El “Vatayón Militante” creado por el kirchnerismo en las cárceles argentinas no es una originalidad de este gobierno. Su verdadero objetivo como fuerza de choque y mano de obra para vaya uno a saber qué planes de los que está tramando la Casa Rosada, reconoce antecedentes en la historia.
El “Vatayón Militante” creado por el kirchnerismo en las cárceles argentinas no es una originalidad de este gobierno. Su verdadero objetivo como fuerza de choque y mano de obra para vaya uno a saber qué planes de los que está tramando la Casa Rosada, reconoce antecedentes en la historia.
En la Francia de mediados del Siglo 19, Napoleón III, sobrino de Napoleón Bonaparte, presidente de la República Francesa a partir del 10 de diciembre de 1848, que mediante un golpe de Estado en 1851 se proclamó emperador, creó la “Sociedad del 10 de Diciembre”, organización de carácter secreto que le sirvió de ejército privado, compuesto de “vástagos degenerados y aventureros de la burguesía, vagabundos, licenciados de tropa, licenciados de presidio, huidos de galeras, timadores, saltimbanquis, lazzaroni, carteristas y rateros, jugadores, alcahuetes, dueños de burdeles, mozos de cuerda, escritorzuelos, organilleros, traperos, afiladores, caldereros, mendigos”, como analiza Carlos Marx en el Capítulo V de El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte.
Integrantes de esta Sociedad del 10 de Diciembre, calificada por Marx de organización del lumpemproletariado, tenían entre las tareas encomendadas por Bonaparte “improvisarle en sus viajes un público, representar el entusiasmo popular, gritar Vive l’Empereur!, insultar y apalear a los republicanos, naturalmente bajo la protección de la policía”, describe Marx, quien agrega que hubo denuncias de planes de asesinatos a opositores civiles y militares por parte de secciones de “decembristas”, como se los llamaba.
Recordamos esta historia, sólo para señalar la falta de originalidad de los “cerebros” de este gobierno, acostumbrados a la patota y a la tercerización de la represión. Sin buscar comparaciones, porque Cristina no es Napoleón III (más allá de sus deseos re-reeleccionistas).
Si entre los sueños de la presidenta está el de perpetuarse en el poder, usando el Vatayón Militante entre otros instrumentos, permítanos recordarle lo que decía Carlos Marx en el comienzo de la obra que estamos citando: “Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa”.