I. Situación internacional
En el último período se comprueba:
I. Situación internacional
En el último período se comprueba:
* Un aumento de los factores de guerra: se mantiene una situación explosiva en el Medio Oriente y la zona del Golfo Pérsico; Vietnam continúa una política provocativa en el Sudeste Asiático a través de la ocupación armada de Laos y Camboya, constantes incidentes fronterizos con la República Popular China y amenaza de agresión a Tailandia; se ha reforzado la presencia militar soviética, cubana y de otros países satélites de la URSS en África; se ha hecho pública la presencia de miles de soldados soviéticos en Cuba, lo que unido a los acuerdos en trámite entre las FFAA soviéticas y varias FFAA latinoamericanas, es preanuncio de incidentes bélicos en nuestros países; se mantiene una situación tensa que puede motivar una intervención extranjera más abierta en Irán (en donde la URSS estimula los movimientos separatistas kurdo, azerbaijano y belukistano) y en Afganistán. Esto en momentos en que crece una gran polémica en Europa sobre la mejor forma de asegurar la defensa nacional de los países de Europa occidental, ante la debilidad yanqui frente a la agresividad soviética y la comprobación, irrefutable, de la superioridad militar soviética en ese continente, especialmente con la fabricación masiva por los soviéticos de los nuevos misiles SS-20 (cuya fabricación no prohíben los acuerdos Salt con los EE.UU.), misiles con un alcance de 3.500 Km, lanzados desde camiones, con tres ojivas nucleares cada uno, capaces de alcanzar tres objetivos diferentes con precisión de menos de 300 metros.
Los pueblos no quieren la guerra. Pero la carrera armamentista entre las dos superpotencias, y en particular la agresividad expansionista del socialimperialismo soviético, agresividad que crece día a día, llevarán al mundo, inevitablemente a una nueva guerra mundial. La política del avestruz que esconde la cabeza para no ver el peligro, política común al reformismo y al revisionismo, no servirá ni para postergar el estallido de esa guerra, ni para afrontarla mejor el día en que estalle.
* También crecen los factores revolucionarios. Los casos más relevantes son los de Irán y Nicaragua. En particular es notable el auge revolucionario en América Central y América del Sur. El movimiento obrero libra combates importantes en Europa, en Japón y en América.
También crece la fuerza del movimiento antiimperialista, anticolonialista y antihegemonista de los países del Tercer Mundo. Los hechos demuestran que ésta es la principal fuerza que se opone al expansionismo de las dos superpotencias en general, y al del socialimperialismo soviético en particular. Así se demostró en cuanto a los EE.UU. en el caso de Panamá y de la defensa de las 200 millas de soberanía marítima. Y en cuanto a la URSS en el enfrentamiento a su agresión (a través de sus agentes cubanos, alemanes orientales, o vietnamitas) en el Zaire, Sudán, Somalía, Yemen del Norte, Camboya, etc. La Conferencia de No Alineados realizada recientemente en La Habana debió enfrentar el intento cubano de hacer pasar a su amo ruso como el “aliado natural” de los países y pueblos del Tercer Mundo; intento que fue derrotado gracias a los esfuerzos de Yugoslavia, la India, Egipto, y otros países, entre los que debemos destacar los del Pacto Andino en América Latina. Así se logró preservar los principios antiimperialistas, anticolonialistas y antihegemonistas del movimiento, y desenmascarar el falso “no alineamiento” de semicolonias soviéticas como Cuba y Vietnam (si bien la presidencia del movimiento por tres años por Fidel Castro crea un grave peligro a su subsistencia como foro mundial de los no alineados).
En la política mundial es cada día más visible la agresividad y el expansionismo soviético. Se ha tornado clara, incluso, su fuerte penetración en América Latina; penetración que no por negada por muchos revolucionarios y marxistas-leninistas, deja de ser menos real, haciendo recordar aquello de: “no hay peor ciego que el que no quiere ver”. Las fuertes posiciones de la URSS en: Cuba, Jamaica, Grenada, Guyana, Nicaragua y Panamá, son la parte visible del iceberg ruso en América Latina. En estos países se han montado en el movimiento antiyanqui para copar posiciones claves de poder. Pero su fuerza principal en América Latina, aparte de Cuba, anida en Brasil, México, Argentina, Perú, Venezuela y Bolivia. Trabajan para un golpe de Estado en Colombia; y han penetrado profundamente en Paraguay, a través de sus testaferros en Argentina y Brasil.
Cada día está más claro, también, el carácter fascista, de “tipo hitleriano” como dijo el camarada Mao Tsetung, del imperialismo ruso. De socialista solo tiene el nombre. Cada día está más claro para sectores cada vez más amplios, su carácter de enemigo de los pueblos. Disputan con los yanquis la hegemonía mundial y para ello, disputan el control de lo que el camarada Mao Tsetung llamo “zona intermedia” (África, Asia, América Latina, Japón y Europa Occidental), disputa que tiene como centro a Europa. Para esta disputa la URSS ha elaborado una estrategia global que aplica paso a paso. Los EE.UU. son un imperialismo en decadencia que sufre el acoso liberador del movimiento antiimperialista de los pueblos, y que, simultáneamente, es incapaz de enfrentar exitosamente al expansionismo ruso; éste penetra aceleradamente hasta en los últimos reductos yanquis. La crisis energética golpea duramente a la economía capitalista occidental, y también al socialimperialismo y sus países satélites. Pero golpea en forma particularmente aguda al imperialismo yanqui, ya que una de las claves de la hegemonía mundial de éste fue el control de los monopolios yanquis sobre la producción petrolera mundial. Las crecientes dificultades yanquis son aprovechadas, agresivamente, por la URSS, para su expansión.
El mundo va a la guerra y a la URSS le corresponde la principal responsabilidad por ello. No es bueno cerrar los ojos frente a esto, como hicieron muchos países antes de la Segunda Guerra Mundial con el crecimiento del nazismo y el aumento del peligro de guerra. No es bueno desmovilizar a los pueblos frente a la posibilidad de esa guerra y al expansionismo soviético. De nada servirá pensar que el peligro socialimperialista apuntará para otro lado, y éste o aquel país se podrá salvar o quedará neutral en una próxima guerra mundial. Como demostró la propia experiencia del movimiento obrero y la de muchos partidos comunistas entre los años 39 y 41 respecto de los nazis, las ilusiones de ese tipo pueden llevar a que los pueblos bajen la guardia frente al peligro principal: ayer, los nazis; hoy los expansionistas rusos, con resultados trágicos para la clase obrera y los pueblos. Por ello apoyamos la línea de Frente Único Antihegemonista lanzada por los camaradas chinos. Este Frente Único debe tener como núcleo al proletariado mundial y a los países del Tercer Mundo, y coordinar, en la forma más efectiva posible, con los países europeos y Japón, e incluso con los EE.UU., una política que aísle al socialimperialismo soviético y pare su furia expansionista, en la perspectiva de postergar una guerra mundial y estar en mejores condiciones de enfrentarla cuando estalle. Solo el desarrollo y fortalecimiento de ese Frente Único Antihegemonista puede contribuir a postergar una nueva guerra mundial. Creemos que esta línea exige, para triunfar, una política diversificada pero coordinada; flexible pero firme, consecuente, del movimiento comunista internacional, del movimiento obrero y de las fuerzas tercermundistas, política que debe tener en cuenta que las fuerzas antiimperialistas y antihegemonistas tienen un enemigo principal común frente al cual, si no se unen, serán derrotadas.
