Martín García, quién asumió recientemente la presidencia de la Agencia estatal de noticias Télam –en realidad uno de los instrumentos propagandísticos del gobierno kirchnerista- ha dado bastante que hablar en lo que lleva de breve mandato, como nunca antes un titular de ese medio fundado en 1946.
Martín García, quién asumió recientemente la presidencia de la Agencia estatal de noticias Télam –en realidad uno de los instrumentos propagandísticos del gobierno kirchnerista- ha dado bastante que hablar en lo que lleva de breve mandato, como nunca antes un titular de ese medio fundado en 1946.
La piedra del escándalo fue un reportaje que García concedió al matutino La Nación, semanas atrás. “Los profesionales son como las prostitutas, escriben mentiras en defensa de los que les pagan. Los militantes, en cambio, escribimos la verdad al servicio del pueblo. Soy primero militante, después periodista”, afirmó en uno de los párrafos más jugosos de la nota.
El debate por éstas y otras definiciones que García disparó, generalizando, motivó reacciones en todo el gremio periodístico. Intentó desmentir a La Nación –que por supuesto es una “vieja dama indigna”- a través de un comunicado difundido en el servicio normal de noticias de Télam. Pero también a través de un correo interno, dirigido a un puñado de redactores de ese medio que tituló “Querido compañero”.
“Yo no dije tal boludez y tampoco lo pienso”, afirmó en el e mail. Y que bajo su presidencia, Télam incorporó periodistas “para apuntalar el nivel profesional” de la agencia, y por lo tanto no contrata militantes.
Pero vuelve a insistir, sin discriminar, sobre los “periodistas profesionales que me hacen acordar las prostitutas que hacen el amor por dinero”. Y completó: “conozco a esa canalla que militaba en el Partido Comunista o militaban en el ERP o Montoneros y hoy –sin ponerse colorados- trabaja para los grupos del oligopolio mediático. Grupos que acompañaron la tortura y muerte de nuestros compañeros por dinero y por poder”.
Buenos
muchachos
García –que no proviene del periodismo sino de la publicidad- miente respecto a esa eventual “amplitud democrática” respecto a la selección de personal. Con su llegada a Télam se produjo el desembarco de extraños personajes, no conocidos en el medio, que se hicieron cargo de “controlar” secciones vitales de la agencia: política nacional, gobierno y economía.
Incluso, nuevos columnistas, en este caso viejos conocidos como Carlos Aznarez, famoso por haber carnereado la huelga y ocupación contra el cierre de La Razón por sus trabajadores, cuando lo dirigía Jacobo Timmerman y el dueño era José Pirilo, viejo estafador que dejó a todo el mundo en la calle y sin pago de indemnización. Sí… adivinó… el mismo José Pirilo de la saga Graiver/Papaleo.
Aznarez –que pertenecía a la sección gremiales del ex vespertino- llegó a escribir, con su firma, una nota contra sus compañeros en huelga, y en defensa de la empresa. Otro “buen muchacho”.
Mientras tanto, trabajadores de prensa independientes del gobierno no ingresan a Télam ni por asomo.
Ahora ¿quién es Martín García, un ciudadano que gusta calificarse a sí mismo como “nacional y popular”? En breve, fue funcionario del Ministerio de Acción Social bonaerense, siendo Antonio Cafiero gobernador. Formó parte activa de la intervención federal menemista a la provincia de Corrientes que encabezó, en 1991, Claudia Bello. Fue director del Programa de Democratización de la Cultura (Prondec), también con Menem en la Presidencia. Tiempo después, vocero de prensa de la campaña presidencial de Adolfo Rodríguez Saá.
Dueño como se ve de una gran plasticidad, ahora está al servicio, muy bien remunerado, del kirchnerismo. Es decir, formando parte de una “canalla” muy parecida a la dice combatir.