Pablo Vega nos decía: “Partimos de que hay una situación dramática, una situación en la que la economía ha decaído en lo que es la parte norte de la provincia de Buenos Aires. El cierre de fábricas, los despidos en las terminales automotrices, los retiros voluntarios… Al pasar estas cosas, nosotros decimos que se empiezan a cerrar oportunidades para la juventud. Porque el trabajo, la educación, la cultura, entre otros, nos son negados. Entonces el camino más fácil es el de la esquina.
“Cuando hablamos en materia de adicciones tenemos que decir que hay 1.700 internaciones en la provincia de Buenos Aires por problemáticas de consumo. Ante esta situación, el gobierno dice que ‘combaten el narcotráfico’, sin darle respuesta a los pibes frente a los problemas y la situación que vivimos hoy.
“Con la CCC de la Zona Norte hemos sido promotores de la lucha contra la droga. Comenzando el trabajo en El Campito desde el 2001, un predio que recuperaron los compañeros junto a Luis Cubilla, quien con Graciela Vega fueron fundadores de la CCC de la zona norte. Hoy, ese grupo de compañeras que empezaron con ellos nos impulsaron a los jóvenes a tomar en nuestras manos la problemática de las adicciones y a armar este proyecto del CAAC”.
Sobre el trabajo con otras organizaciones Pablo nos dice: “El Movimiento Ni Un Pibe Menos Por la Droga nos dio la oportunidad de poder trabajar articuladamente con la Secretaría de Adicciones de la municipalidad de Pilar, Malvinas, con la Pastoral Social, con sectores de la Defensoría del Pueblo, etc. Se necesita a nivel municipal que existan consejos o divisiones con todos los sectores que trabajan en la problemática. Hay un abanico de amigos que hemos ido articulando, que nos hace ver que no estamos solos ante debates como el de las libertades individuales, que niega el carácter más profundo de esta problemática. Desde la mirada integral y desde la lucha hemos podido presentar la Emergencia en Adicciones en Escobar, Tigre y Malvinas.
“Al avanzar de forma violenta las adicciones y el consumo problemático, tuvimos que profundizar más en la temática, y conseguir ese logro que le arrancamos al Sedronar que es la Casa de Atención y Acompañamiento Comunitario (CAAC), que nos permite desde una mirada integral y comunitaria poder tener herramientas y un equipo de profesionales en adicciones. Conseguimos esto a partir de un vínculo fuerte que tenemos con Vientos de Libertad, quienes nos ayudaron a profundizar sobre el tema. No es un trabajo fácil, nosotros recibimos a los compañeros tal cual vienen cuando el sistema lo único que ofrece es la muerte”.
Al contar la experiencia en El Campito, relató: “Brindamos una serie de actividades culturales, deportivas, de oficios, que nos permiten tener a los pibes contenidos. Hay 239 compañeros que vienen todos los días, en distintos turnos de cuatro horas para sacar adelante el Campito. Hay un comedor y merendero que da el desayuno, el almuerzo y la merienda; la cena se la llevan los chicos a su casa. A partir de este trabajo es que pudimos detectar que compañeros tenían problemas de consumo, haciendo un acompañamiento y control. Entendemos que no es algo fácil, que es algo que va a acompañar a los compañeros toda la vida, pero entendemos que la salida es la lucha.
“Tenemos una linda experiencia que son las reuniones con los jóvenes, donde trabajamos con pibes que están y no están en situación de consumo, donde integramos todas las realidades y creamos un espacio donde se puedan escuchar y puedan discutir las iniciativas para llevar adelante el tema de la lucha. Entendemos que ese compañero que viene por algo particular tiene que armar un proyecto de vida, acá es donde aparece lo de la lucha, porque cuando se habla de adicciones hay mucha frustración guardada, la cual pueden volcar luchando, porque el camino hacia esa transformación individual de los pibes tiene que ir acompañado de lo colectivo”.
Hoy N° 1745 28/11/2018