II. Situación nacional
La dictadura ha continuado llevando adelante su plan económico. Este ha sido sostenido a capa y espada por Videla y por Viola. Otros altos jefes de las FF.AA. le han hecho críticas parciales pero han defendido su “filosofía”.
Como sucedió en la llamada “década infame”1, un sector de los terratenientes y grandes capitalistas, cuando se refieren a la situación del país, mencionan sus riquezas, los saldos favorables de su comercio exterior, la tenencia de divisas, la confianza de los acreedores, etc. Mientras, la enorme mayoría de la población solo conoce la pobreza de los trabajadores, el estancamiento y el retroceso cultural, la entrega de las riquezas nacionales a la voracidad de los monopolios imperialistas, la jauja de los terratenientes, la miseria de la inmensa mayoría de los campesinos, etc. Agravado todo esto por el flagelo de la inflación, que, como mínimo, se devora cada mes un 10% de los salarios y sueldos de hambre de los asalariados, y por la amenaza de un crac catastrófico de la economía nacional que deje a millones de trabajadores en la calle.
La situación de las masas obreras se ha agravado extraordinariamente desde marzo de 1976. Los salarios reales han caído en alrededor de un 40% con relación a los de entonces. Se ha intensificado notablemente la superexplotacion de la clase obrera; las grandes empresas cambian permanentemente a su personal para poder imponerle mejor nuevos ritmos de superexplotación, y han generalizado las horas extras, y el trabajo a premio, que perjudica particularmente a las mujeres y facilita la superexplotación de los trabajadores. Incluso la dictadura, en su reciente decreto sobre salarios, impone la obligación de cláusulas de mayor productividad para los aumentos. En Ford, con el mismo personal que en 1975-76 se producían 190 coches, hoy se producen 350. Los obreros rurales, perdieron las 8 hs. que habían conquistado en algunas zonas, y numerosas reivindicaciones elementales en sus condiciones de vida y trabajo (mejor vivienda, agua limpia, etc.). La carne en el mercado internacional pasó en pocos meses de 800 dólares la tonelada a 1.600. Pero el salario de los obreros rurales y los obreros de la carne siguió siendo miserable, demostrando que los obreros pagan la crisis en las malas y no se benefician en nada en las buenas. Los nuevos salarios mínimos fijados por el gobierno para los obreros rurales son inferiores a $ 800.000 m/n por día para el peón y de $ 900.000 m/n por día para el estibador. Ahora, preocupada por la inflación, en su política de “frene y marche”, de provocar la recesión cuando la inflación desborda, y estimular luego la inflación para salir de la recesión, la dictadura acaba de amenazar con una política de desocupación masiva para 1980.
La situación de las masas campesinas también es mala. En la zona cerealera los negocios buenos los hacen los terratenientes e intermediarios pero no los chacareros. Los que en la última cosecha vendieron la soja a $ 19.000, vieron que 20 días después estaba a $ 23.000. Ha habido una gran liquidación de pequeñas explotaciones de 50 a 70 hectáreas en el sur de Córdoba como resultado de los malos precios, la falta de créditos, y los impuestos agobiantes. El tomate envasado español llega a puerto más barato que el precio del envase de hojalata (monopolizado por Bunge y Born) para las cooperativas de productores, con lo que estas están condenadas a desaparecer. Es difícil la situación de los vitivinicultores, y la de los cañeros azucareros, dejados a merced del monopolio bodeguero y azucarero, como en la “década infame”. Las pautas cambiarias de la dictadura, que establecen márgenes fijos de devaluación del peso frente al dólar inferiores a la devaluación inflacionaria, crean la posibilidad de paralización de muchas exportaciones agropecuarias, facilitan la compra de tierra barata, con fines especulativos, y todo tipo de maniobras financieras, por quienes posean monedas extranjeras como el dólar, marcos alemanes, etc. Con la privatización de la CAP (a la que no supo defender como debía, a través de la movilización de los pequeños y medianos ganaderos, la dirección de la Federación Agraria) y con el vaciamiento (por el grupo gelbardiano de Domper) del Banco Cooperativo Agrario, los pequeños y medianos productores agrarios han perdido un capital estimado en 500 millones de dólares. El Encuentro Nacional de la Juventud Agraria volvió a plantear el drama de la falta de tierra para la juventud del campo.
El problema educativo se ha agravado. La deserción en la enseñanza primaria alcanza al 50%. La dictadura ha traspasado a la Municipalidad de Buenos Aires, y a las provincias, las escuelas nacionales. La Municipalidad de Bs. As., de entrada, decretó el cierre por un año de 133 escuelas. Se cierran divisiones enteras en los colegios secundarios. En la Universidad se reducen los cupos de ingreso y se eliminan a miles de estudiantes a través de materias filtro y reglamentaciones opresivas. Todo esto no por una mera orientación “elitista” sino como resultado directo de la falta de presupuesto. Así como la masa del pueblo debió pagar con impuestos especiales los gastos de guerra y represión realizados en preparación de una guerra con Chile, miles de estudiantes pagan con la frustración de sus estudios universitarios el presupuesto de guerra y represión de la dictadura. A esta política limitacionista se agrega una ley universitaria que pretende institucionalizar el fascismo en la universidad; y una brutal caída del nivel de la enseñanza como resultado de los sueldos de hambre a los profesores y de la falta de libertad de cátedra.
La opresión fascista, los impuestos, la política antipopular de la dictadura oprimen a la mayoría de los intelectuales.
La dictadura, que ya ha creado una grave situación sanitaria a la mayoría de la población con el arancelamiento hospitalario y el cierre de hospitales, pretende ahora privatizar las obras sociales, lo que agravará, si se realiza, toda la situación sanitaria popular.
En estos años se ha agravado extraordinariamente el problema de la vivienda popular. Miles de habitantes de villas de emergencia han sido desalojados y arrojados a la calle. Se han indexado las cuotas que pagan por su vivienda miles de poseedores de viviendas populares. La liberación y posterior indexación de los alquileres ha transformado a éstos en una carga asfixiante sobre los presupuestos de los trabajadores. El déficit de vivienda alcanza a 2.500.000 unidades; déficit que se agrava de año en año, simplemente porque se construyen unas 100.000 viviendas por año, a veces menos, muchas de ellas para los ricos, y cada año contraen enlace unas 205.000 parejas.
Las medianas y pequeñas empresas nacionales son castigadas con las rebajas arancelarias, las pautas cambiarias y la desprotección de la industria nacional. El desaliento al consumo popular las perjudica especialmente, lo que se agrava porque, privada la pequeña y mediana industria nacional de todo apoyo estatal para modernizarse y poder competir, debiendo pagar fletes elevados, está imposibilitada para exportar su producción y para competir con las exportaciones de otros países, que están, en general, fuertemente subvencionadas y apoyadas por la protección estatal. La enorme presión tributaria, los créditos, tarifas y alquileres indexados, van empujando a la ruina a la industria nacional.
