Exactamente en el momento en que culmina su proceso de normalización alcanzando su tan anhelada autonomía, la Uader será reemplazada por una Universidad Nacional intervenida por el gobierno nacional. Crónica del nuevo ataque y de la resistencia sin fin.
El día miércoles 3 de octubre pasado, en el Senado de la Nación, aparece un proyecto de Ley que crea una nueva Universidad en Entre Ríos en base a lo que constituye actualmente la Uader, obteniendo dictamen favorable en las Comisiones de “Presupuesto y Hacienda” y en la de “Educación y Cultura”. Todo parece indicar –considerando la composición partidaria tanto de Cámara de Senadores como la de la Cámara de Diputados- que pronto será aprobado y se convertirá en Ley nacional. Las distintas voces oficialistas en la provincia declaran públicamente que se trata de un proyecto de nacionalización de la Uader. En realidad, se trata de la creación de una nueva Universidad nacional en Entre Ríos que absorberá a la Uader, implicando su desaparición paulatina. Exactamente en el momento en que culmina su proceso de normalización alcanzando su tan anhelada autonomía, la Uader será reemplazada por una Universidad Nacional intervenida por el gobierno nacional.
Decisiones sobre el destino de la Uader que se resuelven de manera inconsulta
En esas dos comisiones del Senado, en Buenos Aires, se estaba jugando con el destino de la Uader y nadie sabía nada aquí en Entre Ríos. De manera totalmente casual, la comunidad de la Uader se entera, ese mismo día de aprobación del Proyecto de Ley. El Senador Filmus, integrante de la comisión de la Comisión de Educación, anuncia lacónicamente en su twitter, haciendo gala de un alarmante desconocimiento sobre nuestra Universidades: “creamos la UNER en base a la Uader”.
Son decisiones que se están tomando a espaldas de quienes integran la Uader, a espaldas de las mismísimas autoridades interventoras de la Uader designadas por el Poder Ejecutivo Provincial (ya existe un Pronunciamiento en el Consejo Consultivo de la Facultad de Gestión y en el Consejo Consultivo de la Facultad de Humanidades, rechazando ese Proyecto de Ley y reconociendo su sorpresa , total desconocimiento y desinformación existente sobre la temática), a espaldas de la comunidad entrerriana en su totalidad y de una población trabajadora aun más extensa regionalmente, que envía sus hijos a esta Universidad y contribuye con su trabajo e impuestos al funcionamiento una Universidad pública provincial única en el país.
En verdad, ya existía el Proyecto de Ley de la Nacionalización de la Uader, ingresado en noviembre del año pasado por la senadora Blanca Osuna, quien en aquel entonces se había convertido en la intendente electa de Paraná. Sin embargo, el dictamen final que aprobaron las mencionadas comisiones transformó significativamente el proyecto original, que obra como antecedente. Pues ahora, el último proyecto aprobado este miércoles 3 de octubre, crea una nueva Universidad Nacional en Entre Ríos, denominada “Fermín Chávez” que incorporaría paulatinamente las carreras de la Uader. Además, esta hipotética universidad nueva incluirá nada menos que el nombre propio de una persona: ¿acaso intentando, desde su designación, amenazar la necesaria libertad y la falta de condicionamientos en la orientación ideológica política que debe garantizar toda Institución pública productora de conocimientos?
El artículo tercero de esta nueva Ley ordena crear una comisión designada por el Ministerio de Educación de la Nación, conformada por dos representantes de ese Ministerio, un representante de la UNER, un representante del Conicet y un representante de la Uader. Esta comisión, que la inmensa Uader integra en abrumadora y humillante minoría, determinará el proceso de “compatibilización disciplinar y geográfica de las carreras”, como queda allí expresado de manera eufemística; esto es, decidirá qué carreras incorporaría la Universidad Fermín Chávez y cuáles permanecerán en la Uader o bien, sencillamente, desaparecerían por razones geográficas y de compatibilidad: recordemos que la Uader posee carreras (sobre todo profesorados y tecnicaturas con nivel universitario) que no solamente están presentes en Paraná; se replican y están presentes en varios departamentos ofreciendo la oportunidad, para aquellos jóvenes de localidades más pequeñas, de continuar sus estudios universitarios sin abandonar su lugar de origen. Ellas podrían ser las primeras carreras sujetas al nuevo desguace.
