Karina: Desde hace más de un mes vivimos una situación bastante conflictiva por una ofensiva de la empresa, con la complicidad del gremio, que está tratando de reposicionar al gremio en todo lo que atañe a los trabajadores del subterráneo desconociendo al cuerpo de delegados que fue elegido democráticamente hace un año.
Nosotros venimos haciendo denuncias sobre el estado del material rodante, la falta de mantenimiento y de inversión, en base a investigaciones que hicimos con organismos técnicos.
Metrovías –el grupo Roggio– viene operando la concesión desde 1994. A partir de la crisis del 2001, el gobierno le reconoce que no haga los controles que tiene que hacer en una situación normal, y pasa a subsidiar a la empresa en esos rubros.
La situación es cada vez más grave y más caótica, y la empresa cuenta con la complicidad de los organismos supuestamente de control, como la CNRT, que tendrían que estar viendo esta falta de mantenimiento. Esto en una empresa totalmente subsidiada, tanto en las inversiones, mantenimiento, pago de salarios, como en el valor del pasaje. Encima, cuando son multados por algo, apelan y nunca pagan.
En este último tiempo tratamos de tomar un mayor compromiso, porque tiene que ver con las condiciones de trabajo de los compañeros y con la seguridad en el viaje de los usuarios.
–¿Vos en qué área trabajás?
K: Desde hace tres meses estoy en tráfico, soy guarda. Estaba en el sector de la boletería. La falta de mantenimiento, en nuestra línea -que es la más vieja y que tiene los mismos coches de 1913 -se ve diariamente cuando se rompen las formaciones. Nosotros lo que hacemos es sacar de servicio a las formaciones que no están en condiciones. Entre guardas y conductores hacemos una revisión rápida, y si no está en condiciones, avisamos a jefatura. Nosotros los de tráfico, entre otras cosas, constatamos que las puertas abran y cierren bien, y que funcionen las luces de salida.
–¿Y en tu caso cuál es tu tarea?
C: En boletería. El problema grave que tenemos es la relación con el usuario, por el maltrato de la empresa hacia el usuario, y nosotros somos los que ponemos la cara. A los guardas y los conductores les pasa lo mismo, y están más expuestos. La mayoría no entiende que no es que no querramos laburar, sino que es por el estado de los coches. Los propios compañeros entendieron que si una formación anda mal, tienen que decirle a los supervisores que esa formación no puede salir.
K: Esto nos lleva a una situación particular porque la empresa viene operando cada vez más para ponernos en conflicto con los usuarios. Usa los medios de comunicación, carteles y solicitadas, para atacar al cuerpo de delegados. Desde ya que lo hace con un guiño del gobierno, que se mantiene “al margen”. En el último período le mandaron a los compañeros sanciones, desde apercibimientos a suspensiones de 15 días, por hacer cumplir las condiciones de trabajo.
Además, el gremio ha mandado telegramas a los delegados planteando la posibilidad del desafuero por “prácticas desleales”.
A Néstor Segovia, delegado del Taller Constitución, la empresa le pide el desafuero, acusándolo de vandalismo y sabotaje, esto está en la justicia. Hay una operatoria muy fuerte, interna y externa. Los medios juegan con la empresa.
Han habido varias amenazas a compañeros. A Néstor Segovia le entraron a la casa. Hubo hechos bastante graves que los medios de comunicación silencian. El gremio opera con una patota de 20 o 30 personas que no son trabajadores de subterráneos que van y vienen por los lugares de trabajo.
Nosotros seguimos con las medidas de retirar las formaciones que no estén en condiciones, y en algunas líneas se votó trabajo a reglamento. Estamos en asamblea permanente, y aspiramos a que se abra un canal de diálogo. [el despido del compañero Segovia, posterior a esta entrevista, desencadenó el paro del 26].
–Ustedes venían con reclamos previos.
K: Sí. Venimos con el reclamo del 82% móvil para los jubilados, y con el tema de la insalubridad. Hay un primer fallo judicial, que reconoce la insalubridad para los trabajadores de talleres y de tráfico. Hace tres o cuatro meses salió un nuevo fallo diciendo que los estudios técnicos no eran rigurosos, y tira para atrás el primer fallo, pidiendo que se hagan los estudios técnicos de nuevo. La insalubridad implica, además de reducción de la jornada laboral, bajar la edad jubilatoria.
–¿Cuántos compañeros trabajan hoy en Metrovías?
K: Somos entre 3.500 y 4.000. Esto tiene que ver con dos procesos importantes. Por un lado la reducción de la jornada laboral a 6 horas, lo que implicó incorporación de personal, y por otro lado el ingreso de los trabajadores de las tercerizadas. En el ‘94, cuando Roggio toma la concesión, muchos de los trabajadores de Subterráneos de Buenos Aires se fueron con retiro voluntario, y fueron reemplazados por empresas del mismo grupo, pero con otros nombres. En este último tiempo, el Cuerpo de Delegados y los trabajadores hemos peleado que se incorporen a Metrovías, en igualdad de derechos.
–¿Qué han discutido con relación a unirse con los usuarios, frente a la campaña de la empresa?
C: Nosotros vemos que acá hay un déficit. Por eso tomamos con mayor empeño la denuncia de las condiciones de seguridad en que se trabaja y se viaja. Nos falta más articulación con asociaciones de consumidores, de usuarios, que estamos revirtiendo, y dando mayor difusión.
Desde ya, hay una estructura que está operando en contra nuestra. No tenemos los mismos recursos de la empresa, pegamos un cartel y cuando llegó la formación a la otra estación ya lo sacaron.
–¿En los talleres han cambiado las condiciones de trabajo?
C: Se nota la falta de elementos de trabajo. Está el caso del Taller Constitución, que la empresa está tratando de vaciar. Hasta hace tres o cuatro meses los delegados del taller estaban discutiendo con la empresa el mantenimiento de la línea H, que está por comenzar. Se había acordado que se iba a hacer en el Taller Constitución, que una de las pocas tercerizadas que quedan, CAF, pasaba al taller, y la reubicación de 8 compañeros del taller. Hubo un cambio de política por parte de la empresa, en acuerdo con el gobierno, y los coches nunca fueron al Taller Constitución.
–¿Cómo se organiza el Cuerpo de Delegados?
C: Ese es todo un tema, porque según el Estatuto, no somos la cantidad de delegados que deberíamos tener por los trabajadores que hay en la empresa. Esto se organiza por línea, y son casi la misma cantidad de delegados que en 1994.
–¿Porqué entendés que se da esta ofensiva ahora?
C: Creo que tiene que ver con un tema más nacional, del gobierno. No es sólo con los trabajadores del subterráneo, sino con todos los trabajadores. Nosotros en el último período hemos logrado una cantidad de conquistas, en lo salarial, en las condiciones de trabajo, y vemos una ofensiva contra los sectores más avanzados de los trabajadores.