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14 de December de 2011


Crónicas proletarias

Hoy 1399 / Los “subversivos” de 1875

 La crisis capitalista de 1873 se hizo sentir en las tierras argentinas. Aumentó la desocupación, y muchos inmigrantes siguieron hacia otros destinos. En 1875, algunos de los primitivos miembros de la Primera Internacional, y otros inmigrantes recién arribados, se dieron a la tarea, en Buenos Aires, de reconstituir su sección local.

 La crisis capitalista de 1873 se hizo sentir en las tierras argentinas. Aumentó la desocupación, y muchos inmigrantes siguieron hacia otros destinos. En 1875, algunos de los primitivos miembros de la Primera Internacional, y otros inmigrantes recién arribados, se dieron a la tarea, en Buenos Aires, de reconstituir su sección local.
El 28 de febrero de 1875 sectores mitristas enfrentados al presidente Avellaneda convocaron a una manifestación de repudio a la decisión del obispo de devolver templos a los jesuitas y mercedarios. Un sector desprendido de la marcha atacó a piedrazos la sede del arzobispado, e incendió parcialmente el Colegio del Salvador. Inmediatamente, desde la prensa y desde el gobierno, se trató de acusar a los “internacionalistas”, y se agitó que los hechos se habían hecho con los métodos “de la Comuna de París”.
Se desató así la primera persecución política contra una organización de trabajadores en nuestro país. El 14 de marzo de 1875, la policía irrumpió en una pieza del conventillo de Belgrano 446, y se llevó presos a los 14 trabajadores que estaban dando comienzo a la cuarta reunión de constitución de la sección de la Internacional, acusándolos del incendio del Colegio del Salvador.
En ese momento, los trabajadores estaban discutiendo una convocatoria pública, sobre la base de un manifiesto que querían publicar en francés, italiano y español, que decía entre otras cuestiones: “Vengan a nosotros, trabajadores ricos o pobres, nosotros probaremos que la fraternidad no es una palabra vana, recurriremos a todos los medios para combatir la funesta asociación internacional de parásitos, es decir, la clase que vive y goza de los frutos de la tierra y de la industria a expensas de aquellos que trabajan y sufren”.
Los trabajadores estuvieron presos hasta el 20 de abril, sufriendo maltratos y vejámenes. El fiscal, en su pedido de mantenerlos en la cárcel, fundamentaba que los objetivos de la Asociación eran “subversivos del orden social”, porque atentaban contra los propietarios, y contra el “orden político”, ya que “quieren hacer del gobierno y de las leyes un patrimonio exclusivo de la clase obrera”. El juez ordenó su libertad al no encontrar vinculación alguna con el incendio referido.
Aún en medio de la confusión de algunas ideas de este destacamento obrero, producto de la influencia de sectores no marxistas en la Primera Internacional, debemos valorar la tarea de estos pioneros de la lucha proletaria.