Corresponde que abordemos en esta columna la gran rebelión chacarera de comienzos del siglo 20, que pasó a la historia como El Grito de Alcorta, ya que en ella se alzó una parte fundamental del principal aliado de la clase obrera. Esta prolongada huelga se desarrolló entre el 25 de junio de 1912 y agosto de 1913, nació en el sur de Santa Fe, y se extendió rápidamente a provincias vecinas.
Corresponde que abordemos en esta columna la gran rebelión chacarera de comienzos del siglo 20, que pasó a la historia como El Grito de Alcorta, ya que en ella se alzó una parte fundamental del principal aliado de la clase obrera. Esta prolongada huelga se desarrolló entre el 25 de junio de 1912 y agosto de 1913, nació en el sur de Santa Fe, y se extendió rápidamente a provincias vecinas.
Entre sus impulsores se encontraban militantes socialistas y anarquistas, sectores de la iglesia, y otros, que, hartos de los abusos de los terratenientes, en medio de manifestaciones combativas declararon la huelga por tiempo indeterminado hasta conseguir: 1) rebaja general de los arrendamientos y aparcerías; 2) entregar en las aparcerías el producto en parva o troje, como salga; 3) contratos por un plazo mínimo de 4 años, y 4) libertad de trillar y asegurar sus sementeras.
En el curso de la lucha, el 15 de agosto se fundó la Federación Agraria Argentina, FAA, expresando la necesidad de los chacareros de contar con una organización central. El 21 de septiembre apareció el primer número de su periódico Boletín Oficial, que a partir del 25 de junio de 1913 se llamó La Tierra. Ya en los inicios de la FAA se libró una dura lucha de líneas entre un sector más de izquierda, y otro, que a la postre hegemonizó, reformista.
Como la clase obrera en esos años, también los chacareros tuvieron sus jornadas sangrientas y sus mártires –por la represión de los terratenientes y policial– como ocurrió con los anarquistas organizadores Francisco Mena y Eduardo Barros en un acto de los agricultores en Firmat, y luego en Rosario con el propio líder de la FAA, el abogado Francisco Netri. La lucha fue creciendo en apoyo popular. Se expresaron a favor de la huelga los socialistas, con la presencia en las asambleas de chacareros de su principal dirigente, Juan B. Justo, los anarquistas influenciando en los sindicatos, y pequeños comerciantes y curas.
Esto llevó a que se fracture el frente de los terratenientes, como se expresó en las posiciones favorables a una rebaja de los arrendamientos por parte del gobernador radical de Santa Fe, recién asumido, conservadores como Enrique Carbó en Entre Ríos o Lisandro de la Torre en Rosario.
Para agosto de 1913, cuando se da por terminada la huelga, la mayoría de los chacareros habían obtenido rebajas en los arrendamientos, aunque se mantenían las cláusulas leoninas de los contratos, incluido las restricciones a la libertad de comprar y vender (ver Eugenio Gastiazoro, Historia Argentina, tomo III: “El Grito de Alcorta”, págs. 151/4).