Como se ha difundido en varios medios, Lijo dice entre otras cosas que hay una empresa fantasma, The Old Fund, presidida por Alejandro Paúl Vandenbroele y dos íntimos amigos de Boudou, que se adueñó del 70% de las acciones de la empresa Ciccone que estaba quebrada. Para el juez, Vandenbroele cumplió la función de “presta nombre” del entonces ministro de Economía y son suficientes las pruebas que lo ligan en la causa a Amado Boudou. En el caso de la “nueva” Ciccone, el juez afirma que Amado Boudou y su socio, José María Núñez Carmona, se quedaron con el 70% de Ciccone Calcográfica a cambio de realizar “los actos necesarios para rescatar a la empresa de la quiebra”.
Otra de las constancias en la causa es la actuación de The Old Found en el asesoramiento del gobierno de la provincia de Formosa en la reestructuración de su deuda, en febrero del 2009, convenio refrendado por el gobernador de Formosa Gildo Insfrán y Boudou como ministro de Economía. Así, una firma que no tenía funcionamiento previo, y contaba con una sola empleada, cobró la suma de $7.823.531,94 por administrar el Fondo Fiduciario Provincial.
La investigación comprobó que Juan María Núñez Carmona y Alejandro Vandenbroele tenían una relación de amistad y laboral. “Esta relación fue reconocida por el propio Vandenbroele en sus descargos espontáneos, y por las declaraciones testimoniales de Florencia Ciccitti y Laura Muñoz”, destaca el fallo, que detalla las vinculaciones comerciales de “ex novias” y “amigos”, sus negocios y actividades, que involucran, además de a Boudu, a funcionarios como Guido Forcieri, ex jefe de Gabinete de Boudou.
Como se recordará, los intentos por frenar la investigación judicial sobre el vicepresidente, le costaron el puesto al procurador general de la nación, y el apartamiento del fiscal Rívolo y el juez Rafecas de la causa, tras allanar el departamento de propiedad de Boudou en la exclusiva zona de Puerto Madero en la ciudad de Buenos Aires, que habitaba nada más y nada menos que Vandenbroele. En ese momento, el kirchnerismo confió que la impunidad de Boudou y sus secuaces por lo sucedido en la causa Ciccone parecía estar asegurada.
Pero el juez Lijo, como recuerda el periodista Omar Lavieri “armó un rompecabezas de cientos de piezas. Unió nombres, fechas, llamados telefónicos, decisiones administrativas, reuniones, cobros de cheques, peritajes, y otras tantas cosas más para determinar que Amado Boudou, cuando era ministro de Economía, se quedó con la empresa Ciccone Calcográfica, la máquina de hacer billetes.” (“El entramado que involucra a Amado Boudou y definió su procesamiento”. Infobae, 29/06/2014).
La pieza central de estas negociaciones dolosas e incompatibles con la función pública es José María Núñez Carmona, amigo íntimo y socio de Amado Boudou. Devenido en “inusitado” multimillonario, Núñez Carmona se encuentra sospechado de evasión tributaria y blanqueo fraudulento de activos por el veloz e injustificado enriquecimiento ligado a la función del actual vicepresidente, así como el enriquecimiento de éste.
Está claro que tanto las operaciones del “tándem” Boudou-Núñez Carmona, como las conexas que involucran a otros organismos y funcionarios públicos, nunca se hubieran llevado a cabo, con un variado y poderoso encubrimiento institucional, sin el apoyo sostenido de la Casa Rosada.
Está abierta una situación crítica para el gobierno ¿sostiene o no a su vicepresidente? Los candidatos de otros sectores del bloque dominante tampoco se ponen de acuerdo si Boudou debe “dar un paso al costado”, pidiendo una licencia, o directamente renunciar. Como siempre, para los sectores populares el camino es la lucha por sus reivindicaciones, y en ese camino desenmascarar a fondo la esencia corrupta del gobierno kirchnerista.