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02 de October de 2010

Para Cristina Kirchner la inflación, la desocupación, los bajos salarios y jubilaciones, y la pobreza, son virtuales. Para ella, lo único real es pagar la deuda ilegítima, usuraria y fraudulenta, para seguir endeudando al país.

Desendeudamiento: otra mentira K

Anticipo Hoy 1308, será publicado miércoles 10 de marzo de 2010

1. El “desendeudamiento”
Los hechos se suceden con gran rapidez. Un día, Néstor Kirchner festejó en el avión que lo llevaba a Uruguay el “triunfo” del manotazo a las reservas del Banco Central, mientras CK entretenía al Congreso. Luego, el kirchnerismo perdió la conducción de las comisiones del Senado, la Comisión de Acuerdos le bajó el pulgar a la designación de Mercedes Marcó del Pont para presidir el Banco Central, y el Congreso se apresta a voltear el DNU del Fondo del Desendeudamiento (que reemplazó al Fondo del Bicentenario). Entretanto, una jueza trabó el uso de las reservas hasta que lo decida el Congreso. Cristina K respondió con un discurso en cadena denunciando un nuevo complot destituyente, y anunció que no respetará el fallo de la jueza Rodríguez Vidal: la descalificó por sentencias dictadas por “su pareja”, el juez Marinelli (contra Moreno en el caso Papel Prensa); mientras, el ultrakirchnerista Kunkel defiende al juez Faggionato Márquez, con decenas de procesos por corrupción (su fortuna incluye un avión).

Una bandera liberal
El gobierno anuncia que defenderá “a muerte” el “desendeudamiento”. Pero un sector del kirchnerismo busca una salida negociada con la oposición. No quieren quedar oponiéndose a que parte del dinero del “desendeudamiento” vaya a las provincias, y se reparta el impuesto al cheque. Se habla, también, de reuniones en las que se discute “cómo salvar al PJ de los Kirchner” negociando un acuerdo (que podría incluir a los K). Mientras, Néstor Kirchner marcha a asumir nuevamente la presidencia del PJ, a la que renunció en la noche de la derrota electoral del 28 de junio pasado.
También en la oposición hay quienes buscan negociar y quienes no. Estos consideran que las “palomas K”, nunca tuvieron ni tendrán el aval de los Kirchner, sino que los usan para ganar tiempo y dividir a la oposición. Cobos, que había quedado malparado con el apoyo al gobierno para la destitución del presidente del Banco Central, Martín Redrado, se ha colocado en el centro de las negociaciones, con el apoyo del radicalismo. Le ofrecen al gobierno autorizar por ley el uso de reservas para el pago de deuda. Por su parte, Elisa Carrió presentó una denuncia penal contra Cristina K por no acatar la sentencia de la jueza, y el diputado mendocino Omar de Marchi, del partido Demócrata, presentó un pedido de juicio político a la presidenta, acusándola de llevar el país a un choque de trenes.
¿Por qué el gobierno, que siempre buscó ocultarse tras su doble discurso “progre”, ahora se presenta como “el mejor pagador del mundo”, que siempre fue una “bandera” de la derecha liberal? Porque el presupuesto tiene un “agujero” del orden de los $ 80.000 millones. El plan K de cubrir ese bache incluye el Fondo del Bicentenario (ahora el de Desendeudamiento), las supuestas “ganancias” del Banco Central, y el aumento de recaudación impositiva, por la inflación. Para el 2011 el “agujero” en las finanzas públicas es mayor aún. Por eso, el gobierno manotea lo que puede adentro, y hace buena letra con los usureros de afuera, tratando de conseguir plata fresca. Los usureros aplauden, como hizo Hillary Clinton, pero le reclaman que arregle toda la deuda en default, que acepte las reglas de juego que incluyen las revisiones del FMI, y cuentas claras en el IndeK.

2. A muerte con la caja
El kirchnerismo hace una cuestión de vida o muerte su manejo de “la caja”, que incluye a todo dinero que pase por el Estado, planteando el objetivo central del “desendeudamiento”. Se niega a investigar el origen de las deudas, incluso las de la dictadura. Hay cientos de estafas al fisco probadas en las investigaciones de Alejandro Olmos y el juez Ballestero. Al revés de lo que dicen los K y las derechas opositoras, los países llamados “serios” revisan sus deudas.
No sólo es justo sino también imprescindible suspender los pagos e investigar para decidir cuáles son las deudas que hay que pagar y cuales son ilegítimas, fraudulentas o usurarias y no pagarlas. Es imposible resolver las urgencias del pueblo y de la Nación haciéndose cargo de la montaña de papeles mentirosos que esconden los grandes ilícitos que se cometieron con los fondos públicos.
Más aún, en una situación difícil como la que estamos atravesando, el pago de las deudas ilegítimas es una pesada carga que impide satisfacer la deuda interna.
Además, el agujero del presupuesto nacional no incluye el déficit de las provincias: el año pasado cerraron con una deuda de $ 9.300 millones (más intereses son $ 12.000 millones). A esto hay que sumarle lo que necesitan este año para sobrevivir.

