En las filas antiimperialistas y antifeudales del pueblo chino milita un contingente de jóvenes intelectuales y estudiantes. Es un contingente de considerable magnitud que, a pesar de los muchos que han dado su vida, suma hoy varios millones. Forma un ejército, y muy importante, en la lucha contra el imperialismo y el feudalismo. Pero este ejército solo no es suficiente; no podemos derrotar al enemigo contando únicamente con él, ya que, pese a todo; no constituye la fuerza principal. ¿Cuál es, entonces, la fuerza principal? Los obreros y campesinos.
Nuestros jóvenes intelectuales y estudiantes deben ir a las masas obreras y campesinas, que representan el 90 por ciento de la población, y movilizarlas y organizarlas. Si no tuviéramos esta fuerza principal, los obreros y campesinos, si no contáramos más que con el contingente de jóvenes intelectuales y estudiantes, no podríamos vencer al imperialismo y al feudalismo. Por lo tanto, los jóvenes intelectuales y estudiantes de todo el país deben integrarse con las amplias masas obreras y campesinas y formar con ellas un solo cuerpo; únicamente así se podrá crear un ejército poderoso. ¡Un ejército de cientos de millones de hombres! Sólo con este inmenso ejército destruiremos las sólidas posiciones del enemigo y sus últimos baluartes.
Al evaluar el movimiento juvenil del pasado desde este punto de vista, es preciso señalar una tendencia errónea: en el movimiento juvenil de las últimas décadas, un sector de los jóvenes se ha negado a unirse con las masas obreras y campesinas y se ha opuesto al movimiento obrero y campesino; esto constituye una contracorriente dentro del movimiento juvenil. En realidad, estos jóvenes son poco inteligentes, pues rechazan unirse con las masas obreras y campesinas, que abarcan al 90 por ciento de la población, e incluso se oponen radicalmente a ellas. ¿Es buena esta tendencia? Considero que no, porque al oponerse a los obreros y campesinos, esos jóvenes están oponiéndose a la revolución; por eso decimos que es una contracorriente dentro del movimiento juvenil. Un movimiento juvenil que tuviese tal naturaleza no llegaría a nada bueno.
Hace unos días escribí un breve artículo1 en el cual señalaba: “En último término, el criterio para distinguir entre los intelectuales revolucionarios y los no revolucionarios o los contrarrevolucionarios es ver si están dispuestos o no a integrarse con las masas obreras y campesinas, y si realmente lo hacen”.
Aquí planteo un criterio que considero como el único válido. ¿Cómo juzgar si un joven es revolucionario? ¿Cómo discernirlo? Sólo hay un criterio: ver si está dispuesto a integrarse, y se integra en la práctica, con las grandes masas obreras y campesinas. Es revolucionario si lo quiere hacer y lo hace; de otro modo es no revolucionario o contrarrevolucionario. Si se integra hoy con las masas obreras y campesinas, es hoy revolucionario; si mañana deja de hacerlo o pasa a oprimir a la gente sencilla, se transformará en no revolucionario o en contrarrevolucionario. n
Nota: 1. Se refiere al artículo “El Movimiento del 4 de Mayo”, en Obras escogidas de Mao Tsetung, tomo II.