La misma semana que alcanzó la cifra récord de 100.000 muertos por coronavirus y con una crisis económica profunda que dejó 40 millones de desempleados, Estados Unidos se conmovió por manifestaciones masivas contra el racismo y la violencia hacia la población negra.
Recordemos que la mayoría de los contagiados y muertos por coronavirus, además de la población de mayor edad, son ciudadanos negros y en segundo lugar latinos que trabajan por muy bajos salarios realizando tareas esenciales en hospitales, comercios, transporte o grandes fábricas como los frigoríficos. Gran parte de la población negra y latina tiene dificultades para acceder a los servicios de salud en un país donde la medicina es privada y no existe la salud pública. Además, perder el empleo implica perder la cobertura médica.
La muerte de George Floyd en Minneapolis, un hombre negro detenido por un policía blanco que apretó su rodilla en la nuca mientras escuchaba los gritos: “No puedo respirar” fue transmitida por Facebook Live por alguien que caminaba por la calle y se viralizó rápidamente causando indignación y furia en todo el país. Luego de varios días y noches de movilizaciones masivas en más de 70 ciudades, incluidas la Casa Blanca en Washington -con Trump escondiéndose en bunker- y el centro de Nueva York, la Justicia abrió una investigación contra el policía acusándolo de un delito menor, como “asesinato involuntario”.
Algunas manifestaciones fueron pacíficas y en otras miles de jóvenes, muchos de ellos blancos, se enfrentaron con la policía, incendiando patrulleros y comisarías, especialmente en la ciudad donde ocurrió el asesinato y se estableció el toque de queda. Las consignas que levantan son “Las vidas negras también valen” y repetían las palabras pronunciadas por George Floyd “No puedo respirar”.
El presidente Trump, que semanas atrás había apoyado y alentado las manifestaciones de ciudadanos blancos de derecha contra la cuarentena, defendiendo incluso el derecho de esos manifestantes a portar rifles de asalto, esta vez reaccionó a través de Twitter calificando a los miles de jóvenes movilizados de delincuentes y lanzando una amenaza: “¡Cuando empiezan los saqueos, empiezan los balazos!” mientras anunciaba el envío de las fuerzas federales para apoyar a la policía que se encontraba desbordada. Las palabras de Trump echaron nafta al fuego y causaron mayor indignación en los manifestantes. Twitter, enfrentado políticamente con Trump, lo censuró señalándola como una publicación que incitaba a la violencia. Al día siguiente las manifestaciones se profundizaron siendo asesinado en Detroit un joven de 19 años, aparentemente por un balazo de un grupo racista.
El gobierno de Trump ordenó desplazar a los militares para “restaurar el orden” en las ciudades donde existe mayor nivel de enfrentamiento. Al cierre de esta edición continuaban las manifestaciones masivas y los enfrentamientos. Trump, el lunes 1/6 volvió a provocar a los manifestantes, anunció el toque de queda en Washington y otras ciudades, lo que no detuvo las marchas. Amenazó con sacar el ejército a la calle, y aparecen fisuras en las propias fuerzas represivas.
Hoy N° 1817 03/06/2020