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11 de January de 2011

28 y 29 de julio 1979

Informe de estricta circulación interna al regreso de la delegación del Partido en su viaje a la R. P. China

Documentos del PCR / Tomo 4

Secreto:
Circular

Secreto:
Circular

El Comité Central recibió el informe de la delegación partidaria que invitada por el CC del PC de China visitó recientemente la República Popular China, y aprobó su actuación y sus conclusiones. La delegación del CC, encabezada por el compañero Secretario General del Partido estuvo en China durante 45 días. Visitó Pekín, las provincias de Sechuán, Jupi y Kuanchou; fue agasajada con un banquete ofrecido por el camarada Chi Peng Fei miembro del Comité Central y responsable del Comité de Enlace del CC- y tuvo una entrevista con el camarada Hu Yao Pang, miembro del Buró Político del CC y Secretario General de este último.
La visita de nuestra delegación permitió hacer conocer mejor a los camaradas chinos la situación actual y las luchas de nuestro Partido y de la clase obrera y nuestro pueblo contra la dictadura hambreadora, entreguista y asesina de Videla, y recabar solidaridad con la misma. Ayudará también a nuestro Partido a conocer mejor la actual situación en China, y las tareas del PC hermano.
Derrotada la “banda de los cuatro” el PC de China ha puesto el centro de su trabajo en la construcción económica. Tarea en la que ha logrado éxitos importantes: en 1978 el valor global industrial aumentó en un 14% con respecto a 1977, y pese a la grave sequía la producción cerealera llegó a 300 millones de toneladas; la producción de acero superó los 30 millones de toneladas, la de petróleo crudo 100 millones de toneladas y la de carbón de piedra los 600 millones de toneladas. Esta recuperación económica ha creado condiciones favorables para realizar las cuatro modernizaciones.
El PC de China, de acuerdo con la diferenciación estratégica de tres mundos, ha desplegado la línea del Frente Único Antihegemonista y ha establecido relaciones amistosas con numerosos países de todo el mundo. La diplomacia china ha conseguido éxitos resonantes luego de las giras del año pasado e inicios del actual, de los camaradas Hua Kuofeng, Teng Siaoping, y Li Sin Nien.
 Política y militarmente la República Popular China realizó con éxito el contraataque en defensa propia contra Vietnam, dando así un ejemplo de cómo enfrentar la prepotencia expansionista de la URSS y sus mercenarios, y realizando una importante preparación militar del Ejército Popular de Liberación. Ese contraataque ha sido una valiosa contribución de la República Popular China al desbaratamiento del plan estratégico global expansionista de la URSS, y ha constituido un freno a la descarada actitud provocativa de Vietnam en el Sudeste Asiático. El contraataque a Vietnam ha demostrado que si la modernización de China exige fronteras de paz, para lograr un tal tipo de fronteras hay que tener fuerza, y no creer que se las conseguirá mendigando, apaciguando, y haciendo concesiones a la URSS y sus agentes, o a las otras potencias imperialistas. Este golpe lo sintieron los vietnamitas en el cuerpo pero avergonzó a los soviéticos. El 16 de marzo, cumplidos sus objetivos, el EPL se retiró de Vietnam sin dejar un solo soldado chino en el territorio de ese país.

II) Todos estos éxitos se han logrado en medio de una aguda lucha de clases y de líneas en China, lucha que expresa, en la superestructura, la contradicción fundamental de la sociedad china. Como señaló el camarada Mao Tsetung en 1957: “La lucha de clases entre el proletariado y la burguesía, en el terreno ideológico, será aún larga, tortuosa y a veces incluso muy enconada. El proletariado aspira a transformar el universo según su concepción del mundo, y la burguesía, según la suya. A este respecto, aún no ha sido resuelta en definitiva la cuestión de quién vencerá: el capitalismo o el socialismo” (“Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo”).
