¿Qué sensaciones te produce esta jornada?
-Siempre es una emoción enorme que nos llamen y nos convoquen para movidas sociales, y de resistencia. Más en un día como hoy, el 9 de julio, con lo que representa para los argentinos, estar en la mismísima avenida con todos los que soñamos con un país distinto repudiando el acuerdo con el FMI que hizo el gobierno. Para nosotros ser tenidos en cuenta en esas convocatorias, ir a poner nuestra voz en canciones siempre es un honor impresionante, inexplicable. Y poder estar ahí tocando, cantando, y que sobre el cierre del acto nos inviten a cantar el himno con las madres y los demás artistas que estuvieron, es para nosotros una propuesta superadora, en emoción. Las canciones que nosotros hacemos y nuestros sentimientos, nuestros pensamientos y emociones puestas en canciones, de alguna manera se entrelazan con días como los de hoy. Creo que no hay escenario más lindo, más intenso, más emocionante que esos escenarios en los que uno es parte del pueblo y a la vez está como artista también compartiendo lo que uno hace.
-¿Cómo ves la situación política y social del país?
-La situación social de hoy es muy complicada y compleja a la vez. Pareciera que más allá del claro favorecimiento económico al sector más pudiente de la Argentina, con la política de liberar impuestos, de favorecer exportaciones y la timba financiera; por otro lado, mantienen, casi como estrategia, un sostén social de los sectores más marginados, manteniendo las asignaciones y los planes como una especie de contención para que la cosa no explote. Y mientras tanto, en esa franja gigante llamada clase media o clase media baja, es donde más aprietan porque saben que es donde más plata pueden sacar con tarifazos, con ajuste, con despidos y con todo lo que ya sabemos. Esto es un plan un poco macabro. A la vez se siente que no va a durar mucho y sería bueno poder evitar una tragedia social, cambiando un poco este rumbo de endeudamiento tremendo y de ajuste.
-¿De qué forma impacta el ajuste en la cultura?
-La situación de los músicos populares es también muy complicada porque al no haber políticas culturales, festivales ni presupuesto para la cultura, eso se siente absolutamente. Las bandas independientes que teníamos cada tanto algún contrato con algún municipio, una provincia o algún festival, podíamos con una parte de esa ganancia reinvertirla en la banda, poder grabar, poder seguir el camino. Pero cuando desaparece todo eso, uno está obligado solamente a vender entradas y pedir la colaboración del público, y cuando llega el ajuste eso obviamente se siente, se nota en la venta de entradas, y es totalmente entendible que la gente tenga que priorizar otros gastos. Y la salida del fin de semana, es de las primeras cosas que a veces uno tiene que ir recortando. Y se me viene a la cabeza también la situación de los músicos callejeros, el arte callejero en general. Nosotros somos una banda que nacimos tocando en la calle, tocando a la gorra. Se ha presentado un proyecto del ejecutivo de la ciudad de Buenos Aires, de Larreta, para criminalizar el arte callejero. Es una locura, que con la situación económica complicada que existe, el músico no pueda salir a rebuscárselas con lo que sabe hacer. Siempre existió el arte callejero y siempre es bien recibido por la gente, así que es todo doblemente complicado.
-¿Qué salida pensás que se le puede dar a esto?
-La salida que se ve, en primera medida es electoral, ojalá que sea democrática y pacífica. Ojalá también que no haya que esperar tanto tiempo, porque al paso que va esta gente, en un año y medio que queda van a seguir endeudándonos cada vez más. Sería genial poder frenar este acuerdo con el FMI porque sabemos que ese dinero se va a despilfarrar en cosas que no van a llegar al pueblo. Y que se logre una unidad opositora lo más amplia posible, pero definida en un rumbo en el que haya una defensa de lo nacional y de las clases populares y de los laburantes, y frenar un poco esta oleada neoliberal, oligarca y vendepatria que ya nos tiene bastante hartos a todos.
Hoy N° 1726 18/07/2018