Noticias

19 de June de 2019

La ganancia o la vida

El negocio de las farmacéuticas

Pfizer, el monopolio farmacéutico estadounidense, escondió estudios que podrían indicar que uno de sus medicamentos podría ser útil para el Alzheimer.

En enero del año 2018, Pfizer anunció que ya no seguiría buscando nuevas medicinas para tratar el Alzheimer. Un vocero del monopolio yanqui aseguró que las decisiones se habían basado exclusivamente en la ciencia. Sin embargo, Pfizer también justificó la determinación como “el resultado de un ejercicio de reasignación de gastos para enfocarnos en aquellas áreas donde nuestra cartera de productos, y nuestra pericia científica, son más fuertes”.

Pero el periódico estadounidense The Washington Post reveló, en estos días, que la empresa ocultó que, en su momento, había optado por no comprobar ni compartir los resultados de un estudio con potenciales implicaciones para la batalla contra el Alzheimer.

El estudio, que se ocultó, se basó en el análisis de cientos de miles de reclamaciones de seguros, que arrojaron que una de las medicinas más conocidas y vendidas de Pfizer, un antiinflamatorio denominado Enbrel, empleado para tratar la artritis, parecía reducir el riesgo de Alzheimer en un cierto porcentaje.

Afirma Washington Post que una presentación preparada para un comité interno de Pfeizer a inicios de 2018, dice que “Enbrel podría potencialmente prevenir, tratar y retardar la progresión de la enfermedad de Alzheimer de forma segura”. La empresa, sin embargo, le confirmó a The Washington Post que no solamente descartó realizar la prueba clínica que habría permitido comprobar o descartar esta hipótesis, sino que también decidió no hacer público el hallazgo. Según el Washington Post, Pfizer también explicó que consideró que la probabilidad de un ensayo clínico exitoso era baja y que optó por no publicar sus datos debido a sus dudas sobre los resultados y que la publicación de la información podría haber llevado a científicos externos por un camino inválido. “La compañía dijo que durante sus tres años de revisiones internas decidió que Enbrel no se mostraba prometedora para la prevención del Alzheimer porque la droga no llega directamente al tejido cerebral”, reportó el muy conocido diario estadounidense.

El periódico también cita a prestigiosos científicos criticando la decisión de Pfizer, sosteniendo que, al menos, tenían derecho a conocer esa información que podría abrir nuevos caminos a la investigación. Por ejemplo, uno de los argumentos de Pfizer fue que, para que el medicamento fuera efectivo para el Alzheimer, debía poder atravesar la barrera hematoencefálica, y el Enbrel no lo hace. Sin embargo, hay algunas evidencias científicas de medicamentos que tampoco lo hacen y podrían tener efectos paliativos y retardantes.

Medicinas descubiertas para un fin y útiles para otro
En la historia de la farmacología ha ocurrido con frecuencia que sustancias descubiertas por un fin, son útiles para otro. Un caso histórico es el de las sulfamidas. Estas sustancias habían sido patentadas en 1909 como producto intermedio de la fabricación de anilinas. En 1935 su patente no había caducado. Entonces se modificó la molécula patentada para dar lugar al llamado Prontosil Rubrum y así declararlo como “nuevo”, para su utilización como bactericida. ¿Cuántas victimas podrían haber sido tratadas en el lapso en que se realizó esta voltereta legal para lograr su uso?

Pfizer misma tiene otro ejemplo. El Viagra fue logrado en esa empresa con el objeto de tratar la hipertensión arterial. Luego se descubrió un efecto inesperado: el tratamiento del déficit de la erección masculina. Este cambio de objetivos terminó generándole a Pfizer decenas de miles de millones de dólares de ganancias como fármaco para la disfunción eréctil. ¿Por qué no actuó ahora de la misma manera?

Patente con vencimiento próximo
Lo que inspira sospechas es que el Enbrel, a diferencia del Viagra, tiene su patente próxima a vencer y Pfizer no hubiera tenido el monopolio y las ganancias que se derivarían de esa situación. Proseguir las investigaciones hubieran significado millones de dólares de gastos sin grandes beneficios para la empresa. Si fuera así ¿es esto admisible?
Es verdad que ciertos efectos de antiinflamatorios del tipo del Enbrel eran conocidos. Y que es posible que este medicamento no fuera nunca útil para la enfermedad. Lo que es cuestionable es porqué Pfizer no comunicó sus estudios, por precarios que fueran. Sus aciertos o errores podrían haber ayudado a otras investigaciones. Desde el punto de vista empresarial, Pfizer tiene derecho a decidir en función de sus ganancias. Las preguntas son ¿esto vale en el caso de los medicamentos, que se relacionan con un derecho inalienable como es el de la salud? ¿Este derecho debe someterse a la ecuación costo beneficio de una empresa? Y más aún ¿el derecho de la libre empresa es superior al derecho a la vida?

¿Salud o ganancia? Esa es la cuestión para el ser humano y la Nación
Los antibióticos fueron secreto de guerra hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial. EEUU ocultó su uso y en esto se basó su preminencia en este rubro por años. Quién escribe estas líneas, tuvo, en su niñez, infecciones reiteradas por estreptococos en garganta. Nacido en 1945, conoció las sulfas como primer tratamiento y recién a los 5 años pudieron aplicarle penicilina. Tuvo suerte, sino no estaría escribiendo esto. ¿Esto debe seguir repitiéndose?

¿No será que el Estado (uno de nuevo tipo, de democracia grande) tiene que regular esta cuestión? Y más aún ¿no debiera asumir, como tarea central, la fabricación de medicamentos esenciales y la investigación básica y aplicada y el desarrollo tecnológico de otros nuevos?

Decía el Dr. Ramón Carrillo que en el hombre argentino reside la verdadera Nación. ¿Lo expresado más arriba no es parte de los derechos de argentinas y argentinos?

Distintas potencias consideran que su Defensa Nacional no es solamente armas, aviones, cañones y barcos. Integran a la misma la seguridad alimentaria, la seguridad energética, la seguridad ambiental, y la seguridad sanitaria, entre otras. ¿Qué pasaría, en una guerra justa como la de la Recuperación de nuestras Malvinas, si insumos médicos esenciales dependieran del enemigo?

Tampoco, por seguridad sanitaria de una defensa nacional patriótica y popular, integral e integrada, se debe admitir que los intereses de una empresa sean contrarios a los de Argentina y, lo más importante, a los de lo principal de sus fuerzas productivas, el ser humano que trabaja con y en los medios de producción.

Escribe Horacio Micucci

Hoy N° 1771 19/06/2019