Reproducimos volante de la lista clasista que se presenta en las elecciones internas del próximo 3 de noviembre en la planta de Pacheco de Terrabusi Kraft.
Luego de dos meses de heroica lucha de los 2.700 trabajadores, el viernes 16 de octubre, con la firma del acta, se dio un paso adelante en el difícil conflicto en Terrabusi Kraft.
En los primeros meses del año, luego de cambiar la dirección de la empresa, ésta se fue endureciendo. Hay muchos ejemplos, uno de ellos es el juicio a Ramón Bogado, donde la patronal jugó un papel activo para condenarlo.
Que un monopolio como Kraft ofrezca 16.700 millones de dólares para comprar otro monopolio (Cadbury), y se niegue a tomar medidas sanitarias frente a la gripe A, es una verdadera provocación.
El posterior despido de 162 compañeros por haber reclamado eso, fue el pretexto para iniciar su plan de ajuste en la Argentina, que consistía, como lo expresó la abogada de la Kraft ante la justicia, en despedir a 750 trabajadores, eliminar un turno, imponer las 12 horas y liquidar otras conquistas, descargando así su crisis sobre los trabajadores de Kraft.
Para eso necesitaba barrer la Comisión Interna y el Cuerpo de Delegados. Enfrentábamos un monopolio yanqui poderosísimo y la dirección propatronal del sindicato, en momentos en que el gobierno kirchnerista buscaba el abrazo de Cristina Kirchner con Obama (muy vinculado a la Kraft).
Había que abrir el camino a un conflicto prolongado, y pelear etapa por etapa. Teníamos dos alternativas: o dejábamos pasar los 162 despidos, que eran la punta de lanza de su plan de ajuste, o lo enfrentábamos.
38 días de paro
Así fue que el 18 de agosto nos plantamos y paramos la fábrica, luego de asambleas generales por turno. El Ministerio de Trabajo decretó la conciliación obligatoria y el sindicato en ese momento, apoyó nuestra lucha, y la CGT sacó una solicitada de apoyo.
La empresa violó todas las leyes argentinas, desconoció las intimaciones del Ministerio y reafirmando su plan de ajuste despidió trabajadores en medio de la conciliación obligatoria, y luego, “suspendió” a 36 trabajadores más.
El 28 de agosto, mientras los trabajadores reclamábamos un paro nacional de la alimentación, la dirección del gremio cambia de posición corriéndose de la lucha. La dirección del gremio nunca convocó a un paro. El Ministerio de Trabajo, en vez de prorrogar la conciliación dio por finalizada su gestión, dejando las manos libres a la Kraft.
A lo largo del conflicto fuimos combinando la permanencia de los despedidos dentro de la planta con asambleas generales que ratificaban el paro. Durante todo el conflicto la Kraft quiso negar el carácter democrático y masivo de nuestra lucha, planteando que era producto de un grupo de despedidos más la Interna.
El lunes 7 de septiembre la policía entró al comedor para detener a los despedidos, los compañeros del turno mañana los enfrentaron y lo impidieron, demostrando que el conflicto no era sólo de un grupito, lo que nos unió más a los 2.700 trabajadores.
Durante el proceso posterior fuimos duramente castigados por la CGT (que cambió su posición), por los empresarios de la UIA, por la COPAL (Cámara de la Alimentación), actuando incluso la embajada norteamericana. Así fue que el gobierno nacional, a través del ministro Aníbal Fernández prometió “correr a esos trabajadores” que osaron enfrentar los despidos. Ya en ese momento eran 220.000 los despidos en todo el país, desde principio del año. Por eso esta lucha era un caso testigo paro el conjunto de la clase obrera argentina.
El desalojo
Así fue que el 25 de septiembre 300 efectivos de la policía bonaerense, unidades con perros, caballería e infantería desataron una salvaje represión contra los compañeros despedidos dentro de la fábrica, y los trabajadores, familiares con sus hijos y organizaciones sociales que estaban en la puerta.
La Kraft se convirtió en una comisaría, donde pasaron a estar los 70 detenidos, que fueron duramente golpeados, esposados e interrogados, sin presencia de abogados. Tanto la justicia como la policía esa noche recibían órdenes de los directivos de la Kraft a través del jefe de seguridad de la planta. Un verdadero escándalo. Un Estado dentro de otro.
