El ideal de un comunista revolucionario no es ser un secretario de sindicato, sino que –como explica Lenin– “debe ser un tribuno popular, que sabe reaccionar contra toda manifestación de arbitrariedad y de opresión, dondequiera que se produzca y cualquiera que sea la capa o la clase social a la que afecte; que sabe sintetizar todos estos hechos para trazar un cuadro de conjunto de la brutalidad policíaca y de la explotación capitalista; que sabe aprovechar el menor detalle para exponer ante todos sus convicciones socialistas y sus reivindicaciones democráticas, para explicar a todos y a cada uno la importancia histórico-mundial de la lucha emancipadora del proletariado”.