En 1867, por ley, se prohibió la renovación de los contratos y se autorizó la venta de la tierra pública arrendada. Familias enteras consiguieron grandes concesiones a nombre de cada uno de sus miembros por tierras que los subarrendatarios habían pagado con creces. Sonó como una brutal ironía la canción de los hermanos pampas: “Esta es, hermanos, nuestra pampa. /No es la tierra estrecha. /La tierra es bien ancha. /Por mucho que quieran a todos alcanza”.
02 de October de 2010