Se han agravado todos los problemas derivados de la centralización en el Litoral y Gran Buenos Aires ya que el federalismo no existe ni siquiera en los papeles oficiales. Se puede decir de esta dictadura, que según el P“C” es producto de un “proceso inédito”, “cualitativamente distinto” al que instauraron otros golpes de Estado, que lo distinto consiste en que nunca se conoció, en la Argentina, una dictadura más reaccionaria y antipopular.
Prometieron instaurar una “economía de producción” e instalaron una de especulación. El año 1979 fue el año del juego desenfrenado en la Bolsa de Valores con acciones de valores inflados; el año en que muchos burgueses se transformaron de industriales en importadores y comerciantes; en que entraron millones de dólares para volcarse a la especulación financiera y se vaciaron innumerables empresas.
Se estima que la diferencia entre lo efectivamente producido por la economía nacional y lo que potencialmente hubiese podido producir con un ritmo de crecimiento del 3,5 % entre 1976 y 1978 equivale a 23.500 millones de dólares.
Se puede decir que la orientación general de la dictadura es promonopolista y proterrateniente. Pero, con esto, se dice solo una parte de la verdad, ya que hay empresas monopolistas argentinas que han hecho grandes negocios y han crecido, y otras se han fundido. Hay monopolios extranjeros que han fortalecido sus posiciones (como la Shell, beneficiada con una riquísima concesión petrolera en Río Grande, Tierra del Fuego) y otras que han abandonado el mercado argentino o disminuido su participación (como la General Motors).
En general las empresas de la burguesía nacional que necesitan gran apoyo financiero para producir, han debido acudir a los préstamos usurarios del capital financiero dando como garantía sus inmuebles y patrimonio físico, o sus acciones, lo que ha permitido a ese capital financiero, aprovechar los momentos de paralización o disminución de ventas, para quedarse con esas empresas y utilizar esos paquetes accionarios para nuevas especulaciones o liquidaciones fraudulentas. Numerosas empresas nacionales han cambiado de dueño: Jabón Federal, Águila-Saint, Mattarazo, Arizu, Panam, Panificación Argentina, Luchini, etc., etc. Ha habido una lucha abierta por el control del paquete accionario de Celulosa y de Alpargatas. Han cambiado de manos muchas de las principales revistas y publicaciones del país.
Sin embargo, es pequeño el sector de la industria nacional que desapareció en relación con el que va a desaparecer de continuar esta política económica.
En general existe un puñado de bancos, terratenientes y grupos económicos que se han beneficiado con la política dictatorial. En concreto, el grupo que más se ha beneficiado es el grupo de testaferros y socios del socialimperialismo soviético en la Argentina2. Son los “nuevos ricos”: los Capozzolo, Trozzo, Greco, Saiegh, Bibiloni, Furmanski, Constantini, que se agregan a algunos viejos ricos como los Lanusse, los Bullrich, etc. Carnes Argentinas, una asociación de terratenientes y financistas que hegemoniza la familia Constantini -estrechamente ligada esta a los capitales soviéticos en la Argentina- beneficiada con la concesión del frigorífico Swift, facturó 108 millones de dólares en seis meses. Los Lanusse, según ellos han publicado, facturaron por 200 millones de dólares en 1978. Los Capozzolo, modestos capitalistas agrarios del norte de Santa Fe hasta que comenzaron a manejar cuantiosos fondos ligados a los negocios soviéticos en la Argentina, se jactan, en un artículo que pagaron en el Washington Post de ser una de las 100 familias más ricas del mundo. Greco, un empleado de esos capitales en la Argentina, se ufana de haber ganado 100 millones de dólares en el último año (ha comprado Arizu y otras bodegas, Aguas Villavicencio, la destilería de Orandi y Massera, le traspasaron el Banco de los Andes de los Graiver y ahora ha comprado el Banco del Delta y Norte Argentino). Los Saiegh desarrollaron DAR S.A., el Banco Latinoamericano, y compraron el Banco del Oeste. El Banco Credicoop, que controla el P“C”, es el tercer banco del país y el primer banco privado, según ellos mismos publicitan. Trozzo, (el sucesor del Cholo Peco en el manejo de periodistas, diarios y revistas) que no oculta su pública relación con la embajada soviética y con el general Viola, hace propaganda respecto a que “su” banco, el BIR, llegó a los 900.000 millones de pesos nuevos de depósitos en el mes de julio de 1979. Bridas, Tauro, Vialco, son otros ejemplos. El grupo hizo grandes negocios con el Mundial de Fútbol, y luego con el aprovisionamiento a las Fuerzas Armadas para la posible guerra con Chile (caso Bonafide). Ahora se preparan para quedarse con SIAM, para lo cual han constituido un grupo BRIDAS y ÁRBOL SOLO (Capozzolo) con Di Tella; y se esfuerzan por monopolizar las construcciones para las usinas atómicas y reforzar sus posiciones en el petróleo (las empresas contratistas de YPF -entre las que hay algunas de este grupo- aportaron en 1978, a precios de mercado, el 32,2 % de la producción nacional).
Se ha producido una gran concentración financiera que favorece principalmente al grupo prorruso, concentración que les facilita ahora el control de la industria y la economía nacional.
Por ello es totalmente lógico que la Cámara de Comercio Argentino-Soviética apoye fervorosamente los “cambios estructurales” que promueve la actual línea económica, como lo ha reflejado la revista Novedades de la Unión Soviética.
Si prosigue la actual línea económica hay que prever que este grupo por un lado absorberá numerosas empresas nacionales y, por otro, realizara nuevos vaciamientos escandalosos de empresas en quiebra, exigiendo el pago del Estado para las defraudaciones que preparan los Capozzolo, Trozzo, Saiegh, Greco, etc. Utilizarán para esto los llamados “créditos cruzados”, por los que un banco financia a las empresas en quiebra de otro banco, y así sucesivamente. Y si hay una apertura “populista” gestionarán jugosos créditos y protección estatal para las empresas en quiebra que han monopolizado.
Mientras tanto se acelera la penetración del socialimperialismo en todas las esferas de la vida nacional. Un tercio del comercio exterior argentino -según datos publicados por el P“C”- se realiza con la URSS y los países satélites de ésta. Han dado ya un paso muy importante para construir el Paraná Medio con lo cual controlarían la energía argentina hasta el próximo siglo. La URSS ha hecho ventas secretas de armas a nuestro país cuya magnitud se desconoce. La delegación del Tte. Gral. Braikov, y luego la visita del Gral. Montes a Moscú, está relacionada con esas ventas. Es muy fuerte la penetración cultural rusa con graves consecuencias para la cultura y la independencia nacional.
Por todo ello es preciso articular el combate salarial y reivindicativo de la clase obrera y el pueblo con la lucha democrática y antiimperialista. Hay que ayudar a las masas a desentrañar la causa de sus sufrimientos, causa que está en la dependencia nacional del país (cada día más ligado a los intereses del imperialismo en general, y del socialimperialismo en particular) y en la opresión terrateniente. Esta es una gran responsabilidad para nuestro Partido.
En las masas populares ha incubado un odio gigantesco a la dictadura pero este odio no encuentra aún carriles de lucha para manifestarse debido a la feroz represión fascista. Como en el caso de la lucha por la paz y en el caso de los desaparecidos, hay que ayudar a las masas a encontrar esos carriles.