Los trabajadores de Kraft y su dirección ganamos prestigio y el apoyo inmenso de los trabajadores y el pueblo. El día de la represión en innumerables lugares se produjeron concentraciones y cortes en forma espontánea y solidaria.
La salvaje represión indignó al pueblo argentino. Así fue que el día 28 nuestro país estuvo al borde de un estallido social. Se produjeron más de 100 cortes de rutas y puentes en toda la Argentina, desde Jujuy hasta Tierra del Fuego. Pararon los trabajadores del Astillero Río Santiago, del frigorífico Río Platense, los petroleros en Santa Cruz, los docentes de Escobar, y centenares de comisiones internas y sindicatos repudiaron el hecho y se solidarizaron con nuestra lucha. La CTA y la CGT que volvió a cambiar, se solidarizaron. Recibimos también una enorme solidaridad de los estudiantes de todo el país. La Federación Agraria Argentina apoyó a los trabajadores de Kraft, cortando la calle cuando estaba sesionando su Congreso en la ciudad de Rosario. También se solidarizó la Federación Nacional Campesina, artistas, intelectuales, y diversas organizaciones políticas nacionales de la más diversa extracción. Hay que destacar el apoyo activo de sectores de la iglesia católica y de otras religiones.
Fue inmensa la solidaridad internacional. Se pronunciaron la mayoría de las centrales obreras de América Latina, y los trabajadores de Kraft de distintos países. Apoyaron los 350 participantes del 6º Congreso Internacional de Trabajadores de la Industria Automotriz realizado en Hannover, Alemania, incluyendo a 49 delegados de 15 países extranjeros. Recibimos solidaridad de vastos sectores sindicales de Grecia y otros países de Europa, de la Federación Nacional Campesina de Paraguay, entre muchos otros.
El gobierno quedó pegado a la Kraft yanqui, a un jerarca propatronal como Daer, y como responsable de una represión brutal, que dejó al desnudo su falso discurso “progresista, nacional y popular”. Esto lo descolocó en su enfrentamiento con otros sectores de las clases dominantes.
Por la firmeza de nuestra lucha y toda esta solidaridad activa, fue posible reabrir las negociaciones.
Un paso adelante
Fue la derrota política de la Kraft, Daer y el gobierno, lo que los forzó a la negociación. La situación cambió a favor de los trabajadores. La Kraft y Daer debieron hacer concesiones buscando recomponer su imagen, pero poniendo palos en la rueda para pudrir la negociación. Ejemplo de ello fue que juntó en una misma lista para reincorporar a despedidos y suspendidos. El gobierno buscó la manera de sacarse de encima esa brasa ardiente del conflicto, que se había convertido en un punto de referencia para los trabajadores de cientos de fábricas que estaban en la misma situación.
La patronal debió retroceder en su plan de ajuste (por ahora), y conceder la reincorporación de 70 despedidos y suspendidos (en realidad eran nuevos despidos), y la renegociación de los restantes, el pago de los haberes caídos durante el conflicto, el retiro de la policía de la planta, y desactivar la “disciplina carcelaria revanchista” dentro de fábrica, dando marcha atrás a las “Normas internas para una sana convivencia”.
La Kraft y Daer debieron ceder el reingreso de la Comisión Interna, con sus derechos gremiales. Estas conquistas son un paso adelante que nos crea mejores condiciones para continuar la lucha por la reincorporación del resto de los compañeros.
La mayoría de los trabajadores avalaron el acta
Luego de la firma del acta por la mayoría de la Comisión Interna, después de haberse negado la Kraft, y debido a nuestra presión y la intervención del Ministerio de Trabajo, el miércoles 21 se realizaron asambleas en el turno mañana y en el turno tarde. En el turno mañana participaron 623 compañeros. 18 se abstuvieron, 2 votaron en contra, y 603 votaron a favor de haber firmado el acta. En el turno tarde la asamblea contó con 407 compañeros. 12 se abstuvieron, 3 votaron en contra, y 392 ratificaron el acuerdo.
