El 8 de setiembre, un nuevo “accidente” que involucra sustancias químicas se produjo en el proyecto Veladero (Iglesia) que explota la empresa Barrick. Fue en la semana previa al aniversario del desastre ambiental más importante de la historia argentina, causado en esa oportunidad por el derrame de más de un millón de litros de solución cianurada en el cauce del Rio Potrerillos, un afluente de Rio Blanco.
El 8 de setiembre, un nuevo “accidente” que involucra sustancias químicas se produjo en el proyecto Veladero (Iglesia) que explota la empresa Barrick. Fue en la semana previa al aniversario del desastre ambiental más importante de la historia argentina, causado en esa oportunidad por el derrame de más de un millón de litros de solución cianurada en el cauce del Rio Potrerillos, un afluente de Rio Blanco.
En principio algunos pensaron que sólo era “un recuerdo del Facebook”, porque una vez más, como sucedió en septiembre de 2015, la población se enteró por trascendidos en las redes sociales virtuales. Y pensar que algunos periodistas “serios”, tienen el tupe de acusar a los militantes de la oposición de confundir a la gente, cuando ningún organismo estatal informa en tiempo y forma qué pasa en la mina y qué magnitud tienen los “accidentes”. Todo es oscuridad en este aspecto, es una constante de la “minería responsable”.
Según voceros de la empresa, ellos informaron sobre lo sucedido al gobierno provincial el 8 de septiembre, apenas detectado el hecho. Según el ministro de Minería, Hensel, el gobierno sabía desde el lunes (12/09) ¿Quién dice la verdad? A esta altura de las circunstancias es lamentable decir que no se puede confiar ni en el gobierno ni en la empresa. Preguntamos ¿y la policía minera, corre detrás de los acontecimientos?
En el mejor de los casos, tres días después del acontecimiento, los funcionarios estatales llegaron al lugar a investigar lo que pasó y se informaron por fotografías y datos aportados por la empresa, que ya habían limpiado la escena. Entonces, Barrick sostiene que un bloque de hielo de casi una tonelada, golpeó un caño de 18 pulgadas de diámetro (51cm. aproximadamente) y esto derramó casi 100 metros cúbicos de escombros con solución cianurada fuera del valle de lixiviación. Con los antecedentes que tiene la empresa canadiense, nadie pondría la mano en el fuego por esta versión de los acontecimientos. Este sería el cuarto episodio de contaminación comprobado en el proyecto Veladero. Sin embargo deja elementos para analizar, como por ejemplo ¿un bloque de hielo de una tonelada no se produce en una zona de glaciar, donde está prohibida la actividad minera?
Una vez más a la Policía Minera, que dirige Giglione, “se le escapó la tortuga” ¿Por qué Uñac, que dicen que su gobierno es diferente del de Gioja, mantiene a estos funcionarios? La realidad es que la gestión de Sergio Uñac continúa con la esencia del proyecto que antes ejecutaba Gioja, quieren vender, u ofrecer San Juan, que en este caso es lo mismo, a los inversores extranjeros como plaza segura para la inversión minera y que obtengan pingües ganancias. Es por eso que el gobernador, sabiendo del derrame, ocultó la noticia mientras exponía, en representación del Nuevo Cuyo (San Juan, Mendoza, San Luis y La Rioja) en el Mini-Davos, organizado por Macri. En esa ocasión propuso a los capitales extranjeros que vengan a invertir en más proyectos mineros en la región. No hubiera podido hacerlo si la noticia del accidente se difundía en el momento de producirse, a pocos días del aniversario de otro derrame. Por eso ocultó a la población y retrasó la intervención de los organismos estatales de control.
Es simple de entender, el proyecto de Escobar-Gioja-Uñac, siempre fue crear condiciones “adecuadas” para que las materias primas de la provincia sean explotadas por quienes traigan capital para hacerlo, nunca el propio Estado, a cambio de las migajas que quedan como forma de salarios, compras a proveedores e impuestos y tasas municipales
Contradictoriamente esas condiciones adecuadas son que el dinero de las ganancias pueda escapar del país con facilidad, que los salarios sean bajos y las condiciones laborales flexibles, y los impuestos siempre son parte de las promociones. Por eso afirmamos que San Juan fue convertido en un enclave colonial.
