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24 de September de 2014

El viernes 19 se realizaron las votaciones para el referéndum a favor de la independencia de Escocia y su desvinculación con el Reino Unido.

Escocia estuvo a un paso de independizarse

Referéndum por el sí

La campaña por el Sí tuvo una enorme cantidad de adherentes, contó con una alta participación ciudadana nunca antes vista y fue motorizada por una importante cantidad de partidos políticos que hace tiempo vienen pidiendo su desvinculación con el Reino Unido; sin embargo, el imperialismo inglés –y varios de sus socios europeos que estuvieron alarmados por la ola independentista– pusieron al servicio del No toda su artillería con apelaciones a una falsa unidad de todo el reino, para enfrentar la crisis que golpea fuertemente y así éste se impuso por un 55%.
Durante estos días, una enorme campaña de discusión sacudió la cabeza de los escoceses quienes ya vienen cansados de 300 años de opresión, pero la principal preocupación hoy se concentra en la coparticipación de impuestos y en la necesidad de retener mayores recursos en sus propias comunidades en vez de derivarlos a la capital nacional, como ocurre actualmente. También hay otras cuestiones ligadas a la lengua y a la identidad cultural en juego.
Una de las cuestiones que rescatan varios blogs y páginas independentistas, es  el modo de participación en la votación: muchos de los cuales, personas mayores de 50 y 60 años, que participaban por primera vez de un sufragio, analizaban qué tipo de Escocia querían para el futuro, qué moneda, cómo sería ese nuevo Estado.
A pesar de la derrota sufrida por el pueblo escocés (44%) en esta elección, si los imperialistas desde Londres toman nota de este porcentaje, se verán forzados a introducir cambios en la actual relación con los escoceses, porque estuvieron a un pequeño paso de perder un tercio del territorio en el que se asienta su base naval de submarinos nucleares (de difícil reubicación en el resto del reino) y el área donde se encuentran los recursos petroleros del país, la segunda cuenta del crudo y del gas de toda Europa. 
Tras las elecciones, varios sectores que habían impulsado el Sí denunciaron fraude y reclamaron un nuevo referéndum que no fuera controlado por los ingleses.