1 Se llamó “década infame” al período posterior al golpe de Estado de 1930.
2 La Revista del Banco de Comercio Exterior de México, analizando la economía argentina bajo la dictadura, dice: “contra lo que se cree habitualmente no son las empresas trasnacionales las más beneficiadas en la reconversión industrial sino un grupo de empresas nacionales”. Según esa misma revista al Ministro de Economía le preocupa más “provocar un profundo cambio en la economía que terminar con la inflación en el corto plazo”; incluso la inflación, agrega, “ha sido un medio más para provocar ese cambio”.
Política internacional de la dictadura
En el último período una serie de hechos en política exterior han ido demostrando el carácter prosoviético de la política exterior de la dictadura. Esos hechos no son el producto de una política antiyanqui que, empujada por las necesidades del combate contra la dependencia norteamericana busca apoyo en la URSS, y, por ello, momentáneamente inclina hacia ésta la política exterior. La política exterior prosoviética de la dictadura es la expresión exterior de la política interna de la dictadura, política que beneficia fundamentalmente al sector de burguesía intermediaria y terratenientes asociados a la URSS.
La política exterior de la dictadura aparece como tímida y vergonzosamente prosoviética; como quien se ve forzado pero no quiere hacer lo que hace. Si se despoja a esa política de palabras superfluas, y se observa no sólo lo que se dice, sino lo que no se dice, se verá que ése es el contenido principal del discurso de Cavándoli en “No Alineados”.
El hecho más importante acaecido últimamente en esa dirección es la visita de una delegación militar soviética a la Argentina invitada por el Tte. Gral. Viola. Esa delegación -encabezada por el Tte. Gral. Braikov- al igual que las que en una época enviaban los yanquis, hizo un verdadero discurso de adoctrinamiento prorruso en el acto realizado en el propio Comando en Jefe del Ejército. Y tuvo el entusiasta recibimiento del Tte. Gral. Viola quien planteó que esperaba que la visita ayudase a una “efectiva consolidación de una relación existente”. El diario proyanqui La Prensa pegó el grito denunciando el sigilo con que se había preparado esa delegación, y la falta de información sobre “el real objetivo de esta invitación que no registra antecedentes en su género”. Esa delegación rusa coincidió con la visita de la fragata escuela “Libertad” a Leningrado.3
Sin que el pueblo aún se hubiese enterado del objetivo de la misión de Braikov, inmediatamente, una delegación militar argentina viajó a la URSS, encabezada por el Gral. Montes. Las palabras del Gral. Montes, en Moscú, movieron al asombro generalizado. Dijo allí Montes que se llevaba de la visita:
“De vuestro ejército, en particular de sus institutos de formación, la imagen de una fuerza armada que, a los lauros obtenidos hace ya tres largas décadas, agrega un permanente impulso en su preparación integral que la mantiene a la altura de sus antecedentes. Deseo que nuestra presencia haya podido trasmitir el mensaje que portamos y que la relación entre nuestros ejércitos continúe siendo la realidad que es hoy”. (La Razón, 15-9-79).
El intercambio de visitas de esas delegaciones militares siguió a la presencia de Videla en el Luna Park en una exhibición de los gimnastas soviéticos para la cual el P“C” trabajó intensamente vendiendo entradas durante semanas; y siguió a la desmentida del Comando en Jefe y de la Secretaría de Información Publica de la Presidencia sobre el contenido de una declaración contra el P“C” atribuidas por la prensa a Suárez Masson.
Tenemos que sumar a esto numerosos hechos que indican que la dictadura videlista no ha abandonado sus proyectos belicistas contra Chile. El intercambio de delegaciones militares con la URSS tuvo por causa, según trascendió, la compra de armas (en especial cohetes) a la URSS, y la preparación de especialistas en su manejo, relacionado con una probable reactivación del conflicto con Chile en torno al Beagle.
Todo esto motivó un estallido de furia yanqui. El Departamento de Estado de los EE.UU. denunció la existencia de campos de concentración y cementerios clandestinos en la Argentina, y en una declaración contra las 200 millas de soberanía marítima mencionó a la Argentina entre tres países que dio como ejemplos de países contra los cuales la marina yanqui podría verse obligada a actuar en defensa de la “libertad de navegación.” Una advertencia clara para el sector prosoviético que prepara un auto-golpe de Estado. Trae a la memoria que ya en 1955, en ocasión del golpe de Estado de la “Revolución Libertadora”, la Marina yanqui actuó en aguas argentinas coordinada con los golpistas, así como en 1973, en Chile, participó del golpe contra Allende dando apoyo logístico a los golpistas chilenos. Posteriormente la Subcomi-sión de Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías de las Naciones Unidas resolvió, por 18 votos contra 1 (y cuatro abstenciones, entre otras la de la URSS) elevar a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU un informe sobre la situación en la Argentina. Esta resolución fue empujada por los EE.UU. Simultáneamente se produjo una reunión de tono “franco y valiente” entre el canciller yanqui Cyrus Vance y Pastor; y 50 miembros de la Cámara de Representantes de los EE.UU. enviaron un mensaje a Videla de protesta por la política represiva de la dictadura. Fueron decepcionantes -para el videlismo- los resultados de la visita de Videla al Japón, y en esto también tuvieron algo que ver los yanquis.
Todo indica que estamos en presencia de una política antinacional que beneficia en concreto a los intereses imperialistas del socialimperialismo soviético. Si éste logra que se le conceda la construcción de las represas del Paraná Medio habrá hecho pie, en forma relativamente estable, en nuestro país, y su influencia será muy superior a la de otros imperialismos que disputan con él el dominio de nuestra Patria.
Esa política, unida a una política económica de hambre para el pueblo, de persecución al pequeño productor agrario, y de bloqueo de las industrias de base y de máquinas herramientas, bienes instrumentales e industrias complementarias como la electrónica, al tiempo que va atando, paulatinamente, a nuestra Patria al carro de guerra de la URSS, nos priva de la base más importante para garantizar una política independiente ante la inevitable guerra mundial que se avecina.
3 Allí dijo el Capitán de Navío Enrique Montemayor: “… nuestras relaciones comerciales están incrementándose día a día.” (…) “ustedes nos están construyendo las turbinas para una represa hidroeléctrica de gran envergadura”, y (…) “hay una misión técnica que está colaborando con nosotros en otro proyecto hidroeléctrico” (…) “por eso que creemos que dos países que mantienen ese nivel de relación comercial y tecnológica deben conocerse mejor y más; para eso estoy aquí”. (Novedades de la URSS, octubre de 1979).
La dictadura continúa practicando una represión de tipo fascista
La dictadura ha continuado practicando una política represiva de tipo fascista. Política de matriz socialimperialista, ya que es propio de la URSS y los países que este imperialismo oprime (como se ve en Etiopía, Angola, Cuba o Afganistán) el secuestro y desaparición de miles de personas, como ha hecho el videlismo aquí; el asesinato masivo; la proscripción política de las grandes masas populares; el control total de los medios de información pública, etc.
Incluso durante la estadía en el país de la Comisión de Derechos Humanos de la OEA se realizaron varios secuestros de personas que aún no aparecieron; casi muere por brutales torturas un joven al que las fuerzas represivas encontraron bonos de solidaridad con Nicaragua, en Rosario; se realizaron razzias masivas en la Capital y Gran Buenos Aires deteniendo a miles de personas; etc.
