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03 de July de 2013

El espionaje K y el cambio de guardia en los cuarteles

Nuevos jefes en las fuerzas armadas

La presidenta cambió las cúpulas militares, lejos del momento tradicional que es fin de año. Pese a haber sido desplazada Garré de su ministerio, Cristina K impuso en la jefatura del Ejército al general Milani, eterno candidato de Garré.

La presidenta cambió las cúpulas militares, lejos del momento tradicional que es fin de año. Pese a haber sido desplazada Garré de su ministerio, Cristina K impuso en la jefatura del Ejército al general Milani, eterno candidato de Garré.
Milani mantenía una doble función: segundo jefe del Ejército, y jefe del área de inteligencia militar. Este segundo cargo no es nada despreciable, su presupuesto de 333 millones de pesos es superior a la suma que reciben los aparatos de inteligencia de Policía Federal, Gendarmería, Prefectura y Seguridad Aeroportuaria. Es conocido que Milani trabajaba directamente con Icazuriaga, el jefe de la Secretaría de Inteligencia del Estado. Es conocido, además, la participación de Milani, como militar de Inteligencia, en el Operativo Independencia, al lado del genocida Bussi. Y mucho se ha ocultado, a partir del pacto de Alfonsín y Jaunarena con Bignone y Harguindeguy, en el que se negoció la impunidad del aparato de inteligencia de la dictadura, por el que casi ninguno de los genocidas que integraron ese aparato están presos o imputados, cuando fueron los responsables directos de torturas y asesinatos a mansalva.
Cuando Garré manejaba Defensa, funcionaba con cama adentro de ese ministerio Mario Montoto, ex dirigente montonero devenido en representante de la empresa rusa Rosoboronexport. Desplazada Garré, Montoto siguió haciendo negocios con el ministro de Seguridad bonaerense, Casals.
Montoto es ejecutivo de empresas como Sicrely, especializada en supervisión y monitoreo de personas: Global View dedicada a vigilancia urbana, y Codesur proveedora de armas para la defensa y la seguridad.
Con el paso de Garré de Defensa a Seguridad, se consolidó el cambio estratégico en Gendarmería y Prefectura de fuerzas de frontera a fuerzas de represión a la lucha popular. Expresión de lo cual fue el sistema de espionaje a las organizaciones sociales y populares: Proyecto X.
Así, mientras se sigue cumpliendo el pacto con los ingleses de mantener desmontado el aparato de defensa nacional (hoy las Fuerzas Armadas solo podrían pelear dos horas según confesión de la propia Garré), la estructura clave de esas fuerzas, el Ejército, es puesto al servicio de la inteligencia K.
No es casual, entonces, que Julián Asange, el fundador de WikyLeaks que destapó las porquerías del aparato de inteligencia yanqui  y de otros países, haya declarado recientemente que el gobierno argentino tiene “el régimen de vigilancia más agresivo de América Latina”. Un buen ejemplo de “la década ganada K”.