios imperialistas que dirigen las asociaciones empresarias alemanas, como es el caso de la familia Piëch-Porsche, que controla la mayoría de Volkswagen. De hecho, el presidente de la filial argentina de Volkswagen, Victor Klima, se ha convertido en el principal operador político de los K tanto en Alemania como en Austria, en este último país por haber sido primer ministro, por lo que también le consiguió a Cristina una foto con su presidente Heinz Fischer.
La relación con la Volkswagen es tal que, pese a ser domingo, Cristina fue recibida y agasajada con una cena inmediatamente a su llegada por la cúpula de la automotriz con Ferdinand Piëch, a la cabeza. Este es el nieto de Ferdinand Porsche, quien diseñó para Adolfo Hitler el llamado por el nacionalsocialismo “auto del pueblo”, como se traduce del alemán volkswagen. Y junto a Piëch estaban el CEO de la automotriz, Martín Winterkork; el español Javier García Sanz, a cargo de la región en América, y Víctor Klima.
Al día siguiente, luciendo sus exclusivos impermeables para la lluvia, Cristina recorrió el Autostadt (“La ciudad del auto”), donde los directivos de Volkswagen le mostraron a puertas cerradas el prototipo de la nueva pick-up que están diseñando y de la que dicen van a fabricar 90 mil por año en Argentina. Otro de los temas planteados, según el canciller Jorge Taiana, que acompañó a Cristina en esta visita, fue el de la relación Mercosur-Unión Europea, un tema político con trasfondo económico para los monopolios imperialistas alemanes con inversiones en la Argentina y en Brasil. Y lo más grueso: la renegociación de la deuda argentina en default con el Club de París, que constituye una traba para que dichos monopolios puedan tomar créditos en los bancos europeos para hacer sus negocios en la Argentina.
Sobre este último tema, Cristina tomó compromiso público ante el selecto auditorio de no más de 40 personas, entre empresarios y periodistas, en la poderosa Cámara de Comercio e Industria Alemana, la central que congrega a todas las asociaciones empresarias y manejan las poderosas Unión Industrial Alemana y Unión de Patronales Alemanas. “Queremos pagar la deuda”, sostuvo Cristina, aunque pidiendo que no intervenga el FMI, no por una cuestión “de dogmatismo”, aclaró, sino por “una percepción en la gente” sobre la responsabilidad del FMI en la crisis de 2001.
Pasado su examen de candidata a gerente en la presidencia de Argentina ante los poderosos dueños de los principales monopolios imperialistas alemanes, tras visitar también la Siemens al día siguiente Cristina obtuvo su foto con la canciller Angela Merkel. Y después vendría el viaje a Austria y la foto con su presidente, también por gestión de Víctor Klima, como decimos arriba. Hecho que fuera resaltado por Clarín, haciéndolo coincidir desde el mismo domingo 9, con el “destape” de las investigaciones judiciales sobre la fortuna de José “Pepe” Rodríguez, uno de los empleados “más caros” precisamente de la Volkswagen.
Recordemos que este tema ya era vox populi no solo en los tribunales sino también entre los trabajadores mecánicos, como lo recogimos hace un par de meses en nuestro semanario (hoy, número 1175). Pero Clarín lo saca recién ahora como “primicia”, justo el domingo 9, cuando Cristina estaba llegando a Alemania de la mano de Víctor Klima, con quien José Rodríguez viene coincidiendo en su fervoroso apoyo a Cristina, como la mejor candidata para gerenciar los intereses de los monopolios imperialistas desde la presidencia del país.
Parece que hay otros monopolios imperialistas que no opinan lo mismo; no creemos que Clarín haya hecho esta publicación el mismo día ingenuamente. Cuando se pelean las comadres, salen los trapos al sol.