El cinismo fascista de la dictadura quedó de relieve con las modificaciones a la ley de ausencia con presunción de fallecimiento que procura que los propios familiares de los secuestrados legalicen su “ausencia”. Han detenido a miles de personas inocentes en razzias policiales y han implementado un “censo domiciliario” de tipo fascista para reforzar el control de la población.
La dictadura videlista, responsable del asesinato, secuestro, prisión de miles de jóvenes, incluso niños, y de una feroz represión al movimiento juvenil, realiza, simultáneamente, una intensa labor de captación ideológica, chovinista, típicamente fascista, sobre la niñez y la juventud. Han realizado concursos en las escuelas para exaltar la unidad pueblo-ejército, en el marco de preparación psicológica de masas destinada a justificar la represión dictatorial y la guerra fratricida contra Chile. Organizan desde los cuerpos de Ejército los torneos deportivos intercolegiales. Realizan una intensa preparación ideológica de los soldados para guerras contra pueblos hermanos pisoteando las mejores tradiciones nacionales. Y ahora, con los mismos fines, han lanzado una campaña organizada por Gendarmería pero financiada por los familiares de los escolares, para llevar 5.000 jóvenes a la frontera, campaña que empuja la militarización de la juventud para usarla como carne de cañón en guerras sucias, y que oculta que las fronteras nacionales se despueblan cada día más como resultado de la subsistencia del latifundio, y por la política económica de la dictadura, de la que se podría citar, como ejemplo, el cierre, en pocos meses, de 63 comercios de Paso de los Libres, sobre unos 200 existentes en esa ciudad, por la libre entrada de productos extranjeros que se compran mucho más baratos en la vecina ciudad brasileña de Uruguayana.
Se extiende y profundiza la resistencia a la dictadura
Con posterioridad al paro del 27 de abril, la dictadura desplegó una ofensiva amplia contra el movimiento obrero, deteniendo a dirigentes y activistas sindicales, interviniendo sindicatos y presionando a los dirigentes conciliadores. Con estos medios logró conformar una delegación oficialista a la OIT, luego de un plenario dirigido por Abdala Baluch, viejo agente prosoviético en el peronismo.
Con la complicidad de Alejandro Orfila, el conocido socio de Gelbard-Graiver, presidente de la OEA, maniobró para postergar, primero, y atenuar luego, las consecuencias de la visita de la Comisión de Derechos Humanos de esa organización. Luego de presionar por diversos medios a las organizaciones políticas, empresarias, sindicales, etc. del país, creyó que podrían absorber sin mayores complicaciones la visita de esa comisión.
Pero el videlismo fracasó en ese objetivo. La visita de la Comisión de Derechos Humanos de la OEA permitió desplegar una amplísima campaña nacional e internacional de denuncia de los crímenes de la dictadura. Miles de familiares de secuestrados, asesinados y detenidos, especialmente mujeres, se movilizaron en todo el país, desbordando el cerco de silencio y mentira que quiso tender la dictadura en torno a esas denuncias y a ese movimiento.
En la campaña internacional en solidaridad con el pueblo argentino jugaron un gran papel la clase obrera y el pueblo de países de Europa Occidental y los EE.UU., y países del Tercer Mundo, en especial de Venezuela, Brasil, Bolivia, Perú, México y otros países latinoamericanos.
La dictadura recibió un duro golpe el 7 de septiembre, y los días posteriores, cuando se fue conociendo la magnitud de las denuncias de secuestros, asesinatos y torturas ante la CDH de la OEA, y esas denuncias recibieron amplia trascendencia dentro y fuera del país.
Nuestro Partido fue protagonista importante de las movilizaciones por la presencia de la Comisión de Derechos Humanos de la OEA. El 12 de septiembre una delegación del Comité Central de nuestro Partido fue recibida por el presidente de esa comisión, Dr. Andrés Aguilar, y por otro miembro de la misma, el Dr. Francisco Bertrand Galindo, ante quienes expuso y documentó la represión que sufre y sufrió nuestro Partido, como parte del pueblo argentino.
El movimiento opositor que ya había golpeado a la dictadura en diciembre al parar la guerra inminente con Chile, y que el 27 de abril volvió a demostrar su fuerza creciente con un paro obrero nacional, aplicó en septiembre el tercer golpe consecutivo a la dictadura. Esta sufrió una derrota en su objetivo de silenciar el problema de los llamados derechos humanos en la Argentina y el traspié la deterioró globalmente.
El traspié dictatorial se debió a dos razones principales:
a) subestimó la importancia, la combatividad y la conciencia de las masas populares, y creyó que apoyándose en la quintacolumna del P“C” iba a poder dividir y desviar, mediante solicitadas y convocatorias divisionistas, a los familiares de desaparecidos y detenidos que se nuclean en el movimiento de las Madres de Plaza de Mayo; y pensó que los festejos por el triunfo del equipo juvenil en el mundial de fútbol, iban a poder aplastar la denuncia de sus crímenes con un patrioterismo fascista orquestado por sus agentes en la radio y la TV.
b) volvió a subestimar al sector peronista fiel a la dirección nacionalista y tercermundista de este movimiento; en especial subestimó, una vez más, a Isabel Perón. La declaración de ésta luego de recibir a la delegación de la OEA pateó el tablero de los acuerdos tramitados durante meses por Videla-Viola a través de sus agentes en el peronismo. La declaración de Isabel Perón, así como la del Consejo Superior del Partido Justicialista, y las de Lázaro Roca y otros dirigentes, fueron recibidas con enorme alegría por las masas populares peronistas.
El fracaso de la dictadura para instrumentar el triunfo del equipo juvenil de fútbol contra el movimiento de familiares de desaparecidos y detenidos, se debió a diversos factores. Pero el más importante es que un gran sector de las masas comprendieron, con motivo del conflicto del Beagle, que la dictadura había instrumentado su pasión deportiva y sus sentimientos nacionales durante el Mundial de Fútbol de 1978 para crear las condiciones psicológicas necesarias para llevar a la juventud argentina a una guerra fratricida contra Chile. Por eso, aunque ahora logró instrumentar a un sector pequeño, en particular a una parte de la juventud estudiantil, para sus consignas, fracasó en el objetivo de realizar una gran concentración de masas en Atlanta, no logró que la mayoría de los que festejaban el triunfo deportivo mezclasen esos festejos con los objetivos de la dictadura, e incluso una parte de los manifestantes, al tropezar con la cola de cuatro cuadras y media que esperaba para denunciar secuestros, asesinatos, torturas, y otras violaciones a los derechos democráticos, ante la oficina de la OEA, se interesó por el problema, en forma respetuosa y solidaria, y luego lo comentó en su lugar de vivienda o trabajo.
En la denuncia de los crímenes de la dictadura y en la movilización democrática, con motivo de la visita de la Comisión de Derechos Humanos de la OEA, jugó un papel fundamental un sector patriótico y democrático que disputa al P“C” la dirección de la Asamblea por los Derechos Humanos.
“Ahora se sabe”, editorializó el Buenos Aires Herald, refiriéndose a los crímenes monstruosos de la dictadura. Ahora se conoce que los mismos superan todo lo conocido en los últimos años en América Latina. Decimos “ahora se conoce” no porque nosotros no lo conociésemos sino porque la dictadura había logrado ocultar a muchos la magnitud de sus crímenes. Ahora el problema de los secuestrados por la dictadura ha pasado a ser un problema sin cuya resolución no habrá la salida política que pretenden muchas fuerzas burguesas.
