El lunes 8 de noviembre se murió Emilio Eduardo Massera, integrante, junto a Videla y a Agosti, de la Junta Militar surgida del derrocamiento al gobierno constitucional de Isabel Perón en 1976. Fue el jefe de la Armada desde fines de 1974 hasta 1978.
El lunes 8 de noviembre se murió Emilio Eduardo Massera, integrante, junto a Videla y a Agosti, de la Junta Militar surgida del derrocamiento al gobierno constitucional de Isabel Perón en 1976. Fue el jefe de la Armada desde fines de 1974 hasta 1978.
La Escuela de Mecánica de la Armada, la ESMA, se convirtió, durante la dictadura, en un gigantesco campo de concentración, por donde se calcula que pasaron cerca de 5.000 detenidos desaparecidos. La inmensa mayoría de ellos fueron asesinados, muchos tirados al Río de la Plata inconcientes, o sus cuerpos fueron quemados. Allí nacieron niños y niñas que fueron arrancados a sus padres y madres y entregados a apropiadores, allí la tortura era la norma cotidiana. Esa fue la siniestra base sobre la que Massera intentó desarrollar su propio proyecto político, en medio de la disputa que imperaba dentro de la dictadura.
Porque, como dice nuestro Programa “Las fuerzas reaccionarias que con la hegemonía del sector prosoviético se instalaron en el poder el 24 de marzo de 1976 coincidían en ahogar el proceso de masas abierto en 1969 y terminar con el gobierno peronista, para llevar adelante un plan de hambre y superexplotación de la clase obrera y el pueblo en beneficio de los terratenientes e imperialistas. Esto, en el marco de una agudizada disputa entre distintos sectores de gran burguesía intermediaria, particularmente entre los sectores prorrusos y proyanquis, por ver quien sacaba la mayor tajada”.
Massera es uno de los máximos responsables del terror fascista más brutal que sufrió nuestro pueblo, con 30.000 detenidos desapaecidos, miles de presos políticos, pisoteando todas las libertades democráticas. Una herida que sigue abierta, y que sólo cerrará cuando la justicia popular dé cuenta de todos y cada uno de estos crímenes.
Producto de esta política de “punto final biológico”, Massera no murió en una cárcel, ya que fue declarado “insano” y terminó sus días en el Hospital Naval, pese a que había sido destituido de la Armada. Por eso, como decía la canción de los republicanos españoles sobre Franco: “cuando pases por su tumba no te olvides de escupir”.
