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22 de May de 2013

Desde estas páginas hemos tratado de ocuparnos de las luchas de los aborígenes argentinos que habitan ancestralmente en Formosa y provincias vecinas. La coyuntura, con demasiada frecuencia y, apurada por hacer conocer la urgencia del presente, atenta el análisis profundo del todo.

El plan genocida de Gildo Insfrán

La situación de los originarios en Formosa

Gildo Insfrán, gobernador de Formosa, es un veterinario graduado en la UNNE en los convulsionados años ’70. Abrevó en las aguas de la izquierda la ambición por el poder. Es lo único que conservó de aquella época. Del 83 al 87 fue diputado provincial. Del 87 al 95 vice gobernador. Y del 95 gobernador hasta el 2015. Hizo votar la ley de reelección indefinida, con esa intención. Insfrán es oriundo de Laguna Blanca, una localidad a escasos 5 Km de Potae Napocná Navogóh (La Primavera). Los pobladores más ancianos del lugar lo recuerdan como un chico que le costaba aprender a leer, y ellos, pacientemente, le enseñaban. Con Roberto López se conocían de adolescentes, cuando la familia de Roberto emigró de la comunidad Bartolomé de las Casas.
Desde principios del siglo XX, primero con Poncho Blanco y más tarde con Tifón Sanabria, hubo luchas y negociaciones por la tierra aborigen. En 1955 se produjo la provincialización de Formosa, y trajo un nuevo contendiente en la lucha por la tierra. Viejos y nuevos terratenientes se hicieron más ricos con las prebendas estatales. Los Celía que ya merodeaban el lugar nunca tuvieron tierra propia, usufructuaban tierras fiscales y/o tierras en posesión de aborígenes.
El Parque Nacional Pilcomayo fue creado en 1951, y en 1968 mediante un decreto le redujeron el predio a 51.889 has. En el 2005, Insfrán creyó que “las brevas estaban maduras” y trama a nombre del Parque Nacional Pilcomayo saquear a la comunidad de La Primavera del lado norte hasta la ruta 86, unas 2.000 has., con el pretexto de “preservar el medio ambiente”. El ICA (Instituto de Comunidades Aborígenes) controlado por Insfrán se apresuró a editar un mapa de la comunidad sin el predio de 2.000 has. La Comunidad resistió la intentona y logró frenar la medida.
En 2006, Gildo quiso que la comunidad La Primavera le cediera 5.000 has., a cambio de la construcción de viviendas. Fernando Sanabria (hijo de Tifón Sanabria), le dijo “los ladrillos no se comen…”, y se negó. 5.000 has. eran un gran negocio inmobiliario. Arrendar las tierras para la soja y luego avanzar sobre todas las tierras en posesión de aborígenes en Formosa: 350.000 has. Si vencía a los qom de Potae Napocná Navogóh (La Primavera), los demás tendrían que ceder.
En 2008, siempre con la intención de quebrar la posición de la comunidad, el gobierno cita a Félix Díaz para acordar sobre los límites de la comunidad. El encuentro se produjo en una dependencia policial. Concurrieron: el juez de Clorinda, el jefe policial, funcionarios del ICA y del gobierno, Félix Díaz y la Dra. Silva de Endepa. En la misma el representante del ICA amenaza a Félix que si no firma el acta van a desalojar a todos los pobladores por la fuerza, y también los acusarían de ser los responsables de las consecuencias. Con la idea de evitar las amenazas, firman el acta, apretados por los funcionarios. Unos meses después, comienzan a desalojar a las familias que habitaban donde instalarían una facultad o instituto universitario en un predio de 600 has., “donadas” por los Celía.
Una de las primeras casas arrasadas fue la de Roberto López, una casa de palmas bien parada, cómoda, fresca, y una chacra con bananos, pomelos, mangos, mandioca, maíz, todo destruido. Los vecinos resistieron, y construyeron 18 casas precarias cerca de la ruta. Insfrán mandó más policías y se sumaron los que ya estaban acantonados hacía meses, preparando la represión.
El 27 de julio la comunidad corta la ruta 86 por cuatro meses. Ningún funcionario, ningún diputado, ni el ICA, ni el juez aportaron una solución. Insfrán no podía creer que desobedecieran al “mandamás” de Formosa, si al final los aborígenes eran “vagos y borrachos” y sólo los llamaban “hermanitos aborígenes” en los tiempos de elecciones. Insfrán estaba dispuesto a todo, incluso arrasar con la ley 26.160 que impedía los desalojos de tierras.

La “solución final”
Al estilo de Hitler, Insfrán pergeñó una “solución final” que quebrara al pueblo qom de La Primavera y sirviera de escarmiento a todos los aborígenes de Formosa. La orden de desalojo del juez basado en el corte del alambrado de los Celía, el fingido abuso a una mujer policía y la pérdida de un arma policial dio luz verde a la brutal represión, al incendio de las 18 casas precarias y al asesinato de Roberto López. Incluso, el juez no informó cómo y quién disparó al policía.
Los policías, reclutados entre quienes tenían sumarios y con un pie fuera de la fuerza, apalearon a mujeres, niños y ancianos, se ensañaron con Samuel Garcete, hoy lisiado, asesinaron a Roberto, y a 200 kilómetros mataron en un “accidente” (estilo Insfrán) a Mario López, promotor de Mocafor.
Los qom restañaron sus heridas. La “solución final” que ideó alegremente Insfrán, se convirtió para los qom en lucha hasta el fin. El dolor, el inmenso dolor se transformó en fuerzas.

Los “accidentes” de Gildo
En diciembre del año pasado, la familia Coyipé fue atropellada por un gendarme en la ruta 86, murió Celestina Jara y su nieta Lila Coyipé. Ricardo fue golpeado por el gendarme y su padre. El gobierno inmediatamente declaró que fue un accidente.
En enero, una patota golpeó con un hierro a Daniel Asijak, sobrino de Félix Díaz. El gobierno determinó el hecho como accidente.
Hace dos semanas, Abelardo Díaz fue golpeado salvajemente dentro de la comunidad. El ministro de Gobierno, González, justificó el hecho como una riña entre jóvenes alcoholizados.
Anteriormente, una casa de un familiar de Félix fue incendiada, y el mismo carashé de la comunidad fue atropellado cuando circulaba con una moto.
Frente a esto, la comunidad Potae Napocná Navogóh denunció: “Sabemos que los ataques a la familia Díaz son organizados por el gobierno de Formosa, es la nueva modalidad que han puesto en práctica. Es terrible hasta donde pueden llegar. Hacemos pública la denuncia pero también decimos que no nos van a amedrentar con sus agresiones. Nosotros sólo reclamamos lo que es nuestro y pedimos justicia. No nos vamos a correr de esta postura por miedo a las agresiones que recibimos”.