En relación a la brutal represión acontecida en Libertador General San Martín los medios de comunicación, locales y nacionales, le dedicaron mucho tiempo y espacio a la cobertura de la lucha del pueblo de Ledesma que bajo la consigna “Por tierra, trabajo y vivienda” había ocupado 15 hectáreas, propiedad de Ingenio Ledesma SA. Predominó el relato de los hechos, pero no faltaron, ni faltan, quienes tanto desde los grandes medios de la derecha opositora como desde la derecha del oficialismo kirchnerista evitan tocar los temas estructurales, de fondo, de la provincia de Jujuy.
Se le atribuye al rey Luis 14, un absolutista monárquico que gobernó Francia desde la mitad del siglo 17 hasta los primeros años del siglo 18, la frase “El Estado soy yo”. En relación al ejercicio del poder en la provincia de Jujuy a Carlos Pedro Blaquier, presidente del Directorio de la empresa Ledesma SA, se lo puede señalar como un verdadero émulo de aquel rey en pleno siglo 21. El Estado de la provincia de Jujuy se controla desde las oficinas del Ingenio Ledesma.
Los hechos que sostienen esta certeza son diversos, el juez Samman libra orden de desalojo a solicitud de la empresa, es decir que el andamiaje jurídico legal que sostiene al Estado de las clases dominantes y su sistema económico-político, basado en el derecho de propiedad de 157.556 hectáreas de las mejores tierras de Jujuy (de las cuales cultivan 40.000 hectáreas) se aplica sin dudas ni restricciones. Sobre esta base jurídica procede la policía como fuerza de seguridad que hacer cumplir “lo que manda la ley”.
He aquí una verificación práctica de la concepción marxista del Estado. Decía Lenin “todo Estado en el que existe la propiedad privada de la tierra y los medios de producción, en el que domina el capital, por democrático que sea, es un Estado capitalista, una máquina en manos de los capitalistas para el sojuzgamiento de la clase obrera y los campesinos pobres”, cuestión que los posmodernos y posmarxistas del tipo de Portantiero, Laclau o Chantal Moufe daban y dan por superada porque consideran al Estado como una “esfera autónoma”.
El hecho de que el propio gobernador de la provincia, Walter Barrionuevo, en la conferencia de prensa del jueves 28 dijera que no sabía del operativo y que “me extraña que aparentemente el personal de seguridad de la empresa Ledesma habría estado presente en el lugar”, es una demostración palmaria de que en momentos como éstos, el control del Estado no está en un gobernador circunstancial, lo que no significa que tanto el gobierno nacional como el provincial puedan eludir la responsabilidad política de los asesinatos.
“El Estado soy yo”, diría Carlos Pedro Blaquier. El Parlamento y el Poder Ejecutivo son instrumentales a la hora de sancionar leyes que mantienen el statu quo del verdadero poder en manos del capital monopolista y terrateniente que controla Jujuy. El poder de Ledesma SA consiste, además, en que por la totalidad de las tierras que posee en Jujuy, el impuesto inmobiliario que pagó en el año 2008 fue de $9,14 por hectárea, y el año 2010 por Ingresos Brutos pagó $3 millones, cuando su ganancia en este año fue de $158 millones. Entre los años 2004 y 2007 por Ingresos Brutos no pagó ni un peso, es decir fue exceptuado, debido a que se acogieron al Pacto Fiscal II de Menem y al que la Legislatura de Jujuy y el Poder Ejecutivo adhirieron. “Buenos muchachos” diría Blaquier. En la actualidad por este impuesto pagan una alícuota de 1,6%, cuando las cooperativas de viviendas que construyen las organizaciones de desocupados o un comerciante minorista pagan el 2,5%. Los impuestos provinciales son para ellos “una propina en un café”, que entregan a la provincia desde donde, entre 1994 y 2010, se llevaron ganancias por $774.049.014.
En el Municipio de Libertador General San Martín por el impuesto de alumbrado, barrido y limpieza pagan menos que la Feria Municipal. El control de Ledesma sobre el Estado de Jujuy le asegura: que se legisle a su favor, que se les cobre pocos impuestos y se los exima, y el uso de la represión para resguardar su propiedad, sus ganancias y sus leyes.
La empresa Ledesma en los años kirchneristas avanzó en su poder y sus ganancias, de allí que Carlos Pedro Blaquier le dedicara una poesía a Cristina Fernández de Kirchner, y se sustenta en que el gobierno le otorgó un cupo de etanol de 48.996 metros cúbicos para el año 2011, el más importante de los que se distribuyó entre los monopolios productores de este biocombustible.
La empresa Ledesma en los años kirchneristas avanzó en su poder y sus ganancias, de allí que Carlos Pedro Blaquier le dedicara una poesía a Cristina Fernández de Kirchner, y se sustenta en que el gobierno le otorgó un cupo de etanol de 48.996 metros cúbicos para el año 2011, el más importante de los que se distribuyó entre los monopolios productores de este biocombustible.
Esto no quiere decir que en los planes de la empresa sus preferencias político-electorales para octubre venidero sean mecánicamente a favor de los K, tal vez el propio operativo salvaje de represión que costó la vida de cuatro jujeños, se inscriba en otro plan. Blaquier se enamoró de la dictadura como de Menem, o ahora de Cristina Fernández de Kirchner, pero no se casa con los gobiernos de turno y puede mantener su apego a los Kirchner en tanto les sean funcionales. El operativo de represión salvaje que se ejecutó el jueves pasado responde a una estrategia de preservación de su poder, que ya conocimos en las últimas décadas con la Noche del Apagón de julio de 1976 o con el asesinato de Ibáñez y Cuellar en el año 2003, año en el que Eduardo Fellner era gobernador de la provincia.
En un nuevo momento de dolor y luto para nosotros reafirmamos que sólo la revolución democrática, popular, agraria y antiimperialista podrá terminar con el Estado de los Blaquier y del bloque de las clases dominantes que gobiernan la Argentina.