El viernes pasado el Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó el giro de US$10.800 millones, luego de dar por terminada la tercera revisión de la evolución económica de Argentina, en el marco del Acuerdo stand-by a 36 meses renegociado el 20 de junio de 2018. Así, el gobierno de Macri podrá cumplir con su anuncio de subastar US$ 60 millones diarios en el mercado, a partir del 15 de abril.
Claro que el nuevo tramo del “auxilio financiero” del FMI llegó con advertencias y un pedido de mayor ajuste para lograr los objetivos de equilibrio fiscal pactados en el acuerdo inicial. Al término de las deliberaciones sobre el plan económico de Argentina, en un comunicado la directora gerente del organismo Christine Lagarde dijo, aparte de los elogios del caso: “A la luz de un nivel inferior al esperado del ingreso tributario en el primer semestre del año, será crítico actuar continuamente con prudencia en la ejecución de los planes de gasto”, e instó al gobierno de Macri a “tomar otras medidas para incrementar los ingresos fiscales a fin que la posición fiscal de 2019 llegue al balance primario”. Es decir, ajustar más el gasto y aumentar la presión tributaria para aumentar los ingresos fiscales.
También la aceleración de los precios recibió una severa mención de parte del FMI. “La inflación sigue siendo elevada; las expectativas inflacionarias están aumentando y la inercia inflacionaria resulta difícil de quebrar”, puntualizó Lagarde. Pero avaló el aumento de las tarifas que echa más leña al fuego de la inflación y, de hecho, el mantenimiento de las elevadas tasas de interés (al elogiar la política de mantener el “crecimiento cero de la base monetaria hasta finales del año”) que son precisamente las que siguen hundiendo junto al ajuste fiscal toda la actividad económica, con el resultado de que se achican aún más los ingresos fiscales requiriendo un mayor ajuste y entrega.
Claro que este reclamo de mayor ajuste fiscal y monetario viene acompañado de la hipocresía propia de los imperialismos: “Proteger a los más vulnerables del impacto de la recesión y de la elevada inflación sigue siendo una prioridad crítica. Las autoridades han tomado una serie de medidas para mejorar la cobertura de la red de protección social y proporcionar más recursos a los pobres. Se necesitará un trabajo continuo para abordar las brechas restantes y mejorar la eficacia de los programas sociales en la lucha contra la pobreza”, señaló Lagarde. Para lo cual se acompaña la limosna de permitir una ampliación del gasto social del 0,2% al 0,3% del PBI, una gota en el desierto del consumo y la inversión que genera su política.
Finalmente, el comunicado se da el lujo de señalar lo que la Argentina debe hacer en adelante: “Las reformas del lado de la oferta son esenciales para lograr un crecimiento vigoroso, sostenible y equitativo y para mejorar los niveles de vida de la población argentina. Las prioridades incluyen esfuerzos adicionales por crear un sistema tributario menos distorsionador, promover una mayor competencia en los mercados internos de productos, eliminar las barreras al comercio internacional y a la inversión extranjera, afianzar la gobernabilidad, hacer frente a la corrupción y promover la equidad de género.
“El éxito de los planes de políticas de las autoridades depende de una implementación continua y resuelta. Esto requerirá la construcción de un apoyo amplio a favor de políticas que mitiguen las vulnerabilidades económicas, incrementen el potencial de crecimiento de Argentina y promuevan la confianza del mercado”, concluye el FMI para reiterar, por ahora, el mantenimiento del “auxilio financiero” que garantice la continuidad del saqueo imperialista de la Argentina, postergando el inevitable default al que el macrismo lleva al país con su endeudamiento usurario y el pacto de sumisión al FMI, que ahoga toda posibilidad de un desarrollo independiente autosostenido.
Hoy N° 1762 10/04/2019
