A principios de la semana pasada, residentes de Angulos, pequeña localidad situada a unos 80 km al norte de Famatina, vieron pasar dos grandes máquinas con destino a una vieja instalación minera cercana. Las máquinas, dos retroexcavadoras de porte importante, llamaron la atención ya que no es el equipo que usan precisamente los pirquineros (mineros lavadores de pico, pala y cedazo). Informado de lo que estaba pasando, el pueblo de Famatina reunido en asamblea, decidió llamar a otra asamblea que, en conjunto con asambleístas de Chilecito, Angulos y otras localidades del departamento, decidiera las acciones a seguir.
La asamblea tuvo lugar el miércoles en el santuario Niño de Gualco, con la participación de numerosos vecinos. Luego de la discusión, se dispuso por amplia mayoría marchar hacia la mina y solicitar su desalojo ya que no se les concedía licencia social para su explotación.
Debido a que el camino a la mina, distante unos 8 kilómetros, es solo transitable en camionetas altas porque gran parte de su recorrido sigue el lecho del Río Blanco, tuvimos que acomodarnos como pudimos en las camionetas disponibles, unas diez en total.
En las instalaciones observamos, además de las máquinas, equipos para movimiento de polvos, cintas transportadoras, tornillos sinfín, tolvas y un potente grupo electrógeno que en ese momento estaba funcionando. En el lugar había unos diez empleados trabajando que al principio intentaron impedir el desalojo, pero finalmente, al cabo de un par de horas de cabildeos y acaloradas discusiones, optaron por retirarse, junto con las retroexcavadoras y el grupo electrógeno, tal como les exigía la asamblea. Para asegurarse que no retornaran, el pueblo los fue siguiendo hasta la ruta 40.
Finalmente nos reencontramos todos los participantes, en el santuario, muy felices por la victoria conseguida, para festejar con mate cocido, pan, fiambres y facturas y comentar los acontecimientos ocurridos ese día.
Es de destacar la numerosa participación de los vecinos en la asamblea, luego en la marcha y finalmente en la toma de la mina, unos cien en total, y la firmeza con que encararon el desalojo. A la empresa, si bien es pequeña, el gobierno provincial le habría concedido amplios territorios que casi llegan hasta la Mejicana; por lo que se estimaba que si esta empresa permanecía, rápidamente vendrían otras mayores, como las que ya se habían expulsado anteriormente en una lucha que es ejemplo para todo el pueblo argentino.