El acto se concretó en el Rectorado de la Universidad el 23 de marzo, y en él fueron destacados entre otros abogados, Amílcar Monti y Berta Falicoff, del PCR. Conversando con ellos, recordamos su participación en la Agrupación de Abogados de Rosario, del Organismo de Solidaridad con los Presos Estudiantiles y Gremiales (Ospeg), y sobre todo las duras condiciones en que tuvieron que defender a los compañeros perseguidos por su lucha antigolpista y luego por la dictadura de Videla.
El acto se concretó en el Rectorado de la Universidad el 23 de marzo, y en él fueron destacados entre otros abogados, Amílcar Monti y Berta Falicoff, del PCR. Conversando con ellos, recordamos su participación en la Agrupación de Abogados de Rosario, del Organismo de Solidaridad con los Presos Estudiantiles y Gremiales (Ospeg), y sobre todo las duras condiciones en que tuvieron que defender a los compañeros perseguidos por su lucha antigolpista y luego por la dictadura de Videla.
Rápidamente fueron apareciendo escenas tan intensas como el rescate y asistencia de Ana Vega, dirigente clasista de la Carne, perseguida por la patota sindical golpista de Gerardo Cabrera. O la defensa de los estudiantes Giordano y Paula, puestos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional en el 73/74 por el gobierno peronista, cuando ya aparecían los sectores fascistas que van a conformar luego la Triple A.
Un recuerdo especial para el coraje de la mamá de Rafael Gigli [camarada del PCR ya fallecido quien pasó más de 7 años preso], sus entrevistas valientes con los represores, antes y después del golpe. La convicción con que escuchaba los informes del Comité Central, conciente de que podían ser el único alimento político de Rafael y demás compañeros detenidos en condiciones terribles en el Penal de Rawson. Con un sentido del humor inalterable, que le permitió recriminarnos por referirnos en el Nueva Hora a ella, como la “anciana madre de Rafael”, diciendo que Videla era tan sanguinario que no se necesitaban exageraciones de sus crímenes.
La sensación de caminar al filo del abismo, en la defensa de Spadone y Rivas, acusados de participar en el asalto a la Fabrica Militar de Fray Luis Beltrán, cuando nadie quería defenderlos. Para cuya defensa había que entrar en las guarniciones militares, antes y después del golpe.
Y la participación del ‘78 al ‘86 en la Asamblea de Derechos Humanos de Rosario, la colaboración y el asesoramiento de las Madres de Plaza de mayo hasta 1985, y la tarea en el Equipo Jurídico de Derechos Humanos de Rosario en la promoción de los juicios por la verdad histórica y luego en los juicios actuales.
Todo realizado como parte de la lucha antigolpista del PCR y posteriormente el encabezamiento de la lucha contra la dictadura militar asesina y entreguista.
Como no podía ser de otra manera, varios dirigentes del Partido “Comunista” (ayer golpistas, hoy kirchneristas con la misma convicción), en combinación con las autoridades “K” de la Universidad, trataron con mil maniobras de distorsionar el acto. Primero, pretendiendo vía “las Tres A” igualar el gobierno de Isabel con Videla, maniobra indispensable para ocultar su nefasto apoyo al golpe. Coherentemente incluyeron en la nómina a varios que jamás aparecieron cuando más se los necesitaba, demasiado ocupados en elaborar teorías para ocultar el carácter proimperialista, entreguista y asesino de la dictadura. Vano intento de tapar la verdad, que termina siempre apareciendo en ancas de las luchas populares.
Un justo reconocimiento a la lucha del Partido, y con él sus abogados, contra la dictadura y por la defensa irrestricta de las libertades democráticas para la clase obrera y para el pueblo.