Asimismo, este proyecto de Ley ordena el traspaso de todos los bienes tangibles e intangibles de la Uader hacia la nueva Universidad Nacional: edificios, bibliotecas, laboratorios, diversos bienes culturales considerados de patrimonio provincial; la transferencia de los trabajadores administrativos, de los docentes y estudiantes. Nada menos que el Congreso de la Nación, está resolviendo el destino de un conjunto numeroso de personas y bienes patrimoniales sin que los propios afectados directos fueran –al menos- consultados al respecto.
Se trata no sólo de un atentado contra la autonomía de la Universidad, sino también lesiona gravemente la autonomía de la provincia de Entre Ríos: la Universidad provincial pública está protegida por la propia Constitución provincial del año 2008, que en su artículo 269 otorga carácter constitucional a la Universidad provincial. Peor aún, el proyecto de ley nacional dispone elaborar una ley provincial que se ajuste a esta nueva “metamorfosis” institucional, con lo cual se incurriría en una flagrante violación de nuestra Constitución provincial.
Incertidumbre absoluta para todos
¿Cuál sería entonces el destino de la Uader? Una universidad presente en la mayoría de los departamentos de nuestra provincia, que expide más de 70 títulos –todos con reconocimiento nacional-, con una matrícula de más de 20.000 alumnos, con casi 3.000 docentes, en pleno proceso de normalización que culminaría el 21 de diciembre de 2012 con la elección de sus autoridades -consejeros, decanos y rector- y la elaboración de un Estatuto definitivo, con lo cual se daría una autonomía plena.
Al respecto, las autoridades provinciales aseguran que el proceso de normalización finalizaría sin problemas, pero la creación de una nueva Universidad absorberá sus carreras más importantes e implicará que la Uader se transforme en una Universidad residual, en el mejor de los casos, si no es que decididamente desaparezca. Mientras tanto, se constituirá una nueva Universidad Nacional con su respectivo rector organizador designado por el PEN (Poder ejecutivo Nacional). De esa manera, una Universidad más importante permanece en manos de la intervención gubernamental; se comienza un proceso de normalización desde cero (con todo lo que ello implica en materia de procesos de evaluación y acreditación de cada carrera). Además, la provincia se “libera” de afectar su presupuesto en una Universidad pública para los entrerrianos, justamente en el marco de una situación no muy holgada financieramente para la administración entrerriana. Aquí se evidenciaría que la Educación no es una prioridad para la gobernación provincial.
Todo ello constituye un manifiesto atropello de derechos adquiridos por docentes concursados, administrativos, estudiantes y graduados de la Uader, que se transferirán a la nueva Universidad o permanecerán en una Uader “fantasma”. La incertidumbre es total respecto a la situación laboral de todos los docentes y administrativos; el destino de sus aportes previsionales, su futura situación como jubilados (¿provinciales, nacionales?: no es necesario aclarar que con la nacionalización la edad jubilatoria se extiende y, como bien se sabe, es significativamente inferior la jubilación nacional pues no se respeta el 82% móvil, etc.); hay incertidumbre en relación a la situación de los graduados y de los actuales estudiantes que poseen o recibirán títulos expedidos por una Universidad que va a desaparecer o funcionar marginalmente.
En definitiva, este proceso decidido desde “arriba”, de manera descaradamente inconsulta en el Senado de la Nación, afecta directamente los intereses de todos los entrerrianos y está generando una reacción masiva de repudio, descontento e inquietud por el futuro de los alumnos que cursan en ella, por sus carreras, por la improbable inserción de sus graduados –una vez que la Uader sufra tan brutal desguace–, por la transferencia de los administrativos, docentes y jubilados. Con el falso pretexto de nacionalizar una Universidad, están encubriendo una “reducción” presupuestaria que ejecuta este gobierno en detrimento de nuestro pueblo entrerriano y, sobre todo, de la clase trabajadora que envía sus hijos a la Universidad pública provincial presente en la mayoría de los departamentos de la provincia. Se comete una verdadera perversión en el discurso: en principio, se proclama como un logro y una victoria, una falsa Nacionalización de una Universidad, pero en verdad se trata de una nueva estrategia para encubrir un desvergonzado ajuste presupuestario en la provincia –plasmado en la eliminación de carreras “incompatibles” y en el traspaso del resto a la Nación–; y será también la oportunidad de continuar subyugando la vida universitaria entrerriana bajo control y manejo del gobierno de turno.
* Juan Fraiman.
Miembro de la Asamblea Interclaustros en Defensa de la Uader. Miembro docente del grupo “Por una Universidad Pública, Autónoma y Democrática” en la FHA y Sociales.