Desde la llegada del cuerpo a la Sala de Salud del barrio María Elena de la Matanza, centenares de personas se hicieron presentes para despedir al doctor, al amigo, al camarada.
La “Salita”, testimonio de una vida profesional al servicio del pueblo, fue el lugar elegido por su familia y sus compañeros para homenajear a este médico que forma parte de una las páginas más memorables de la historia del movimiento obrero y popular argentino, haciendo carne la consigna “Salud para la lucha, y lucha para la salud”.
Desde la llegada del cuerpo a la Sala de Salud del barrio María Elena de la Matanza, centenares de personas se hicieron presentes para despedir al doctor, al amigo, al camarada.
La “Salita”, testimonio de una vida profesional al servicio del pueblo, fue el lugar elegido por su familia y sus compañeros para homenajear a este médico que forma parte de una las páginas más memorables de la historia del movimiento obrero y popular argentino, haciendo carne la consigna “Salud para la lucha, y lucha para la salud”.
Imposible escribir en frío sobre el Chino. Para todos los que lo conocimos, y que vimos crecer ese anticipo de un país mejor que es la Sala de Salud que nació de los vecinos del Barrio María Elena y del movimiento de desocupados de la CCC, es dolorosa la despedida.
Ese dolor de tantos hombres y mujeres del pueblo, que se apiñaron en la improvisada sala velatoria en la Salita desde tempranas horas de la tarde del 24, y siguió incesante toda la noche, expresa mejor que nada quién se fue. Una bandera del Partido Comunista Revolucionario testimoniaba la pertenencia del Chino, que tanto contribuyó a integrar en el terreno de la salud las propuestas del PCR.
Como relataron los compañeros, la historia militante del Chino es larga, desde sus comienzos como estudiante en La Plata, su incorporación al PCR, donde desarrolló distintas tareas antes de ser parte de sus queridos matanceros, a los que entregó sus conocimientos, su pasión y su lucha.
Conmovedor homenaje
La nublada mañana del 25, frente a la Sala, se realizó un conmovedor homenaje. Un emocionado Fredy Mariño destacó la presencia de la familia del Chino, y las múltiples adhesiones (ver aparte). Los primeros en tomar la palabra fueron los hijos, Ariel y Luciano, que reivindicaron la obra militante de su padre, e informaron de la decisión de la familia de que las cenizas del Dr. Chino descansen en la Sala, “su lugar en el mundo”. Mariño aclaró que el repentino fallecimiento del Chino encontró al compañero Juan Carlos Alderete en Jujuy, imposibilitado de llegar a tiempo al homenaje.
Hablaron luego Pedro Zamparolo, por el Comité Zonal partidario, sus compañeros de la Sala de Salud: (Hugo Pollola, Mónica Correa, Nuria Benítez, Jorge Orellano); el secretario general del PCR, Otto Vargas; Miguelina Gómez, dirigente del Movimiento de Desocupados de la CCC; y el director de la escuela 187 “Salvador Mazza”, cuyo laboratorio lleva, ya desde hace un tiempo, el nombre de Néstor Oliveri. Estaba acompañado por alumnos con la bandera de ceremonias.
Luego del homenaje, entre aplausos mezclados con llantos, y al son de la batucada que integran jóvenes recuperados de las adicciones –parte del trabajo de la Sala, reflejado en películas como Chino Clasista y Combativo y Masamadre- una multitud acompañó el cortejo fúnebre hasta la salida del barrio María Elena rumbo al crematorio. El paso de la caravana fue acompañado por el respetuoso silencio de los vecinos que acompañaban desde las casas. Al frente iba la ambulancia de la Sala, esa que luce orgullosa las siglas CCC, ambulancia donde lo vimos al Chino muchas veces en marchas y cortes, dispuesto a llevar a la práctica eso de “la salud para la lucha”.
- Ariel y Luciano Oliveri: "Lo que él dejó tiene que continuar"
- Pedro Zamparolo: "Homenajearlo tomando las banderas que él plantó"
- Otto Vargas: “Uno de los irreemplazables”
- Hugo Pollola, psicólogo social: “Sin parar de construir nunca"
- Mónica Correa, enfermera: “Nos dejó una gran enseñanza”
- Nuria Benítez, camarada y colaboradora: “El Chino era nuestro”
- Jorge Orrellano, médico: “El Chino nos buscó”
- Director de la Escuela Salvador Mazza: “Tenemos que seguir con lo que el Chino nos enseñó”
- Miguelina Gómez: “No era el doctor, era nuestro amigo”