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26 de July de 2017

El precio de la leche

Uno de los más altos del mundo

 
La semana pasada se conoció un informe del Centro de Almaceneros, Autoservicios y Comerciantes Minoristas de la ciudad de Córdoba, según el cual el precio de la leche en Argentina es el segundo más caro del mundo. El estudio, que compara los precios de venta del litro de leche en 36 países, señala que aquí cuesta 1,55 dólares el litro, sólo superado por Canadá, donde cuesta 1,86 dólares.

 
La semana pasada se conoció un informe del Centro de Almaceneros, Autoservicios y Comerciantes Minoristas de la ciudad de Córdoba, según el cual el precio de la leche en Argentina es el segundo más caro del mundo. El estudio, que compara los precios de venta del litro de leche en 36 países, señala que aquí cuesta 1,55 dólares el litro, sólo superado por Canadá, donde cuesta 1,86 dólares.
De los 36 países informados, los diez más caros son además de Canadá y Argentina, Puerto Rico (1,52 dólares), Israel (1,50), Qatar (1,47), Suiza (1,45), Australia y Panamá (1,40) y Costa Rica (1,30). Al final de la tabla, los países donde la leche es más barata son Alemania (75 centavos), Egipto (70) e India (65).
En el informe se indica que en nuestro país hubo un valor histórico de venta al público, acorde a la media internacional, de un dólar el litro: “Este año el precio rompió esa media para situarse 55 centavos de dólar por encima”. Lo que ha ocasionado “un abrupto descenso en su consumo y el encarecimiento de sus derivados”.
Lo que sucede con la leche y sus derivados en la Argentina macrista, también puede observarse en otros alimentos básicos como es el caso de los aceites comestibles y todos los derivados de los cereales y oleaginosos, que arrancó con la devaluación del peso argentino sin anestesia sumado a la eliminación de los impuestos a las exportaciones sin discriminación. Esto hizo por ejemplo que el precio del maíz, insumo básico para la producción lechera así como para alimentos humanos (desde la polenta al aceite), pasara abruptamente de una media de 6 pesos a 14, lo que implicó un brutal traslado de ingresos a favor de los latifundistas y monopolios exportadores, además de la trasferencia a los especuladores con el dólar a futuro, que el macrismo pagó sin chistar.
De ahí el brutal encarecimiento de los alimentos básicos y el aún mayor descenso en su consumo, pues la plata no alcanza para todo. Y menos aún alcanzaría con los aumentos indiscriminados de las tarifas de consumos básicos de los hogares, como en el agua, el gas y la electricidad, que redujeron enormemente los ingresos que podían destinarse a los alimentos, y ni qué decir de los medicamentos. 
Semejante ajuste en el consumo de leche y demás alimentos básicos no ha sido un freno para el aumento de los precios por “sobrantes” en la producción. Pues en un mercado controlado por los monopolios, con una política promercado como la del gobierno de Macri, la sobreoferta se ajusta destruyendo la producción. Así el aumento de los costos en la producción lechera, como en el del maíz, aceleró el cierre de centenares de pequeños y medianos tambos, cayendo la oferta de leche y sus derivados, al extremo que se esté importando manteca y quesos.
Pese al aumento del precio de la leche y sus derivados, los productores con suerte están recibiendo poco más de 5 pesos por litro, cuando en la góndola supera los 20 pesos para el consumidor. Nadie explica la diferencia atribuída al costo industrial, el de logística y los márgenes de la parte comercial. Tampoco el gobierno nacional se hace cargo de los impuestos que, como el IVA, aumentan como porcentajes que se aplican sobre los precios, más el 1,2% por depositar y cobrar un cheque. A lo que se suman los impuestos locales, como Ingresos Brutos, que también suben proporcionalmente a los precios.