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10 de May de 2020

En Jujuy la solidaridad también es el camino

A lo largo y a lo ancho del país, la CCC está presente poniéndole el pecho a una situación que se agravó aún más con la pandemia del coronavirus: el hambre y la falta de trabajo. Angie, de la Juventud de la CCC y el Movimiento “Ni un pibe menos por la droga” de Libertador (Jujuy), nos cuenta un poco acerca del recorrido del espacio en esta ciudad y como se fueron reorganizando con el aislamiento obligatorio.

Libertador es una ciudad pequeña, cabecera del departamento de Ledesma en Jujuy. La mayor parte del trabajo de esta población gira alrededor de la empresa Ledesma, la segunda azucarera más importante de Latinoamérica, cuyo dueño es  Pedro Blaquier, uno de los terratenientes y latifundistas más grandes de Argentina. Como todo lugar en donde  la tierra y la economía se concentran en pocas manos, la desigualdad social, los problemas habitacionales y la pobreza, están a la orden del día.

En el 2011, la CCC fue protagonista de una importante expropiación de hectáreas (que no estaban siendo producidas) a Ledesma. La organización construyó viviendas y barrios enteros en esas tierras, logrando que muchas personas accedan a una casa propia.  Esto puso al desnudo la gran necesidad de vivienda digna de gran parte del pueblo jujeño.

De este modo, la CCC fue creciendo en presencia territorial y política, con una juventud que se ha puesto a la cabeza de resolver sus problemas específicos: la falta de trabajo y el consumo problemático de drogas en los barrios más vulnerados.

Así nació la CAAC (Casa de Atención y Acompañamiento Comunitario) del Movimiento “Ni un pibe menos por la droga”, que aborda desde la prevención con actividades deportivas y culturales, estas emergencias. La misma tiene su sede principal en las mismas tierras que se le arrancaron al poderoso Blaquier.

“Entendemos que son sectores carenciados y en estado de vulnerabilidad. Nuestra tarea es lograr  la construcción de vínculos con varias instituciones como CAPS (salitas), iglesias, escuelas y demás. A raíz de este trabajo y en conjunto con distintos profesionales se brindan talleres deportivos (futbol, hockey y boxeo),  educativos (clases de apoyo),y  a su vez copa de leche y merendero “Cristian y Marcelo” (nombre de dos compañeros de la JCCC asesinados por la policía en el 2003). Contamos con el área que aborda problemáticas de género y trabajamos en conjunto con la Casa de la Mujer Rosita Aliaga, en aquellas situaciones de violencia de género”nos cuenta Angie.

 

La organización frente a la pandemia

Cuando se declaró la pandemia, y los casos de COVID19 comenzaron a crecer de forma alarmante en todo el país, los referentes de la CAAC (talleristas, coordinadores, cocineras y ayudante de cocina)   se reunieron y decidieron  cerrar los talleres y reducir el personal de trabajo a 7, 8 compañeros que van turnando sus horarios.  “Se les entregó el permiso correspondiente para que ninguno tenga dificultad  con la policía”. Esto fue todo un tema por el nivel de represión y abuso que tuvo la policía en la provincia.  “Tomamos la decisión de seguir con el funcionamiento de la copa de leche y merendero, reforzándolos más que nunca”. 

El CAAC viene trabajando hace más de un año y conoce las situaciones y la realidad que viven las familias de los barrios. “Al paralizarse todo iba a ser mucho más difícil para aquellos que viven de changas sin tener un sueldo seguro, llevar el pan a la casa. No podíamos dejarlos con la panza vacía mucho menos en estos momentos”.

Pasaron los días y  la situación económica que atraviesa la gente trajo como consecuencia el incremento de las familias que asisten al merendero. Los jóvenes del movimiento tuvieron distintas iniciativas como la fabricación de barbijos, ante la demanda de los mismos. “Los compañeros de la CCC nos brindaron sus máquinas y allí fabricaron el resto de barbijos que también fueron entregados a cada una de las personas que se acercaba al merendero. Recibimos las donaciones de ropa y mercadería, con ello hacemos ropero comunitario tanto en nuestra CAAC como en otros comedores, merenderos y copas de leche y entrega de la mercadería a aquellos que viven el día a día que son  los que más la están pasando mal.”

 

La otra emergencia: el dengue

Jujuy es una de las primeras  provincias que tomaron medidas extremas con respecto al aislamiento y el cierre de fronteras. El último caso positivo se detectó el 2 de abril. Angie opina que las medidas fueron rigurosas pero efectivas. Pero, se han registrado casos de abuso policial hacia aquellas personas que no cumplían estrictamente con la cuarentena, sin contemplar las necesidades de las familias más golpeadas por la situación económica.

Si bien se podría decir que se controló el COVID19 en Jujuy por el momento, hay otra problemática sanitaria emergente gravísima: el dengue.  En la zona del ramal jujeño (Libertador, San Pedro), se registran la mayor parte de los casos de la provincia, que tiene en total 2961, alcanzando el brote más grande de su historia.

Comprendemos que la pandemia es algo que nos está preocupando a todos, pero se están olvidando del dengue. Es urgente la implementación de más recursos para las fumigaciones en todos los sectores y no solo en los más reconocidos, se olvidan de los barrios que están “escondidos, olvidados” de su limpieza y desmalezamiento en baldíos que son los principales criadores de mosquitos. Y es ahí mismo donde se escucharon varios casos de esta enfermedad. Estamos en el centro de dos zonas con muchos casos, como ser Yuto y San Pedro, y aun así no se tomaron medidas correspondientes. Nosotros como institución damos todos los tips de prevención, pero es fundamental la intervención del Estado”  dice Angie.

 En esta pelea se encuentran hoy los jóvenes de la CCC y de “Ni un pibe menos por la droga”. Plantean la necesidad de armar los comités de emergencia en cada localidad y barrio para  enfrentar lo mejor posible  la difícil situación sanitaria y social. En ese camino decidieron ser parte del COPES Comité Popular de Emergencia Social, con distintas organizaciones, sindicatos, agrupaciones estudiantiles, etc.

Desde ese espacio exigen al gobierno de Gerardo Morales que coordine con estos sectores la lucha contra la pandemia. Denuncian y repudian su decisión de pagar los sueldos a estatales y docentes en cuotas, ya que esta emergencia y crisis no debe pagarla el pueblo. Al contrario sostienen que los gastos generados por esta situación  deben sustentarse con un impuesto extraordinario a las grandes fortunas y empresas de Jujuy, incluida Ledesma.

Con la situación que abrió la lucha contra esta pandemia, los jóvenes de más abajo con sus herramientas de organización, la JCCC, “Ni un pibe menos por la droga” y la Juventud Comunista Revolucionaria” son la vanguardia de la solidaridad de clase hacia los trabajadores y el pueblo.

Escribe Revista Chispa