El Tercer Pleno del CC, cuya resolución publicó Nueva Hora, por un lado y el reciente reajuste hecho por el CC del PC de China a los planes económicos en marcha y la insistencia en las cuatro perseverancias (perseverancia en el camino socialista, en la dictadura del proletariado, en la dirección del partido y en la fidelidad al marxismo-leninismo- pensamiento Mao Tsetung) por otro lado, son testimonios claros, y públicos, de esa lucha de líneas.
Se puede decir que, en definitiva, en la sociedad china, y en primer lugar en el partido, se enfrentan dos líneas:
Una línea expresada por las intervenciones de los camaradas Hua Kuofeng y Ye Chien Yi al XI Congreso del PC Chino y a la V Asamblea Popular lleva adelante la lucha por la modernización de China afirmando el camino socialista y la dictadura del proletariado, y manteniendo fidelidad al marxismo-leninismo –pensamiento Mao Tsetung; entendiendo el aporte del camarada Mao Tsetung al movimiento comunista internacional no sólo por los méritos que le corresponden por haber sabido integrar el marxismo-leninismo con la práctica de la revolución china sino, también, por haber sido el continuador de Marx-Engels-Lenin y Stalin que desarrolló el marxismo en varios terrenos, y, en especial, por la teoría de la continuación de la revolución en las condiciones de la dictadura del proletariado, valorando al camarada Mao Tsetung no sólo como el líder de la lucha liberadora previa a Octubre de 1949, y como el líder del período de transformaciones socialistas, sino también como el líder que inició personalmente y piloteó la Gran Revolución Cultural Proletaria.
La línea, marxista-leninista-maoísta, se mantiene fiel al análisis del camarada Mao Tsetung sobre la diferenciación de los Tres Mundos y a la inevitabilidad de la guerra, entiende las concesiones actuales al capitalismo internacional como concesiones necesarias pero transitorias (como las de la Nueva Política Económica, NEP, en épocas de Lenin) y, además, como secundarias en relación con el esfuerzo propio necesario para modernizar China superando las interferencias y sabotaje de la línea ultraizquierdista de la “banda de los cuatro”. Entiende que la lucha contra la “banda de los cuatro” implica mantener y no derribar las banderas rojas de Tachai y Taching; pone la política al mando en la construcción económica, y se opone a separar metafísicamente la economía de la política; entiende el Frente Único Antihegemonista como expresiónn táctica actual del análisis estratégico de los Tres Mundos; defiende la caracterización leninista del camarada Mao Tsetung respecto del socialimperialismo soviético; plantea la solidaridad internacional del proletariado como requisito imprescindible para construir el socialismo en China y llegar a la sociedad comunista, y mantiene activa la lucha contra la restauración capitalista.
Otra línea, que ha avanzado en el último período, en la que confluyen (de acuerdo con las circunstancias políticas concretas) distintas tendencias que fueron denunciadas durante la Gran Revolución Proletaria, en esencia, pretende “desmaoizar” China aprovechando la lucha contra la “banda de los cuatro” y la necesidad de promover la más amplia unidad por la situación interna e internacional de China. Esta línea entiende las actuales medidas en el terreno político y económico como un paso hacia transformaciones que, en caso de realizarse, permitirían a esta línea, y a sus representantes, conquistar la totalidad del poder y, como ya lo demostró la experiencia internacional del proletariado desde 1955 hasta aquí, inevitablemente, llevaría a restaurar el capitalismo.
