Lenin fue el fundador y líder reconocido del Partido Bolchevique. Pero sus posiciones eran frecuentemente minoritarias y chocaban con gran resistencia en los órganos dirigentes, particularmente en los momentos de viraje. Esto se manifestó con mayor crudeza desde 1917 en adelante.
Lenin fue el fundador y líder reconocido del Partido Bolchevique. Pero sus posiciones eran frecuentemente minoritarias y chocaban con gran resistencia en los órganos dirigentes, particularmente en los momentos de viraje. Esto se manifestó con mayor crudeza desde 1917 en adelante.
En octubre de 1917 el Partido era muy distinto al de 1914. Casi todos sus afiliados eran nuevos, no estaban fogueados en años de lucha política e ideológica. Una parte de los integrantes de las instancias dirigentes se había incorporado en la primera mitad de 1917 y provenían de otras organizaciones que habían combatido en distinto grado contra la línea y los principios bolcheviques.
A fines de 1917 y durante los primeros meses de 1918 el Partido Bolchevique sufrió una escisión. En enero de 1918 era impostergable firmar una paz con Alemania, aun a costa de grandes pérdidas territoriales, pues las grandes masas querían la paz y no había condiciones para resistir una ofensiva alemana. Lenin perdió dos votaciones sucesivas en el Comité Central a manos de la coalición de Bujarin, partidario de una “guerra revolucionaria” y Trotski que preconizaba “ni paz ni guerra”. A mediados de 1918 Bujarin y los “comunistas de izquierda” complotaron con los esseristas de izquierda para arrestar a Lenin. Bujarin hizo esta revelación en el diario Pravda del 3 de enero de 1924, explicando que había sido “un periodo en que el partido estuvo al borde de la escisión y todo el país al borde de la ruina”,
En 1919–1920 la mitad del Comité Central se alineaba con Trotski. En los primeros meses de 1921 se corría nuevamente un peligro de división, cuando Trotski y Bujarin lograron 8 votos en el Comité Central (CC) para su línea autoritaria, administrativista, contra las posiciones de Lenin que fueron respaldadas por 10 votos.
En las difíciles condiciones internas y externas por las que atravesaba el poder soviético, si se producía una división en el CC se podía desencadenar una crisis que condujera a la caída de la dictadura del proletariado. Por ello, el 10º Congreso del Partido (marzo de 1921) adoptó una resolución especial sobre la unidad del partido, prohibiendo toda actividad fraccionista y sancionando a aquellos que la realizaran, incluyendo los integrantes del CC. Las divergencias debían plantearse públicamente ante todo el Partido y no desde posiciones de fuerza acumuladas por grupos formados a espaldas del partido, con una disciplina propia por encima de éste. La resolución estableció asimismo que, en caso de que un congreso no arribase a una unificación suficiente, los representantes de las diferentes posiciones expresadas serian electos para el Comité Central.
Lenin advertía que la base objetiva del problema de la unidad del partido, era que éste se apoya en dos clases, el proletariado y el campesinado.
Esto no significa desconocer la incidencia de la personalidad de los dirigentes. Lenin, en su carta al Congreso considerada como su testamento, luego de formular el problema básico de la unidad del partido hizo una serie de consideraciones de orden puramente personal. “Pienso que, -escribió- en este sentido, el punto esencial en el problema de la estabilidad son los miembros del CC tales como Stalin y Trotski… El camarada Stalin, convertido en secretario general, ha concentrado en sus manos un poder ilimitado y no estoy seguro de que siempre sepa utilizarlo con la suficiente prudencia. Por su parte el camarada Trotski… personalmente [quizás] sea el hombre más capaz del actual CC, pero también es presuntuoso en exceso y se apasiona demasiado por aspectos puramente administrativos del trabajo. Estas dos cualidades de dos líderes eminentes del CC actual podrían llevar incidentalmente a una escisión…”.
El considerado “testamento” de Lenin, continua con evaluaciones de otros dirigentes del CC que abordaremos en una próxima nota.
Autor de Revolución, restauración y crisis en la Unión Soviética, 3 tomos, editorial Ágora