Es cierto que hay un sector del pueblo que ha sido confundido por la propaganda dictatorial. Esta machaca el argumento de que “aquí hubo un guerra” y con eso intenta justificar sus crímenes. Utiliza el mismo argumento que utilizaban los terroristas prosoviéticos hace unos años para chantajear a las fuerzas patrióticas y de izquierda, a las que querían arrastrar a la complicidad con sus métodos de lucha diciendo que “la guerra civil ya había comenzado”. Pero no sólo que aquí no hubo una guerra civil, en el sentido militar y convencional de la palabra, sino que la cúpula militar hegemónica en la dictadura instrumentó -KGB de por medio y a través de las estrechas relaciones de muchos dirigentes terroristas con Cuba y la URSS- la mayoría de los atentados terroristas realizados desde 1969, para desplazar a sus opositores en las FF.AA. (como sucedió con los asesinatos de Aramburu y Sánchez, entre otros) o en el movimiento sindical (como sucedió con el asesinato de Rucci), y para desestabilizar la situación política con el objetivo del golpe de Estado de marzo del 76. Por eso no es extraño que la trenza militar que organizó el “operativo Dorrego” con la dirección del movimiento “Montoneros”, sea hoy la trenza hegemónica en el Ejército, y un hombre clave de esa trenza, el Tte. Gral. Viola, sea Comandante en Jefe del Ejército, y otro viejo adherente a la misma, el Gral. Galtieri, aparezca como candidato a Comandante en Jefe.
Un hecho importante en la lucha por la aparición con vida de los secuestrados por la dictadura y la libertad de los presos políticos y sociales, es que este reclamo haya debido ser tomado por la CUTA en su programa. Con motivo de la delegación de la Comisión de Derechos Humanos de la OEA, los obreros de Mercedes Benz, Lozadur y Luz y Fuerza se movilizaron por los desaparecidos de esas empresas o gremios.
Lo sucedido con motivo de la visita de la delegación de la OEA confirma la justeza de la afirmación del CC de nuestro Partido en su reunión de enero, cuando analizando las consecuencias para la dictadura de haberse evitado la guerra con Chile, afirmó que la resistencia antidictatorial pasaba a una fase superior en la que se generalizaría y profundizaría. Lo que fue ratificado por el CC en su reunión del 12 de mayo al analizar los resultados del paro nacional del 27 de abril.
Otro hecho, que confirma el análisis de nuestro Comité Central en sus reuniones de enero y mayo, ha sido la procesión de cerca de 800.000 jóvenes a Luján, procesión que adquirió una vez más un claro contenido pacifista frente a una posible guerra con Chile, y reitera la procesión de igual contenido de 1978.
Ahora se han creado condiciones para que el movimiento obrero realice una nueva embestida contra la política salarial de la dictadura, y reagrupe sus fuerzas para la lucha contra la Ley de Asociaciones Profesionales que pretende imponer la dictadura, en defensa de las Obras Sociales, y por la recuperación de las direcciones sindicales en manos de los dirigentes colaboracionistas. Las luchas exitosas de los obreros de Peugeot han enseñado el camino para esa embestida. En esta y en otras luchas recientes, el movimiento obrero ha retomado la utilización de formas de lucha combativas.
Sobre la base del combate obrero y popular se puede también tonificar el combate reivindicativo de los campesinos pobres y medios, encorsetados, en este período, por la feroz represión contra las Ligas Agrarias y por la línea conciliadora con los terratenientes, y con la dictadura y el violo-videlismo, de la dirección de la Federación Agraria Argentina. Se han ido creando condiciones para reforzar el combate en los sectores juveniles y estudiantiles, multiplicar las formas de resistencia entre la intelectualidad, etc. Se han agravado terriblemente los problemas de vivienda, educación y salud, de las masas, y existen numerosos ejemplos de lucha barrial y local que prueban que esta vertiente del combate popular puede contribuir decisivamente a la generalización de la lucha antidictatorial.
Es visible en todos los sectores populares (obreros, campesinos, femeninos, intelectuales, juveniles, estudiantiles, en las capas medias) el crecimiento de la combatividad y conciencia antidictatoriales. Un odio profundo a la dictadura videlista ha ganado los corazones del pueblo. Están lejos esos días de 1976 en que planteábamos la necesidad de despertar el odio a la dictadura como condición de la lucha para derribarla. Como era previsible ella misma ha encendido con su política ese odio; y nuestra lucha y la lucha de todas las fuerzas antidictatoriales han contribuido a fortalecerlo. Poco a poco el movimiento obrero y popular se ha ido recuperando de la sangría sufrida en estos años. Aún está lejos de haberse recuperado plenamente porque la sangría fue grande: miles de secuestrados (más de veinte mil; en algunas provincias, como Tucumán, mataron, secuestraron o encarcelaron a la enorme mayoría de los dirigentes y activistas sindicales, estudiantiles y políticos; sólo en los Departamentos Judiciales de San Martín y San Isidro se han presentado más de 3.000 recursos de Hábeas Corpus por secuestros, etc); decenas de miles de obreros, campesinos, estudiantes, profesionales, han sido detenidos o represaliados. La dictadura ha montado un tremendo aparato represivo moderno. La represión sigue siendo feroz. Pero, lentamente, la clase obrera y el pueblo restañan sus heridas. Como el proceso es subterráneo, y sólo emerge en contadas ocasiones, es difícil de apreciar, salvo cuando aflora. Pero esto es lo que crece, y es lo que tiende a desarrollarse, porque su fuente está en la crisis estructural que sacude a la sociedad argentina, crisis debida a la persistencia del latifundio y a la dependencia al imperialismo, que se han agravado con la política de la dictadura.
III. Colocar al Partido a la altura de sus responsabilidades
Corresponde que nos preguntemos si el Partido está a la altura de la combatividad y conciencia demostradas por la clase obrera y el pueblo en el último período.
El Partido ha jugado un papel importante en la resistencia antidictatorial. Hemos tenido un rol clave en muchas luchas obreras, en particular en ferroviarios, automotor, en algunas empresas metalúrgicas, en el paro del 27 de abril, etc. Hemos sido un motor clave de la lucha democrática por la aparición con vida de los secuestrados y por la libertad de los presos políticos. Hemos estado a la vanguardia de la lucha por la paz, en el litigio fronterizo con Chile, y en defensa de la soberanía nacional, contra la instrumentación de ese litigio por las superpotencias en general y el socialimperialismo en especial. Hemos sido vanguardia en la denuncia de la política de entrega al imperialismo en general, y al socialimperialismo en particular, en las campañas de denuncia del caso Graiver, del negociado de Aluar, de la entrega a testaferros de capitales soviéticos del Swift, la Cantábrica, y otras empresas de importancia nacional; en la denuncia de la liquidación por esos mismos intereses del Banco Cooperativo Agrario, etc. Hemos ocupado un puesto destacado en el combate del movimiento campesino, popular, estudiantil, en la intelectualidad, etc. Todo esto ha sido y es reconocido por las fuerzas patrióticas y democráticas que enfrentan a la dictadura.
Sin embargo debemos contestar a la pregunta anterior diciendo que el Partido no está aún suficientemente a la altura de las responsabilidades que le competen en la lucha antidictatorial.