Estas líneas tienen representantes y posiciones en todos los niveles del Partido y el gobierno, y se expresan en:
a)    La valoración de los últimos treinta años. La línea antimaoísta y derechista oculta el proceso que ha llevado a China a conseguir sus grandes conquistas en el terreno de las condiciones de vida y trabajo del país más poblado de la tierra, en el terreno de la democracia real para las grandes masas explotadas, y producir 30 millones de toneladas de acero, 100 de petróleo, 600 de carbón de piedra, tener un rendimiento cerealero por hectárea muy superior a los de la agricultura yanqui o soviética, lanzar al espacio satélites artificiales, poseer una alta tecnología atómica y de rayo láser, pese a treinta años de bloqueo yanqui y a casi 20 años de boicot soviético. La lucha es aún más aguda en la valoración del período posterior al inicio de la Revolución Cultural Proletaria. Para una línea esa revolución impidió la restauración capitalista en China; para la otra, la antimaoísta, la Gran Revolución Proletaria China trajo a China todo tipo de desastres y de males.
b)    Esa discusión afecta principalmente la valoración del aporte del camarada Mao a la revolución china. En definitiva, so pretexto de atacar el dogmatismo y las ideas que presentan a Mao como un santo o un dios -ideas que difundieron en su momento Lin Piao, Chen Po Ta, y la “banda de los cuatro”, y que el propio Mao no sólo atacó sino que ridiculizó- la línea de derecha crea las condiciones para valorar al camarada Mao, al igual que hacen los revisionistas soviéticos, como “un fanático pequeñoburgués” representante de la “mentalidad campesina” en el Partido. La línea marxista-leninista defiende al camarada Mao como “el más grande marxista de nuestro tiempo” como señalaron los camaradas Hua Kuofeng y Ye Chien Yi en el XI Congreso, y como el representante de la clase obrera china, teniendo presente que la clase obrera y el campesinado pobre representaban el 70% de los afiliados al PC de China. Al mismo tiempo, la línea derechista, al rehabilitar a muchos cuadros que fueron injustamente represaliados por la “banda de los cuatro”, pretende limpiar de culpas a la derecha, argumentando que en el pasado habrían sido calificadas de derechistas ideas correctas y pretende revocar las opiniones dadas en su momento sobre la línea política de esos cuatro que fueron, como Peng Teh Juai, Peng Chen o Liu Saochi, cuadros con larga tradición de lucha, veteranos comunistas que, en el proceso, se convirtieron en los abanderados de la línea antimaoísta en el seno del Partido y defensores apasionados de la línea prosoviética (como Peng Teh Juai en 1959 respecto del tipo de fuerzas armadas chinas) y de las medidas que llevaban a restaurar el capitalismo (como Peng Chen y Liu Saochi en 1966-1967).
c)    En la agricultura, la lucha de líneas se da entre el programa que alaba la parcela individual y el papel del mercado libre en el campo chino, reivindicando la línea de Liu Saochi que se llamó el san zi yi bao (desarrollo del mercado libre; aumento de tierras de uso privado; promoción de pequeñas empresas responsables de sus propias ganancias o pérdidas; y fijación de cuotas de producción agrícola en base a la familia campesina) al tiempo que trata de reducir el papel de la comuna, y ataca la esencia de la experiencia de Tachai a la que reduce al ejemplo de “trabajar duro y con espíritu comunista” y acusa de “olvidar la silvicultura”, “producir cereales a alto costo”, etc. En la visita realizada la delegación pudo comprobar, directamente, cómo en brigadas y comunas que visitó se impulsa a fondo esta línea. La línea marxista-leninista en el campo, corrigiendo los errores debidos a la interferencia de la “banda de los cuatro”, mantiene como ejemplo el de la Brigada Tachai, no para aplicarlo mecánicamente sino como ejemplo del camino de construcción del socialismo y como modelo de un camino que, aprendiendo de los errores de los Koljoses soviéticos, señaló el rumbo hacia el comunismo del campo chino. En la visita de la delegación al distrito de Jun An, en la provincia de Jupei, pudo comprobar los grandes hechos logrados por el Partido chino con la aplicación a fondo y creadora de esta línea.
c)    En el terreno industrial la línea marxista-leninista entiende necesario tener el criterio de autosostenimiento y fuerza propia como principal, y la ayuda o las concesiones al capital extranjero, destinadas a obtener tecnología moderna, como secundarias, teniendo presente que hoy existe en China una poderosa base industrial capaz, en algunos casos, de duplicar su producción si se aseguran el aprovisionamiento energético y medidas de reestructuración y reordenamiento. Esta línea pone la política al mando para tener la producción como centro; estableciendo el grado de salario de acuerdo con el nivel técnico y el aporte productivo, restableciendo a fondo el principio socialista de “de cada uno según su capacidad y a cada uno según su trabajo”, y “el que no trabaja no come”, tener el estímulo espiritual como el principal y el económico como secundario; integrar el sistema de economía planificada con la economía de mercado tomando a la economía planificada como principal y a la de mercado como factor de reajuste.
