Hace tres semanas en Sevilla y Cádiz (Andalucía), la semana última en Mérida (Extremadura): la supervivencia cotidiana ya tomó un cariz dramático para millones arrojados al desempleo y la miseria por la crisis y las políticas antes del “socialista” Rodríguez Zapatero y ahora del ultraconservador Rajoy.
Hace tres semanas en Sevilla y Cádiz (Andalucía), la semana última en Mérida (Extremadura): la supervivencia cotidiana ya tomó un cariz dramático para millones arrojados al desempleo y la miseria por la crisis y las políticas antes del “socialista” Rodríguez Zapatero y ahora del ultraconservador Rajoy.
El viernes 24, varias decenas de personas integrantes de distintas “plataformas” (movimientos sociales) “expropiaron” alimentos en un supermercado Carrefour de Mérida (centro-oeste del país) para entregarlos a uno de tantos comedores populares que proliferaron en estos últimos meses en toda España, y de los que mucha gente depende ahora para poder comer. Al son de consignas contra el ajuste de Rajoy, llenaron varios carritos con fideos, arroz, leche, harina y otros alimentos y, simplemente, se los llevaron.
A la salida la policía impidió la “apropiación”, pero los organizadores del hecho llamaron a reproducir los saqueos a supermercados, a ejemplo del que a principios de agosto llevó a cabo en la sureña Andalucía otro grupo encabezado por el alcalde de Marinaleda y dirigente del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) Juan Manuel Sánchez Gordillo. “Los han querido presentar como rateros, cuando son gente que está denunciando el desempleo y la pobreza”, declaró el líder de la acción en Mérida y ex coordinador de la Izquierda Unida (IU) de Extremadura, Manuel Cañada, en referencia a los de Andalucía. En ambas regiones, a partir del estallido de la burbuja de las hipotecas y la crisis de la deuda pública el años pasado, la desocupación ronda no menos del 30 por ciento de la población activa. “En esta lucha va a haber que poner el cuerpo porque [en el gobierno] no van a parar hasta que la gente trabajadora, la gente obrera, se ponga en pie con rabia y decida que basta ya”, agregó Cañada.
Los alimentos “expropiados” tenían como destino aliviar la terrible situación de los 160.000 desocupados de la región, la mayoría de los cuales debido a los “recortes” ya no cobran ningún subsidio por desempleo. En toda España ya hay unos 6 millones de desocupados.