Perón, enfrentando a los yanquis y la corriente lanussista prorrusa, se apoyó en parte en la relación con los italianos. Así Revelli Baumont encargado de las relaciones internacionales de Fiat lo acompañó en su regreso. El grupo Agnelli-Macri, continuaría con sus licitaciones en la CNEA, filtraría amigos en organismos del Estado y daría continuidad a sus negocios.
Perón, enfrentando a los yanquis y la corriente lanussista prorrusa, se apoyó en parte en la relación con los italianos. Así Revelli Baumont encargado de las relaciones internacionales de Fiat lo acompañó en su regreso. El grupo Agnelli-Macri, continuaría con sus licitaciones en la CNEA, filtraría amigos en organismos del Estado y daría continuidad a sus negocios.
El gobierno se trazó, entre sus líneas de trabajo, acentuar el intercambio con los países árabes. En el Ministerio de Bienestar Social, comandado por López Rega, se organizó la Unidad Operativa Proyecto Libio, la que llevó negociaciones con este país árabe. Se llegó a un acuerdo por el que exportaríamos carne y empresas argentinas construirían 20.000 viviendas sociales, por 200 millones de dólares.
Se firmó un convenio por el cual las viviendas las construiría Sideco. Lo firmaron López Rega, Franco y Antonio Macri, Juan Carlos Basile (secretario de Vivienda), Miguel Ángel Davico (secretario general de la Unión Obrera de la Construcción). Algo de carne llegó a exportar Blanco Villegas, las viviendas no se construyeron pues el acuerdo quedó trunco, pero revela el papel de algunas figuras importantes para nuestra historia.
La unidad operativa estaba a cargo de Celestino Rodrigo, hombre de pocas luces y bajo temperamento. El nervio operativo era su segundo: Ricardo Zinn, el verdadero autor del ajuste brutal conocido como “Rodrigazo” que aplicaron cuando, poco después, condujeron el Ministerio de Economía. Luego, bajo la dictadura, fue uno de los cerebros de los planes nefastos de Martínez de Hoz y un cuadro fundamental en los negocios de Impresit-Sideco.
Ricardo Zinn, junto a Alfredo Lisdero (síndico de Impresit Sideco), fueron los operadores fundamentales para copar el Banco de Italia y Río de la Plata. Compraron el 20% de las acciones en manos de Sudameris y, acordando con la familia Gotelli, en una asamblea designaron en su presidencia a los Macri, desplazando a los accionistas locales.
En algunos meses, el nuevo grupo fue comprando las acciones de los accionistas minoritarios, y el banco emblemático de la comunidad italiana comenzó a ser utilizado para otorgar créditos a las empresas del grupo. Así pasaron a controlar Supercemento y Dycasa, dos constructoras tradicionales y fuertes. Luego sumaron las empresas de seguros La Estrella y Juncal. Pasado un tiempo abandonarían a su suerte al BIRP que, bajo la dictadura, entró en quebranto.
En esos años compraron a la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires los terrenos lindantes con el puerto de Buenos Aires y comenzó la construcción de los edificios de Catalinas. Compró desde la avenida 9 de Julio hasta el puerto y edificó en Carlos Pellegrini y Libertador, uno de sus emblemas el “rulero”.
Otro cerebro clave en el desarrollo del grupo: Jorge Haieck, señaló la necesidad de una unidad superior en la operatoria del grupo y la necesidad de presentar en sociedad al primer holding que se constituyó en la Argentina: Socma. Se constituyó el 6 de enero de 1976 con seis empresas. Bajo la dictadura genocida se concretará la parte más nefasta del desarrollo del grupo pasando a constituirlo 46 empresas, como veremos en próximas notas.