En el turno noche, lamentablemente, no se realizó asamblea por decisión del compañero Hermosilla, que boicoteó la convocatoria, coincidiendo con la patronal. Es un grave error no permitir que los compañeros hablen libremente, agredirlos impidiendo que argumenten su posición, y que decida la mayoría de los trabajadores. Eso no tiene nada que ver con la democracia sindical.
Con la firma del acta estamos en mejores condiciones para seguir la pelea por la reincorporación de todos los compañeros.
Desde el inicio del conflicto estuvo en discusión cuál era el camino para enfrentar los despidos. Si el centro de la lucha pasaba por adentro de la fábrica, o estaba afuera. En estos 60 días lo que más le dolió a la patronal y lo que permitió llegar hasta acá es la unidad entre despedidos y no despedidos. Con esta unidad de los 2.700 garantizamos el paro durante 38 días, los compañeros protegieron a los despedidos echando del comedor a la policía dos veces, como hicieron los del turno mañana. Se movilizó al edificio de la gerencia con los del turno tarde durante la gripe A, y realizamos varios cortes de la Panamericana con compañeros de los tres turnos, con un esfuerzo importante de los del turno noche. Es un error dividir entre turnos, los tres turnos unidos paramos los 38 días e hicimos posible esta lucha. Y mantener esa unidad es lo que puede permitir obtener nuevos triunfos.
Esto fue cuestionado por sectores que siempre quisieron que el centro de la lucha estuviera afuera. Lamentablemente Hermosilla pretendió arrastrar a los trabajadores a la línea de derrota que ya se vio en Maffisa, el Casino, Fate y otras luchas. Lo dijo claro ese viernes 16 a la salida del Ministerio luego de negarse a firmar el acta: “Me cago en los de adentro, acá dirigen los de afuera”.
En lugar de unir a los de adentro de la fábrica con los de afuera, dividirlos. En lugar de unir a la Comisión Interna y el Cuerpo de Delegados, dividirlos. En lugar de asambleas en donde los 2.700 trabajadores decidamos, reuniones de apuro de unos poquitos. En lugar de dar un paso adelante afirmándose en lo ganado para fortalecerse, pudrir la negociación y facilitarle el juego a la patronal, Daer y el gobierno para que retomen la ofensiva. En lugar de una lucha larga, que vaya desgastando a enemigos poderosos, un show mediático a todo o nada. En lugar de valorar el esfuerzo de todos los trabajadores, ubicando el centro de la lucha en los 2.700, descalificar a los compañeros de adentro. ¿Qué tiene de clasista esa línea? Nada, es funcional al juego de la patronal.
Sorpresivamente mientras estaban presentando su lista de Comisión Interna, donde reafirman todas sus posiciones, repartían un volante llamando a una lista unitaria. ¡Vamos muchachos!… No es serio. Basta de maniobras.
Cumpliendo con lo aprobado en las asambleas, la mayoría de la Comisión Interna garantizó el paso adelante. Hubo también errores y autocríticas.
Elecciones de Interna
El lunes 19 de octubre el sindicato convocó a elecciones de Comisión Interna para el 3 de noviembre, ignorando la propuesta de la mayoría de la Interna de postergar las elecciones, porque consideramos equivocado dividirnos en una campaña electoral, cuando el conflicto sigue abierto y el centro es la pelea por la reincorporación de los 52 compañeros que están afuera.
Alertamos al conjunto de los trabajadores de un posible fraude en estas elecciones.
Por todo esto el 3 de noviembre llamamos a defender los intereses de los trabajadores de Terrabusi, votando la lista que componen:
Turno Mañana:
Ramón Bogado
María Rosario
Guillermo López (Chinchu)
Romina Ramallo
Turno Tarde:
Jorge Penayo
Alcadio Alfonso
María del Carmen Alvarez (Marita)
Gladys Rojas
Turno Noche:
Miguel Angel Silva
Noelia Bergandi
Silvia Burela
La lucha de las trabajadoras y trabajadores de la Kraft es ya una página gloriosa de la historia del movimiento obrero. Y es también una página de dignidad nacional contra la Kraft yanqui que pisotea las leyes argentinas, para descargar su crisis sobre los trabajadores y la economía nacional.
¡Viva la heroica lucha de los trabajadores de Terrabusi! ¡Todos adentro!
Votá esta lista para impedir el revanchismo patronal