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27 de July de 2016

De la experiencia de la revolución en China

Extractos de un artículo de Zhu De

 

 
La historia de las grandes revoluciones del siglo 20 ofrece importantes experiencias sobre la conformación de las fuerzas que hicieron posible el triunfo de las mismas. Tanto en la revolución en Rusia (Cuadernos de difusión del marxismo-leninismo-maoísmo, números 50 y 68) como en China (Cuadernos… Nº 89, Zhu De: El ejército revolucionario). De este último cuadernillo reproducimos aquí extractos de un artículo publicado en Obras escogidas de Zhu De, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekin, 1986), titulado “Una mirada retrospectiva a la Revolución de 1911”, de 10 de octubre de 1961.
El Dr. Sun Yat-sen, gran revolucionario democrático, fue el líder universalmente reconocido de la Revolución de 1911. A finales del siglo XIX, surgieron dos facciones entre los políticos burgueses chinos que abogaban por aprender de Occidente. Una reformista, encabezada por Kang Youwei, y otra revolucionaria, dirigida por Sun Yat-sen. El fracaso del Movimiento Reformista de 1898 condujo al hundimiento de la facción reformista, la cual se había hecho la ilusión de que el gobierno de la dinastía Qing podría llevar a cabo ciertas reformas, mientras que se incrementaron rápidamente la fuerza y la influencia de la facción revolucionaria de la burguesía. En 1905, se fundó la Tongmenghui [Liga Revolucionaria de China]. En ese momento Sun Yat-sen formuló un programa revolucionario burgués, en el cual figuraban los postulados de “establecimiento de una república e igualdad de la propiedad de la tierra”. Se trataba de un proyecto de república burguesa, inspirado en el ejemplo de la burguesía occidental. En dicho programa, Sun Yat-sen abogaba por derrocar por la vía revolucionaria la dominación de la dinastía Qing para “establecer una república”. Esto correspondía, en aquella época, a las aspiraciones y las demandas de las amplias masas populares de todo el país.
Luego de fundada la Tongmenghui en Tokio, sus miembros no tardaron en retornar sucesivamente a China e ir a diversas partes del país a organizar grupos revolucionarios y, en unión con otros patriotas, a preparar levantamientos. La situación revolucionaria atravesaba por un creciente auge en todo el país. […]
El Dr. Sun Yat-sen atribuyó gran importancia al trabajo militar y al trabajo dentro del ejército enemigo. Esto fue de gran importancia para la Revolución de 1911. En 1908, Sun Yat-sen envió a Huang Xing a Hekou, provincia de Yunnan, para desatar un levantamiento, que por desgracia fracasó. Enseguida después, Yang Qui-fan, miembro de la Tongmenghui, organizó junto con otros un levantamiento en Yongchang, que tampoco tuvo éxito. Si bien fracasaron estos levantamientos, el impacto de la revolución fue extendiéndose cada día más en dicha provincia. Yo ingresé en la Tongmenghui en 1909 precisamente bajo la influencia de las ideas revolucionarias democráticas de Sun Yat-sen, cuando estudiaba en la Academia Militar de Yunnan.
Esta academia fue establecida en 1909 por Shen Bingkun, entonces gobernador interino de las provincias de Yunnan y Guizhou, con el fin de preparar personal militar para el gobierno de la dinastía Qing. En el invierno de ese año, cuando Li Jingxi, el nuevo gobernador general, llegó a Kunming para tomar posesión de su cargo, incorporó a la Academia Militar la escuela militar ambulante anexa a la 19ª. zhen [división] del Nuevo Ejército [Ejército Moderno creado en 1894 tras la guerra chino-japonesa por el gobierno de la dinastía Quing imitando el sistema militar de los países capitalistas occidentales]. En aquellos momentos, el rector de esa academia era Li Genyuan, y entre los instructores se contaban Fang Shengtao, Zho Kangshi, Li Liejun, Lou Peijin, Tang Jiyao, Liu Zuwu y Gu Pinzhen. Eran en su mayoría miembros de la Tongmenghui, mientras que los otros o bien lo eran igualmente, o bien estaban influenciados por su propaganda revolucionaria.
