La elaboración del Presupuesto 2011 hubiera sido una oportunidad para el gobierno kirchnerista de reparar su veto a la ley de jubilación mínima del 82% del salario mínimo y vital, que atribuyó a que ese pago no tenía una partida de fondos específica, pese al superávit de la Anses, utilizado por el gobierno para cualquier otra cosa menos para aumentar los haberes mínimos de hambre de los jubilados.
La elaboración del Presupuesto 2011 hubiera sido una oportunidad para el gobierno kirchnerista de reparar su veto a la ley de jubilación mínima del 82% del salario mínimo y vital, que atribuyó a que ese pago no tenía una partida de fondos específica, pese al superávit de la Anses, utilizado por el gobierno para cualquier otra cosa menos para aumentar los haberes mínimos de hambre de los jubilados.
El tema se ha vuelto a instalar en el Congreso de la Nación ya que, con las propias cifras del proyecto oficial del Presupuesto 2011, es posible ver que fondos hay y habría si el gobierno jugara limpio. Pues, como viene siendo su costumbre, el gobierno hace los cálculos de ingresos subestimando la inflación y el crecimiento, para que después le quede plata para otros usos no presupuestados. Así, para 2011 estima un crecimiento de 4,3% y una inflación de 8,9%, cuando, en la realidad, se estima que el crecimiento rondará el 6% y la inflación estará cerca del 25%.
De esta manera, recalculando los ingresos, se estima que se recaudarán no menos de $ 35.000 millones extras de lo que presupuestó el Gobierno. Con esos fondos, se puede financiar el 82% móvil y una suba de $ 10.000 millones en la partida de la Asignación por Hijo.
Otro punto también en cuestión en el proyecto de ley del Gobierno, es que por el mismo se quiere facultar al Poder Ejecutivo a utilizar 7.509 millones de dólares de reservas de libre disponibilidad para el pago de deuda. Otra trampa, ya que el Poder Ejecutivo contará el año próximo con 33.000 millones de pesos provenientes de fuentes intergubernamentales que el Gobierno no incluyó en su pauta de ingresos. Estas fuentes son el Banco Nación; la reprogramación de deuda en manos de la Anses y adelantos del Banco Central. También está en cuestión el uso de la ley de superpoderes, que permite al Gobierno reasignar partidas a discreción.
