Según se supo la semana pasada, los cheques no pagados dentro del sistema bancario –en unidades– vienen en dramático aumento. De enero a mayo, ascendieron a 738.000, mientras que en el mismo lapso de 2017 la cifra fue de 605.000, según la información relevada por el Banco Central. Un incremento del 22%.
Si se mide en cantidades, mientras en mayo de este año hubo unos 188.000 cheques no pagados, en el mismo mes del año anterior la cantidad fue de 142.000. Según aclararon desde el BCRA, el monto de cheques rechazados es aún más alto. Si se mide el monto, en pesos, casi se duplicó en el último año. En mayo pasado, se registraron cheques no pagados en el sistema bancario por un total de $8.272 millones mientras que, en el mismo mes del año anterior, la cifra había ascendido a $4.303 millones. Un aumento de 92%, o de casi un 70% si se contempla la inflación.
Dante Sica, el nuevo ministro de la Producción trató de quitar dramatismo al tema, aunque mostrando su preocupación en las grandes empresas más que en las Pymes dijo que “la prioridad en los próximos meses es trabajar sobre las cadenas de pagos de las Pymes”, debido a que muchas “son proveedoras o clientes de grandes empresas”.
Las grandes empresas están actualmente “pisando” los pagos y apurando todos los cobros. Las tesorerías de las compañías más importantes se sientan sobre su liquidez, cobrando y esperando que se acomode el panorama. En paralelo, los bancos se retiran de la plaza, que ya había perdido gran parte de las líneas de créditos subsidiadas tras las disposiciones del Banco Central de noviembre de 2017, que puso como meta que a fines de 2018 no haya más créditos subsidiados, que venían desde el gobierno anterior.
En el medio quedan las Pymes, lo que se puede ver claramente en los números y montos de cheques rechazados en el año, como registramos arriba. Además, el mes de mayo fue récord en cheques y montos rechazados. Al mismo tiempo, las empresas, que antes de la devaluación aceptaban pagos a 30 días, tras la fuerte suba del dólar, acortaron hasta sólo doce días y las mismas grandes empresas que piden acelerar los cobros estiran sus pagos hasta más de 30 días de lo previsto.
Todo esto cuando el Banco Central, ahora bajo la conducción de Luis Caputo, volvió a fijar la tasa de política monetaria en 40%, convalidando hasta 47% en las intervenciones en el mercado secundario de Lebacs. En el primer comunicado de política monetaria de la nueva gestión trató de justificarse diciendo que, aunque sus proyecciones internas “sugieren una desaceleración de la inflación”, el efecto de la corrida cambiaria de mayo aún no se reflejó del todo en traspaso a precios, con lo que la entidad monetaria “reconoce la presencia de riesgos de mayor inflación que la esperada”.
Así la perspectiva de créditos baratos para las Pymes de la que habló Dante Sica aparece muy lejana, condicionada a una rebaja de tasas difícil de vislumbrar por la crisis a que nos lleva la política de hambre y entrega del macrismo, que se refuerza con el pacto con el FMI, en un mundo cada vez más inestable por la guerra comercial entre las principales potencias imperialistas y la suba de las tasas de interés que la misma conlleva.
Hoy N° 1724 04/07/2018