En la academia estudiaban más de 500 cadetes, muchos de ellos jóvenes descontentos de la situación entonces existente. No pasó mucho tiempo antes de que se estableciera en esa academia una célula de la Tongmenghui, la cual hizo circular secretamente libros y revistas de propaganda revolucionaria. Tema de frecuente reflexión y discusión era el de cómo desatar una insurrección revolucionaria. Así fue como la Academia Militar de Yunnan se convirtió en una importante plaza fuerte de las fuerzas revolucionarias en esa provincia. Recomendado ante Li Jingxi por Li Genyuan y Luo Peijin, Cai E fue nombrado jefe de la 37ª. xie [brigada] de la 19ª. zhen del Nuevo Ejército de Yunnan. Si bien no era miembro de la Tongmenghui y nunca estuvo abiertamente en contacto con la Academia Militar, era hombre de espíritu patriótico y democrático y mantenía lazos secretos con la Tongmenghui. En aquel entonces, mientras el gobierno de la dinastía Qing reprimía de manera extremadamente sañuda a las fuerzas revolucionarias, Cai E brindó eficaz amparo a las actividades revolucionarias que se desarrollaban en la academia.
En 1911, se graduaron antes del plazo previsto los cien cadetes de la primera promoción de la academia. Dieciocho de ellos fueron colocados como oficiales de las tropas al mando de Cai E y se pusieron a hacer propaganda revolucionaria entre los soldados. Yo, por mi parte, fui asignado al 2° batallón del 74° biao [regimiento] como jefe de pelotón del destacamento de izquierda. El jefe del biao era Luo Peijin, y el guandai [jefe de batallón], Liu Cunhou. Los soldados del Nuevo Ejército, todos ellos reclutas procedentes del campo, ya estaban sumamente descontentos con la tiranía y la corrupción del gobierno de la dinastía Qing, con la brutal explotación de la clase terrateniente, con los castigos corporales y con los insultos que sufrían en el viejo ejército y con la práctica de los oficiales de embolsarse parte de su paga. Por tanto, nos adentramos entre los soldados rasos haciendo propaganda revolucionaria, y entre ellos comenzaron a esparcirse poco a poco las semillas de la revolución. […]
El fracaso final de la Revolución de 1911 demostró plenamente que era impracticable el proyecto de una revolución burguesa en China. Esto se debía a que China ya vivía en la época del imperialismo y era un país oprimido por éste, y a que el enemigo principal de la revolución era precisamente el poderoso imperialismo internacional. La Revolución de 1911 y las sucesivas luchas desatadas a continuación para salvarla del fracaso fueron derrotadas principalmente por los caudillos militares, que gozaban del pleno apoyo de los imperialistas. Como enseñó Lenin, en la época del imperialismo, una nación oprimida no puede conseguir la auténtica libertad sin una serie de revoluciones. Evidentemente, con el fin de vencer al imperialismo, es imperativo movilizar en forma amplia y profunda a las masas populares y llevar a cabo una prolongada lucha revolucionaria. Semejante responsabilidad de dirección está decididamente más allá de la capacidad de la burguesía, y únicamente el proletariado es capaz de asumirla. El camarada Mao Tsetung dijo: Excepto la clase obrera, “en la época del imperialismo, ninguna otra clase en ningún país puede conducir una verdadera revolución a la victoria.” Dijo además: “¿Por qué terminaron en el fracaso los cuarenta años de actividad revolucionaria de Sun Yat-sen? Porque en la época del imperialismo, la pequeña burguesía y la burguesía nacional no pueden conducir ninguna revolución verdadera a la victoria”. [“Sobre la dictadura democrática popular”, Obras escogidas de Mao Tsetung, tomo IV, pág. 436] […]
Con la ayuda del Partido Comunista de China, el Dr. Sun Yat-sen, como demócrata revolucionario burgués que era, también sacó lecciones del fracaso de la Revolución de 1911 y tomó con valentía el camino de la cooperación con el Partido Comunista, con los obreros y campesinos y con la Unión Soviética socialista.