En primer lugar, porque nuestro trabajo no se corresponde con las posibilidades que nos abre nuestra línea política antidictatorial, línea que se ha demostrado justa en la práctica de estos años.
En segundo lugar, porque nuestros éxitos no son parejos. Hay muchas diferencias en el desarrollo del trabajo entre los distintos zonales y regiones del país, y dentro de cada zona. No analizamos bien las buenas experiencias de trabajo para generalizar los elementos que pueden servir al trabajo en otros lugares. Solo hemos logrado restablecer parcialmente los canales de vinculación con las grandes masas obreras y populares, por lo que sólo podemos considerar muy parcialmente el estado de ánimo, y analizar y sintetizar una parte muy limitada de las actividades antidictatoriales de las masas.
Esto se relaciona con el hecho de que la presión dominante sobre el Partido es la presión que empuja a la conciliación con la dictadura, argumentando generalmente, que es imposible luchar con perspectivas de éxito, que es imposible burlar la represión fascista, que las masas “no quieren saber nada de hacer ninguna actividad política”, etc. Esta presión, de origen burgués y pequeñoburgués, encuentra eco en la insuficiente composición proletaria del Partido, más aún después de los golpes represivos que hemos sufrido; golpes que han apuntado a desarraigarnos de los centros de concentración obrera y del campesinado pobre.
Colocar al Partido a la altura de su responsabilidad histórica en la lucha antidictatorial, y a la altura de las condiciones favorables para desplegar un vasto movimiento opositor a la dictadura videlista no significa que se puedan aplicar, actualmente, en un período que sigue siendo de resistencia y de defensiva, métodos y formas que corresponden a una etapa de ofensiva y de avance general revolucionario, como los que aprendimos a utilizar en el período de ofensiva antiyanqui posterior a 1969. Tampoco significa que se puedan aplicar bajo esta dictadura de hegemonía socialfascista los métodos y las formas que se utilizaron en los años en que existieron libertades democráticas relativamente amplias, luego de mayo de 1973 hasta marzo de 1976.
La lucha de masas y el Partido han ido encontrando en estos años de dura tiranía fascista, métodos de defensa activa que les han permitido combatir a la dictadura y conseguir éxitos parciales, como cuando se rompió el “techo salarial” en 1976; cuando se enfrentó exitosamente la presencia militar en las fábricas; cuando se logró reincorporar a trabajadores despedidos en luchas reivindicativas; cuando se logró frenar el desalojo de habitantes de barriadas populares; cuando se pudo impedir la guerra con Chile; cuando se organizó la huelga ferroviaria y con ella se reactivó a todo el movimiento obrero; cuando se logró organizar el paro del 27 de abril; cuando se desbordó el 7 de septiembre las medidas de cerco de la dictadura al movimiento de familiares de desaparecidos y presos, etc. Todo esto acumulando fuerzas, y preservando y fortaleciendo las organizaciones de masas y partidarias. Este es el único camino correcto, porque la utilización de métodos inapropiados para la situación actual, métodos que facilitan el golpe represivo enemigo, facilitan, de rebote, la presión conciliadora con la dictadura, ya que solo se consigue palos en vez de victorias.
La razón de fondo de todo esto está en que enfrentamos como enemigo principal a un imperialismo (el socialimperialismo soviético) en expansión, agresivo, que penetra hasta el último rincón del mundo capitalista aprovechando que su principal rival, el imperialismo yanqui, es un imperialismo en declinación. Este imperialismo, además, no está aún desenmascarado ante las masas como lo que es: como imperialismo, como imperialimo fascista “de tipo hitleriano”, como enseñó Mao. Y así como hace cuarenta años existían muchos demócratas, e incluso revolucionarios, en América Latina y particularmente la Argentina, que se resistían a considerar a los EE.UU. como un imperialismo, y lo consideraban una nación “democrática”, hoy existen muchos demócratas y revolucionarios, e incluso pretendidos marxistas-leninistas, que no consideran a la URSS un imperialismo; o lo consideran un imperialismo al estilo del imperio romano, no como una variante más, original, pero en definitiva una variante más, del imperialismo moderno que analizó Lenin, y se resisten a estudiar científicamente sus formas -comunes a todo imperialismo u originales- de penetración imperial.
Además el socialimperialismo tiene raíces fuertes en la Argentina. Aquí, luego del golpe del 76, todavía no desplegó todas las fuerzas sociales y políticas afines. Acumula fuerzas para lanzarlas al combate, llegado el momento, en forma coordinada, pero no en la forma en que lo hizo en Nicaragua, por ejemplo, montándose en la lucha antiyanqui y destruyendo lo fundamental del viejo Estado proyanqui del somocismo en lucha abierta. Aquí, en la Argentina, trabaja para un empalme cívico-militar relativamente sólido, de tipo socialfascista, que articule una fuerza militar nítidamente prosoviética con un movimiento de masas afín. Mientras logre avanzar y acumular fuerzas (económicas, en los medios de opinión, militares y de masas) no tiene demasiado apuro, porque acompasa su accionar a las necesidades de su estrategia continental y mundial.
Por eso, así como es un error no comprender que su esencia imperialista lo convierte en un coloso con pies de barro, es también un error grave, que lo hemos pagado siempre con pérdidas dolorosas, subestimarlo tácticamente. Estamos en un período en el que hay que cavar trincheras de resistencia. Estas son para combatir, no para esconderse. El secreto está en practicar la línea de masas en todo nuestro trabajo. Hoy la dictadura es relativamente fuerte, y las masas obreras, del campesinado pobre, trabajadoras en general, de las capas medias, son relativamente débiles. La tendencia -como lo señalamos en la reunión del CC de enero- que se abre paso es la que empuja el crecimiento, poco a poco, de las fuerzas populares y su paulatino fortalecimiento. Pero esto no seguirá un camino recto sino sinuoso. Con marchas y contramarchas. Con avances y repliegues. ¿En dónde radica nuestra confianza y nuestra falta de eclecticismo en el análisis de la situación? En que la práctica ha mostrado que nuestra línea es correcta, y que el movimiento antidictatorial y el Partido han conseguido éxitos con su aplicación.
El lado débil del sector prosoviético
El sector prosoviético ha hegemonizado un frente único dictatorial muy amplio. Este frente unificó a todas las fuerzas enemigas del pueblo (terratenientes, monopolios imperialistas, gran burguesía intermediaria, fuerzas reaccionarias) contra la clase obrera y el pueblo, logró arrasar con numerosas conquistas logradas en el período anterior, y somete al pueblo a feroz explotación y opresión. Manteniendo este frente, el sector prorruso de Videla-Viola fue reduciendo la fuerza de los grupos monopolistas, burgueses y terratenientes proyanquis, europeos, o nacionalistas, con los que compartía el frente dictatorial que se implantó el 24-3-76, mediante la “táctica del salame”: comiéndose el salame del poder feta por feta, para no levantar demasiada polvareda ni tropezar con demasiada oposición. Así eliminaron a diferentes sectores opositores en el Ejercito (Vilas, Buasso, Mujica, primero; Olivera Róvere, Azpitarte, más tarde; luego a Díaz Bessone; hasta culminar ahora con el defenestramiento del Gral. Menéndez, principal opositor con mando de tropas) y fueron fortaleciendo sus posiciones en Marina y Aeronáutica. Han llegado a controlar la mayoría de los principales servicios de información y represión. Pero ya la “táctica del salame” no tiene mayor porvenir, porque mucha gente se ha dado cuenta de la misma. Y cada vez más la disputa yanqui-soviética en el seno de la dictadura, unida a una tendencia a una coordinación de europeos y yanquis más estrecha en ciertas áreas mundiales conflictivas, va impidiendo a los rusos avanzar en forma tan taimada.