    La línea de derecha pone el centro en la exageración del atraso industrial chino para subrayar la imposibilidad de salir de él sin la “ayuda externa”. De fondo ataca a la línea maoísta de construcción de la industria como hizo en su momento Su Yehfang, el Director del Instituto de Investigacio-nes Económicas derribado por la Revolución Cultural, gran admirador del economista soviético Libermann, para quien la planificación de la República Popular China que propugnaba el camarada Mao era semejante a “la de un jefe de tribus primitivas”… “sin la menor comprensión de la ley del valor”, y atacaba la línea de la política al mando calificándola de “idea de un perezoso”. Al igual que el mencionado Su Yehfang, hoy, en China, la línea de derecha pone el centro en “la economía de mercado”, tener la ley del valor como principal orientador de la economía, etc.
    En la enseñanza repercute directamente toda esta situación ya que allí fue muy grande la interferencia de la “banda de los cuatro” y es urgente la preparación de millares de técnicos y profesionales de alto nivel técnico y científico. Se ha anulado el sistema anterior de enviar al campo, o la producción, a los diplomados de escuelas secundarias y que sean las unidades productivas las que propongan a los candidatos a entrar a la Universidad, se ha implantado un examen de ingreso severísimo; se ha eliminado la participación estudiantil en la discusión de los problemas académicos. En torno a la transitoriedad o permanencia de estas medidas se da el choque de dos líneas; Una que pone el centro en la elevación del nivel cultural, técnico y científico de las grandes masas populares, sin abandonar la formación de expertos rojos y calificados, y otra que pone el centro en la formación de una elite calificada y bien retribuida. En este terreno, y en torno a la valoración de la Gran Revolución Cultural la línea de derecha plantea que en 1966 la enseñanza en China “había coronado exitosamente sus objetivos”, y llega incluso a alabar el “alto nivel científico” de algunas universidades antes de la liberación, al tiempo que considera que durante los diez años de la Revolución Cultural Proletaria sólo hubo errores y caos en la Universidad y en la enseñanza en general.
e)    En los terrenos filosófico, histórico, artístico, se libra una lucha aguda. Se han reinstalado públicamente y libran lucha abierta todas las concepciones que enfrentó la Gran Revolución Cultural Proletaria, incluso la concepción que considera al revisionismo no como el producto de determinadas condiciones sociales, objetivas, sino como el producto de la degeneración moral de un individuo, o de un grupo de individuos (camarilla). Hay quienes llegan, incluso a plantear que la URSS es imperialista y hegemonista pero “no estamos seguros de que haya cambiado su sistema”, negando de hecho el carácter científico de la tesis del camarada Mao Tsetung sobre el socialimperialismo y la aplicación a éste del análisis de Lenin sobre el imperialismo. También son conocidas las expresiones públicas de quienes pregonan la vieja línea de Liu Saochi que se llamó, en su momento, línea de “las tres reconciliaciones y una reducción” (reconciliación con la URSS, EE.UU., Europa Occidental, y reducción de la ayuda a los países del Tercer Mundo y al movimiento revolucionario).
