El sábado 10 a las 2 de la madrugada comenzó –según dicen– el infierno en Suárez y Almirante Brown, pleno barrio de La Boca, en Capital Federal. Un terrible incendio se desató en el desaparecido Banco de Italia y Río de la Plata, ocupado por diez familias sin techo. Seis chicos, hermanitos todos, murieron.
Cuando se produjo el feroz incendio, la puerta no se podía abrir. Los vecinos sintieron el humo en sus casas y salieron a la calle. Unos empezaron a llamar a los bomberos y a la comisaría, y otros fueron a ayudar a abrir la puerta y a socorrer, tras escuchar el llanto de los niños y los gritos pidiendo auxilio. De adentro, tiraron por una ventana a varios niños que los vecinos, avisados, agarraban.
Los bomberos tardaron en llegar y la policía también. Los bomberos decían “hay poco agua” y los uniformados, lo primero que hicieron –cuentan los vecinos– fue sacar los palos para “poner orden”. Lo mismo que hicieron en la otra cuadra, sobre Suárez, cuando desalojaron el mes pasado un conventillo. “En La Boca nos tratan peor que a los perros”, comentaban los vecinos enfurecidos. Dicen que se produjo por un cortocircuito: “Son muchas cosas juntas lo que pasa aquí”. Hay motivos para pensar que no fue todo casual.
Las vecinas y vecinos fueron resolviendo todos los problemas junto con la solidaridad de la gente. El Gobierno de la Ciudad dice que desconocía esa ocupación, lo que provocó la indignada reacción de una vecina: “pero para las elecciones nos trajeron comida aquí para que lo votemos ¿cómo que no sabían?”
Los medios televisivos que estuvieron presentes no fueron fieles a las declaraciones que se hicieron en las entrevistas, donde se gritaba contra Macri y Cristina Kirchner, quienes eran acusados de responsables: “Dicen que a Cristina le faltó agua. Más agua nos faltó a nosotros”, decía a gritos una mujer.
Es muy grande el dolor de Celia y José que perdieron seis hijos por no tener trabajo ni vivienda. Otra pareja tiene a su hija internada en el hospital Argerich con graves quemaduras y ellos con quemaduras en las piernas. Son vecinas y vecinos que están luchando por una vivienda digna. Hace años que los tienen de promesas en promesas. Como dijo Liliana: “Vamos a seguir luchando, esto que pasó nos puede suceder a cualquiera de nosotros”. No hay otro camino que el de la lucha y la solidaridad.
Así, el sábado a las 18 hs se concentraron cientos de vecinos y compañeros de otros barrios, en su mayoría mujeres. Se habló de seguir la lucha, las entrevistas que se venían realizando desde hace años siempre fueron escuchadas “formalmente”.
El domingo, eran llevadas al Cementerio de la Chacarita las seis inocentes criaturas que tuvieron que morir por un gobierno que le da la espalda al pueblo trabajador. Los cartelitos hechos a mano por las vecinas decían: un grito de dolor. Basta de matar a nuestra gente.
03 de October de 2010