La dictadura marcha a realizar elecciones nacionales, provinciales, y locales para el 11 de marzo.
La dictadura marcha a realizar elecciones nacionales, provinciales, y locales para el 11 de marzo.
A poco más de un mes de esa fecha, la campaña electoral se realiza bajo la vigencia del Estado de Sitio, de una feroz represión contra todo reclamo obrero, campesino y popular, con centenares de presos políticos, ley de represión anticomunista y un conjunto de leyes represivas, proscripciones, tortura, asesinatos e incluso fusilamiento de presos políticos como en Trelew, censura de prensa radial y televisiva que prohibe la simple difusión de noticias sobre reclamos populares y bajo el rigor de leyes electorales fraudulentas.
La dictadura pretendió en 1971 -acosada por las grandes luchas obreras y populares posteriores a mayo de 1969- realizar un acuerdo , llamado por ellos Gran Acuerdo Nacional, con los partidos burgueses, especialmente con la dirección peronista y radical, para el apoyo a un programa y a un candidato de la dictadura en las elecciones que se realizarán el 11 de marzo. Esperaban así aislar a los que llaman los “enemigos”, es decir las fuerzas populares revolucionarias que han crecido estos años, atrayéndose a los llamados “opositores”, es decir, las fuerzas burguesas y reformistas que en lo fundamental fueron espectadores y no combatientes en las grandes luchas como el Cordobazo, Rosariazo, y otras semejantes realizadas contra la dictadura.
Ese plan de la dictadura fracasó. Grandes combates populares como el Mendozazo, Rocazo, combates obreros, estudiantiles, campesinos, socavaron sus pilares y terminaron destruyéndolo. Con el combate de los de abajo, creció la resistencia de los sectores burgueses a un acuerdo cuerpo a tierra con los monopolios que los expropian económicamente, y se agravaron también las contradicciones entre los de arriba generando divisiones y fracturas en las FF.AA. y los partidos políticos.
La clase obrera ha sido y es el motor fundamental de los combates populares que, desde 1966, fueron deteriorando los planes dictatoriales, y obligando a su reemplazo, y al recambio de sus máximos jerarcas, incluidos dos presidentes: Onganía y Levingston.
En esas luchas los trabajadores debieron combatir simultáneamente contra los jerarcas sindicales al servicio de la patronal y el Estado logrando, en muchos casos derribarlos y reemplazarlos por direcciones combativas y clasistas.
Ante el fracaso del llamado Gran Acuerdo Nacional, la dictadura pretende ahora condicionar aún más al posible gobierno electo en las elecciones de marzo, a través de un “Acta” continuista, semejante a las “Actas institucionales” de la dictadura brasileña, por la cual la junta de Comandantes tendrá el poder real luego de esas elecciones, y el presidente y los legisladores que se “elijan” serán meras comparsas de ese poder real.
El carácter de farsa electoral de las elecciones proyectadas ha quedado al descubierto. La dictadura busca ahora el acuerdo de los partidos que van al comicio con ese “Acta” acuerdo. que puede ser incluso secreto como sucedió en 1958 con el acuerdo de Frondizi con la FF.AA.
Los comunistas revolucionarios hemos luchado junto a peronistas, y revolucionarios y antimperialistas de distintos partidos políticos, contra la dictadura y por la liberación social y nacional. Algunos de estos sectores, peronistas y otras fuerzas, piensan que podrán derrotar los planes dictatoriales participando en la proyectada farsa electoral. Pensamos que esto es un grave error. No es negociando mejores condiciones electorales como podremos, en las actuales circunstancias, avanzar por un camino revolucionario. La dictadura está débil y las masas no han podido ser absorbidas por sus planes. Por eso si se la enfrenta resueltamente y no se concilia con ella, esos planes volverán a fracasar. En este camino nosotros nos hemos unido y nos uniremos para luchar. No para conciliar. Tampoco permitiremos que la dictadura y quienes concilian y buscan en salones gubernamentales y cuarteles el acuerdo público o secreto con ella, con o sin Lanusse, emponzoñen mediante la farsa electoral las relaciones fraternales entre quienes tienen como enemigo fundamental a esa dictadura y a las clases que representa.
Por todo ello los comunistas revolucionarios llamamos a quienes no quieren perder su voto y quieren utilizarlo para reafirmar la vigencia del camino liberador de los Cordobazos, a votar en blanco en las próximas elecciones.
Los comunistas revolucionarios que hemos estado en la primera fila del combate antidictatorial liberador, profundizaremos durante las elecciones la organización del combate reivindicativo y revolucionario de las masas populares. Acumulando fuerzas para la insurrección armada de todo el pueblo dirigida por la clase obrera que instaure un gobierno popular revolucionario. Este es el único camino de victorias para el pueblo.
Los combatientes de los Cordobazos, Mendozazos, Tucumanazos, de la huelga petrolera del 68, de las huelgas ferroviarias, azucareras, municipales, bancarias, del proletariado mecánico cordobés y tantas más, los combatientes estudiantiles de todos estos años, los campesinos que animaron la lucha y la organización de las Ligas Agrarias, los mártires de todas esas luchas que suman decenas, los presos y torturados por la dictadura, no tienen candidatos en estas elecciones, y los programas de los partidos concurrencistas están lejos de representar sus aspiraciones revolucionarias.
Pero todos ellos han descubierto, en estos años duros y difíciles para el pueblo, el camino que lleva al triunfo de sus aspiraciones, a la conquista de un gobierno popular revolucionario, y a la realización de una auténtica revolución de liberación social y nacional. Ese camino es el camino del Cordobazo y el Rocazo, el camino que se recorre recuperando los cuerpos de delegados, comisiones internas y sindicatos para una política revolucionaria, organizando las ligas de campesinos pobres y medios, los centros estudiantiles basados en fuertes cuerpos de delegados, las organizaciones de combate de los habitantes de las villas de emergencia, los intelectuales y el pueblo, dotándolos de una dirección revolucionaria, y haciéndolos confluir en un Frente de Liberación Social y Nacional dirigido por la clase obrera. Ese camino, para triunfar, exige un Argentinazo triunfante; es decir la insurrección armada de todo el pueblo dirigida por la clase obrera.
Las proyectadas elecciones, en el caso de realizarse, agudizarán el conjunto de las contradicciones en el país y sólo darán a los monopolios y terratenientes en el poder una salida precaria.