Los defensores de este proyecto minero extractivista, lo primero que ponen de escudo para defenderlo es el salario de los trabajadores y lo agradecido que debemos estar los sanjuaninos porque una empresa nos da la oportunidad de trabajar, a 4 mil metros de altura y les paga más o menos acorde al precio de la canasta alimentaria. Este chantaje a la población, sólo se sostiene por la pobreza de la provincia.
Un proyecto saqueador y extractivista
En 12 años de giojismo, con viento a favor por el alto precio de las materias primas, no generó un proyecto alternativo que le dé posibilidades reales a la gente de elegir un estilo de vida. Hoy, incluso para las comunidades del norte más cercanas al proyecto, con más riesgo de contaminarse, la opción sigue siendo la actividad minera o la nada, y esa es la base del fracaso del intento de consulta popular o la limitación a un activo de la lucha para expulsar a Barrick.
Por eso fue muy acertada la propuesta de la Multisectorial San Juan contra los tarifazos, de unificar el reclamo de la carestía de vida y la contaminación en la marcha del 15 de septiembre, porque ambos temas son parte del mismo proyecto que las fuerzas populares deben derrotar. La marcha fue contundente y masiva con miles de sanjuaninos en las calles.
En este contexto las direcciones sindicales que no tienen conciencia de clase, cierran filas junto con la patronal minera en contra de los intereses de la provincia. No se ha conocido, hasta el momento, una toma de posición de AOMA ni de la CGT San Juan. Una patronal que es despiadada con sus obreros, no solo por el contexto de trabajo en el que se dan los proyectos, sino por los accidentes laborales que encubre, por la segmentación salarial que realiza entre empleados de Barrick y tercerizados, la coerción que ejerce sobre delegados opositores, etc.
No se va a poder derrotar el proyecto mega minero extractivista, sino es con la unidad de todos los sectores populares afectados, no sólo por la contaminación, que es un aspecto negativo del proyecto, sino por todo el paquete que trae aparejado y que transforma a la provincia en un enclave económico destinado al atraso y la mendicación contante de los gobernantes en las metrópolis.
Derrotar un proyecto de estas características exige trazar un plan de trabajo serio a corto y mediano plazo. En primer lugar es necesario mantener suspensión de las actividades en Veladero hasta tanto se aclare de forma satisfactoria para la comunidad los alcances del accidente y los riesgos reales de la explotación en el futuro. No aprobar ninguna ampliación de trabajo sobre nuevos yacimientos a favor de Barrick en Veladero.
Es necesario ir a fondo con la investigación del accionar de la Policía Minera de la provincia, a la cual se destina un tercio de la recaudación por regalías mineras y de multas a la empresa Nunca se informa ¿qué hacen con el dinero? Hasta ahora Giglione no ha hecho más que tapar las causas reales del “accidente”, porque ahora descubren que todo se soluciona con levantar un poco una pared, pero no admiten que el dique de lixiviación ya superó el volumen de material que puede procesar en forma “segura”, según los cálculos del proyecto de impacto ambiental original.
En este proceso es fundamental que se mantenga los puestos de trabajo y los contratos con empresas de servicios, especialmente las sanjuanina, con cargo a Barrick y que la multa que se le imponga a la empresa, sea dirigida a un fondo destinado a ayudar a los agricultores de Iglesia y Jáchal que son afectados por la propaganda que ahora tienen sus cultivos, además de realizar con estos y otros fondos obtenidos de la actividad minera, la conexión del gas natural entre la capital y el departamento Jáchal.
Para el futuro, es necesario exigir que no avance ningún otro proyecto minero, sea cualquiera la etapa en que se encuentre, hasta tanto logren licencia social verdadera. En este sentido es necesario reafirmar que no hay y no va haber minería sustentable, mientras la desarrollen empresas como Barrick y no la dirija una política estatal seria.
La minería, es necesaria y tiene que ser sustentable y sustento para la industrialización en la región, por esos también debe ser un objetivo de la lucha popular que se modifique la ley minera para que el Estado pueda intervenir como operador de proyectos y tomar las ganancias de esta materia prima para desarrollar otras actividades.
Es la forma en que la provincia puede salir de la disyuntiva en que se encuentra, estar con este proyecto saqueador y extractivista o padecer el hambre y la desocupación del pueblo. El pueblo quiere ver una salida. Para poder romper con la hegemonía de quienes prefieren vendernos al mejor postor es imprescindible que unamos fuerzas en un gran frente que muestre otro camino.
Mientras esto no pase, van a luchar los activistas “concientes” en soledad, despegados de la gran masa de rehenes de sus necesidades inmediatas.