El 10° ruidazo en contra del tarifazo terminó en Plaza de Mayo. Fue en respuesta al discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso que unas horas antes había pronunciado el presidente Macri.
Esa mañana también hubo varias movilizaciones de sindicatos alrededor del Congreso y la Legislatura porteña.
Cientos de vecinos y vecinas, jóvenes, mujeres, militantes de agrupaciones políticas, sindicatos y asambleas barriales, vienen siendo el motor de esta protesta que se extiende por toda la ciudad y lleva varias semanas. El viernes en Plaza de Mayo hubo miles de personas.
“Las tarifas son impagables”, “Macri=hambre”, “basta de despidos”, estas son algunas de las consignas que se ven en las pancartas y dan cuenta de una situación que es insostenible para amplios sectores.
También en la Villa 31 se escucharon las cacerolas, impulsadas por la CCC, contra el aumento del transporte, la garrafa y la crisis económica que está golpeando duramente.
Hay una creciente simpatía que se ve en las bocinas de los autos y los vecinos que acompañan en las esquinas. También en los cortes participan algunos gremios llevando sus reclamos particulares, como impulsó la UTE en contra del cierre de las escuelas nocturnas, lucha que se ganó.
Estas protestas no están ajenas al debate electoral que ya está instalado, pero la crisis y el agravamiento de los problemas aumentan día a día, por eso los ruidazos se mantienen a pesar de la poca difusión mediática. Es necesario que crezca la unidad en las calles contra el tarifazo y esta política de ajuste, y hace falta un paro general que unifique a todos los sectores.
Los ruidazos y cacerolazos son una forma que encontraron muchos trabajadores y trabajadoras, jubilados, mujeres y jóvenes para expresar su bronca cuando no hay otros caminos.
En los cacerolazos vuelven a latir las asambleas barriales y populares, que como se vio el 19 de diciembre de 2001, fueron grandes protagonistas del porteñazo.
Corresponsal
Hoy N° 1757 06/03/2019
