En su discurso del miércoles 25 de enero, la presidenta Cristina Fernández mostró cual es su verdadero pensamiento en relación a la justa guerra nacional por las Malvinas de 1982, contraponiéndolo a la lucha democrática contra la dictadura, utilizando para ello la memoria de las Madres y Abuelas: “la historia demuestra claramente que aquello no fue una decisión del pueblo argentino, sino una decisión de una Junta desesperada por tapar una realidad que había sido destapada por mujeres con pañuelos blancos todos los jueves, con mucha valentía, dando vueltas a la Pirámide y buscando a sus hijos y a sus nietos”.
La Presidenta reiteró que mantendrá su reclamo de sentarse a dialogar y que instará a sumar apoyos por el camino de la diplomacia. Descartó tomar cualquier otra medida, como podría ser prohibir los vuelos a las islas y menos afectar los monopolios imperialistas ingleses. Al contrario, se vanaglorió: “acá tengo informes que me hizo Débora Giorgi, la ministra de Industria, de principalísimas empresas del Reino Unido que trabajan en Argentina como la British Petroleum, que es accionista de Pan American Energy, la Royal, la Easy, ex Duperial, todas las mineras, como Río Tinto, Alexander Mins, Patagonia Gold, HSBC, Standar Gold, Glaxo, Unilever, British Telecom, en fin, pilas de empresas que están trabajando desde hace muchísimo tiempo aquí en la República Argentina. O sea, ¿cómo es que nos tienen miedo, somos tan malos? Si somos tan malos no deberían venir.
“Así que, me parece que el primer ministro debería revisar o tener una charlita con los empresarios y los CEOs de estas empresas para que le comenten cómo somos los argentinos.
“Es más, desde el año 2003 hasta la fecha, ha habido adquisiciones totales o parciales de 18 empresas argentinas por parte de empresas británicas también”. Realmente, ¡todo “un logro” de la política “nacional y popular” de los gobiernos de Néstor y Cristina!
Y en una muestra de su habitual estilo de endilgar a otros su responsabilidad, Cristina Fernández se quejó de que no había escuchado a ninguna organización ambientalista “hacer críticas al Reino Unido por lo que están haciendo en Malvinas”, en relación a la depredación del petróleo y la pesca. Un golpe bajo, y totalmente falso, justo en el momento en que se despliega la lucha contra los monopolios imperialistas que saquean y contaminan (la mayoría de o vinculados a los ingleses), en un evidente apoyo a los mismos.
Reto a las petroleras
Siguiendo con su discurso, la presidenta reconoció la crisis energética señalando que “si las empresas petroleras en nuestro país hubieran mantenido o aumentado la producción, esto hubiera sido mucho mejor porque la verdad que hemos tenido que importar 9.396 millones de dólares en combustible. Un 110 por ciento más que el año 2010”. Y como si lo sucedido no tuviera nada que ver con la política que ha llevado hasta ahora su gobierno, dijo “que lo tengan en claro todas las empresas petroleras: que el subsuelo es de los argentinos y que está concesionado y que, por lo tanto, no podemos volver a las épocas del Virreinato donde se llevaban todo, el oro y la plata, y no dejaban nada”. ¿También vale para la British Petroleum y los monopolios ingles cuyas “inversiones” antes elogió?
Por supuesto, como es su costumbre, son otros los que están en falta: “como me llamó la atención que no haya ninguna organización ambiental que proteste por lo de Malvinas, me llamó la atención que frente al descubrimiento que se le cobraba el doble o más el gasoil a los transportistas, por lo menos, desde los sectores del trabajo no se dijera nada. Es más, creo que hasta hubo un sindicalista que salió a defender a la empresa”. Si bien esto último es cierto para ese sindicalista (Antonio Cascia) vendido a la patronal imperialista (Repsol YPF) y su “socio” Esquenazi, el cargo no es aplicable a todos “los sectores del trabajo” ni exime a Cristina de su responsabilidad como gobernante.