En la sesión de la Cámara de Diputados del 19 de octubre se aprobó la Ley de promoción de la alimentación saludable.
Esta ley es un reclamo de muchos años de organizaciones vinculadas a la salud y ente otras cuestiones obliga a las empresas de alimentos a declarar con un octógono negro bien visible si el producto tiene un alto contenido de componentes nocivos para la salud (grasas, azúcar, sodio y calorías).
Los sectores concentrados de la industria alimentaria, con el apoyo de Juntos por el Cambio, hicieron lo imposible para que esta ley no salga, desde retrasar y obstaculizar su tratamiento hasta impedir que sesione la Cámara de Diputados no dando quórum. Defienden los intereses de los grandes monopolios en detrimento de la salud del pueblo.
En la Argentina, según la encuesta nacional de factores de riesgo que realiza el Ministerio de Salud de la Nación, realizada en 2018: el 62% de la población tiene exceso de peso, el 13% diabetes, el 29% colesterol elevado y el 35 % sufre de hipertensión arterial. La obesidad infantil supera el 30%. A esto se suma la mal nutrición producto de la crisis y la pobreza. En los barrios populares estos porcentajes son significativamente más elevados aún.
En este contexto, la industria alimentaria, altamente concentrada y monopólica elabora productos ultraprocesados con escaso contenido de nutrientes esenciales y llenos de azúcar, grasas saturadas, conservantes, etc. Productos que se ofrecen en coloridos envases con información engañosa. Esto es aún más peligroso en los productos destinados al consumo infantil, la mayoría de las veces publicitados con personajes reconocidos y dibujos atractivos.
Hoy, si queremos saber qué estamos comiendo cuando compramos un producto en el supermercado, el almacén o el kiosco debemos recurrir a una lupa que nos permita leer una información nutricional incompresible. Como esto es casi imposible, quedamos a merced de los monopolios de la industria alimentaria que agrandan sus enormes ganancias a costa de la salud de todo el pueblo.
La sanción de esta ley, además de obligar a las empresas a declarar de forma clara y visible el contenido de sus productos, prohíbe la publicidad con personajes infantiles en los productos destinados a la infancia. Así como también la venta de productos que tengan al menos una etiqueta de advertencia en las escuelas, ni se podrán incluir en los alimentos que se entregan en los comedores.
Para las y los que hacemos las compras cada día para alimentar a la familia es una herramienta que nos da derecho a saber y a elegir dentro de las posibilidades un producto de mejor calidad, que no siempre es más caro. Y a las empresas las obliga a mejorar la calidad de sus productos, utilizando materias primas de mejor calidad si no quieren que sus productos estén plagados de octógonos negros.
Esta ley es un avance en la pelea por una alimentación saludable y de calidad para todo el pueblo.
Hoy N° 1888 03/11/2021