3. Grandes luchas
Este 8 de marzo, en todo el país hubo actos y marchas combativos del movimiento de mujeres, en la lucha contra su doble opresión, agravada por la política kirchnerista.
La lucha de los docentes fueguinos, jujeños y de otras provincias, pese a la conciliación de Ctera con el kirchnerismo y los gobernadores, sigue muy firme. También continúa la lucha de los trabajadores de la salud, en particular la heroica huelga de los santiagueños.
En muchos gremios, a escondidas de los trabajadores, se están negociando el salario y las condiciones de trabajo en las paritarias. Negocian los petroleros que reclaman el 32% al básico del convenio. La UOM pide el 20%. Luz y Fuerza, que ya había firmado $ 800 en enero y febrero, pide otro tanto para marzo y abril.
La lucha contra el hambre, por trabajo y por jubilaciones dignas sigue avanzando. Los desocupados de la CCC y otras 30 organizaciones marchan a definir la continuidad del plan de movilización. También marchó el MIJP por el aumento de las jubilaciones y pensiones y demás reclamos de los mayores, que enfrentan el vaciamiento de los fondos de la Anses por parte del gobierno.
La bronca contra la política kirchnerista es enorme en el campo, y una y otra vez, busca desbordar a las direcciones bomberas que frenan la lucha tratando de arrear a las masas para furgonear a las derechas opositoras al gobierno.

4. La crisis de hegemonía
La pueblada en Maciá (Entre Ríos), donde las masas apedrearon a la policía por complicidad frente a dos violadores, y capturaron y apalearon a uno de ellos, muestra hasta que punto las masas toman en sus manos la resolución de sus problemas porque no creen en las instituciones que supuestamente deberían resolverlos. Hubo y hay zonas castigadas por las inundaciones o la sequía; con la inflación se multiplican el hambre y la pobreza; no hay aulas para 585.000 chicos; el sistema sanitario es un desastre, y la única razón que escuchan es la lucha.
El desboque de la inflación, de la mano de la política kirchnerista, golpea duramente las condiciones de trabajo y de vida de las grandes masas obreras, campesinas y populares. Las proclamas del gobierno como “triunfador” frente a la crisis económica, “distribuidor de la riqueza” y “mejor pagador de deuda del mundo”, se ven ridiculizadas por la realidad cotidiana de esas masas que deja al desnudo el doble discurso K.
Lo ocurrido en Maciá es una expresión concreta del profundo abismo que separa a los de arriba de los de abajo. Así como la represión a un acampe de la CCC en Misiones, y los juicios contra los luchadores populares, va siendo cada vez más la receta política frente a la rebeldía de las masas. Esto resalta la importancia de la movilización popular el 24 de marzo, frente a los intentos del kirchnerismo de reducir esa jornada de lucha a un festival oficialista.

Lo real y lo virtual
Lo que Cristina Kirchner llama Argentina real es tan fantasioso como la Argentina virtual que atribuye a “los grupos concentrados” rivales. El gobierno es el principal responsable por la situación del país. Es el fracaso de sus políticas lo que nos ha llevado a esta situación. Tres de cada 4 bonaerenses consideran que la situación es mala o muy mala (encuesta de Poliarquía, La Nación, 8/3); y es igual o peor en el resto de las provincias.
Por fuera de esa Argentina real, los grupos de poder –el de la derecha kirchnerista gobernante, sus amigos y sus socios; y los de las derechas opositoras–, se enfrentan en una feroz diputa por el reparto del poder y “la caja”. El mayor símbolo de los años 90, Carlos Menem –con la hiperinflación, el remate del patrimonio nacional por monedas, las “relaciones carnales” con los yanquis, etc.– reapareció un día como “salvador” del kirchnerismo pegando el faltazo en el Senado, y pocos días después, como el “héroe” de las derechas opositoras para cambiar de mano la manija del Senado.
Con la política kirchnerista la crisis económica agravó la crisis social. Crecen la bronca y la rebeldía de los de abajo. Frente a esta situación, los grupos de poder que integran el bloque dominante, bloque que ya venía fracturado, se han lanzado a una batalla institucional por el reparto del poder y las cajas. La situación se ha vuelto muy inestable: estas peleas se sabe como comienzan, pero nadie puede anticipar cuándo y cómo será el final. Sobre todo, porque luego del Argentinazo, la rebelión agraria y grandes luchas obreras han afirmado ese camino, y van creando nuevas condiciones para la unidad de las fuerzas populares, patrióticas y democráticas.
La situación es compleja y cambiante. Hay que incluir en ella la ofensiva del imperialismo inglés para saquear el petróleo de las aguas argentinas que colonizan, en lo que pesan muchos años de conciliación y claudicación nacional.
Pero importantes sectores van recorriendo el camino de la unidad multisectorial, terciando frente a los grupos de poder, como en el debate nacional que se va abriendo sobre la deuda ilegítima. Y también, recogiendo las enseñanzas de la Revolución de Mayo y la guerra emancipadora, en este bicentenario de la patria, para refundar una nueva Argentina, que resuelva la segunda y definitiva independencia.