f)    Respecto de la política internacional es visible que se entiende de diferentes maneras el Frente Único Antihegemonista. Para la línea marxista-leninista es una expresión táctica de la línea estratégica que surge de la teoría de los Tres Mundos y que valorando tácticamente la agresividad y peligrosidad del expansionismo de la URSS, y la inevitabilidad de una nueva guerra mundial, traza una línea que se corresponde plenamente con los intereses inmediatos y mediatos de la clase obrera mundial y los pueblos del Tercer Mundo. Para otros es sólo una “coordinación de fuerzas que golpea al enemigo más peligroso”, sin descartar la posible alianza con la otra superpotencia o la posible neutralidad china en un conflicto con centro en Europa. Para otros es un “endurecimiento táctico” frente a la URSS que no descarta un posible acuerdo con ésta. Para otros una alianza con EE.UU. y Japón que secundariza la importancia del Tercer Mundo. Se comprende así la línea de la URSS que, mientras mantiene el centro de su presión sobre Europa, y el cerco a Europa, hostiga tácticamente a China por intermedio de Vietnam, concentración de tropas en sus fronteras, presión sobre la India para que siga una línea antichina, control de Afganis-tán, etc. Pero sin descartar una posible alianza o, en último caso, la neutralidad china en un conflicto con centro en Europa. Los EEUU, movidos por esta situación, aceleraron su acercamiento a China, pero se precaven para el futuro, al tiempo que no descartan la posibilidad de inducir a la URSS de expandirse hacia China y no hacia Europa. Cada aspecto de esta política es expresado, en cada país, por una u otra tendencia, y esto es válido para la URSS, para los EE.UU. y para China.
g)    Es muy difícil prever el curso futuro de esta situación ya que siendo decisivo para su desenlace la situación interna china, sobre el proceso incidirá seguramente el desarrollo de la actual situación internacional en donde crece la revolución y crecen los factores de guerra. Lo más importante estará dado por quién dirija al Partido y hegemonice el poder en China.
h)    Nuestra posición ante el actual proceso en la República Popular China estará guiada por las siguientes consideraciones:
–    Somos comunistas y nos mantendremos fieles al marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung, sean cuales fueren las circunstancias históricas que debamos enfrentar. Como comunistas somos internacionalistas, parte de la clase obrera internacional y vanguardia de un destacamento nacional de la misma. Nuestra responsabilidad principal es la revolución argentina por lo que nuestros deberes internacionalistas se entrelazan y articulan con nuestros deberes patrióticos. Los revisionistas plantean que los problemas chinos son de los chinos, y que los comunistas extranjeros no deben opinar sobre ellos; pero no hay que confundir la no intromisión en los asuntos internos de los partidos marxistas-leninistas con no opinar sobre las cuestiones de principio. Desde este punto de vista consideramos que así como la Comuna de Paris no fue una cuestión “de los obreros franceses” solamente, ni la Revolución Rusa una cuestión exclusiva de los obreros rusos, así tampoco la Revolución China, o la Revolución Cultural Proletaria, son cuestiones exclusivas del proletariado chino; y así como Lenin no fue sólo un dirigente del proletariado ruso sino que lo fue también del proletariado mundial, así tampoco Mao Tsetung fue sólo un dirigente del proletariado chino. Nosotros “tenemos las espadas de Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao”, si algunos quieren desprenderse de algunas de ellas es cuestión de ellos. Nosotros no nos desprendemos de ninguna.
–    Apoyaremos al Partido Comunista de China en la difícil lucha que enfrenta. Discutiremos nuestras discrepancias en forma interna, no pública. Al mismo tiempo apoyaremos la línea de los marxistas-leninistas chinos y no difundiremos entre nuestra clase obrera y nuestro pueblo las ideas revisionistas que han salido o salgan a flote en este proceso.
–    Apoyaremos firmemente la teoría de los Tres Mundos, la unidad tercermundista con el pueblo y el gobierno chinos, y el Frente Único Antihegemonista que impulsa el PC de China, lo que haremos a partir de nuestra propia línea que integra al marxismo-leninismo a la práctica de la revolución argentina.
–    Perseveraremos en la integración del marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung con la práctica de la revolución argentina.