El proyecto de convergencia cívico-militar del P“C” y el sector violo-videlista es por un lado el punto fuerte de la estrategia socialimperialista en la Argentina. El mismo les permite ofrecer -sobre la base de la subordinación a su hegemonía- una perspectiva de ciertas libertades y desenvolvimiento a las fuerzas civiles, en contraposición con la línea dictatorial abierta de los llamados sectores “duros”; y les permite unificar a una serie de fuerzas militares de diferentes tendencias (populistas, liberales, profesionalistas, etc.) ofreciéndoles una “institucionalización” de las Fuerzas Armadas en una etapa posterior a la de dictadura militar abierta. Tácticamente, les ha permitido, hasta ahora, acentuar una u otra faceta (la cívica o la puramente militar) para ir avanzando en sus planes.
El lado débil de esta línea -como señalan los propios estrategas soviéticos de la misma en el debate en la revista del Instituto para América Latina de la Academia de Ciencias de la URSS, que comentó en su nota política Nueva Hora N° 298- radica en que, más tarde o más temprano, requiere implementar una serie de medidas para lograr el apoyo popular; y estas medidas, o la propia necesidad de avanzar a fondo en la homogeinización de los Altos Mandos en las FF.AA., lleva a una ruptura de estas, a una serie de golpes y contragolpes, en los cuales, muchas veces, como hemos visto en Asia, África y América Latina, en el último período, los soviéticos son derrotados por sus opositores. El ejemplo más típico de estas dificultades, que ellos mismos indican, es el fracaso de sus planes golpistas en Perú luego de desalojar del poder a Velasco Alvarado.
En la Argentina el desarrollo de la oposición a la dictadura, y la agudización de las contradicciones internas de ésta, han ido acercando el momento de definiciones. Ellos son aquí más fuertes que en otros países de América del Sur, el movimiento antiimperialista y democrático ha sido muy golpeado y los yanquis, que históricamente fueron débiles en la Argentina en comparación con otros países de América Latina, tienen muchas dificultades para enfrentarlos. Pero así y todo, la Argentina será un hueso duro de roer para los rusos. Sobre todo porque aquí hay un pueblo con viejísimas tradiciones de lucha nacional, y ha surgido un partido, el PCR, y fuerzas nacionalistas, que los enfrentan y combaten sin pausa desde que los conocieron tal cual son.
La línea de convergencia cívico-militar del socialimperialismo, tiene, entonces, su lado débil en los siguientes puntos:
* Se presenta como nacional y es la forma política de encubrir la entrega del país al socialimperialismo; se dice democrática y disfraza una dictadura militar; se manifiesta como popular y es oligárquica.
* Exige reprimir al movimiento obrero y popular. Deben impedir una auténtica democracia de masas. Aquí reside el fundamento último de la proyectada ley de Asociaciones Profesionales. Ellos precisan una central de trabajadores controlada por sus agentes, como la que estructuraron, con apoyo de militares amigos, en Portugal.
* Deben romper a las FF.AA., más tarde o más temprano, para limpiarlas de opositores.
* Deben, en nuestro país, subordinar o romper al peronismo, en primer lugar, y también a la UCR, en tanto las direcciones de estos partidos no se le subordinen. Lo que hicieron en 1958 con Frondizi, en la UCR, y lo que trataron de hacer con los servicios de Cámpora-Calabró-Osella Muñoz-Casildo Herreras en el peronismo, en 1975, es una constante de su línea en cuanto no logran subordinar a las direcciones de esos partidos.
Las contradicciones en el frente dictatorial
La dictadura atraviesa un momento difícil por las razones ya vistas: creciente resistencia obrera y popular; intensificada protesta de la burguesía nacional y sectores terratenientes marginales amenazados de ruina por la política económica; agudización de las contradicciones interimperialistas, e interburguesas y terratenientes, en el seno de la propia dictadura. Estas dificultades afectan particularmente al sector hegemónico en el frente dictatorial: el sector prosoviético de Videla -Viola.
El frente dictatorial que volteó al gobierno peronista el 24-3-76 es un frente sumamente heterogéneo, basado en un complicado mosaico de alianzas que hegemonizan los prosoviéticos en medio de una lucha constante. Por causa de la situación internacional, y principalmente de la situación interna, en el seno de ese frente se ha ido intensificando la lucha, y ésta ha llegado a ser abierta, como lo demuestra la polémica Suárez Mason, por un lado, y Videla-Viola por otro, en torno al carácter del P“C”; o el reciente enfrentamiento militar con Menéndez.
Hasta ahora, en lo militar, Videla ha actuado como bisagra entre los “liberales” y los “populistas”; pero los trajines de estos tres años y su reiterado apoyo al lanussismo, y a Viola siempre que llegó la “hora de la verdad”, lo han ido desgastando para cumplir eficazmente su rol.
En lo económico se unen distintos intereses tras Martínez de Hoz. Este proviene de una vieja familia oligárquica que estuvo ligada tradicionalmente a los intereses ingleses en la Argentina al igual que la familia de su mujer (Bullrich). Pero Martínez de Hoz fue, desde sus inicios en la vida económica, un empleado de firmas del grupo soviético (trabajó muchos años para la familia Acevedo, del grupo frigerista, e incluso para Gelbard y Graiver) y estuvo asociado a muchos negocios turbios de ese grupo (como Minera Aluminé; Banco de Bruselas, de Graiver, etc.). La llamada “filosofía” del plan económico (“liberal” en una serie de cuestiones importantes; promonopolista y proterrateniente a ultranza) es compartida en lo fundamental por las clases dominantes. En el equipo económico también se expresa la diversidad de intereses unidos en la dictadura, pues existen representantes de intereses soviéticos, ingleses, yanquis, del grupo italiano, de sectores burgueses y terratenientes nativos asociados a distintos monopolios imperialistas, etc. Esta diversidad obliga a que en definitiva la Junta Militar actúe en los casos más importantes de lucha intermonopolista como un supremo comité de gestión de esos monopolios, otorgando una concesión a unos para facilitar la concesión que interesa a otros (como la concesión, por ejemplo, a la Shell del extraordinariamente rico yacimiento petrolero frente a Río Grande, en Tierra del Fuego; la concesión a los alemanes de Atucha II; y, probablemente, la provisión de turbinas al grupo italiano; a cambio todo eso de concesiones petroleras y el Paraná Medio a la URSS y el grupo de testaferros soviéticos).
Esa heterogeneidad se expresa en grupos que disputan el poder en cada rama de las Fuerzas Armadas, en el seno del gabinete, de las provincias, y de cada institución estatal.
Hay quienes pintan esto como la expresión de un gobierno oligárquico, relativamente independiente, que aprovecha la aguda lucha interimperialista mundial para oscilar entre distintos “polos” de un mundo multipolar (como ha planteado el frigerismo); un gobierno que se inclina ora para aquí, y ora para allá. Desde ya que esto no tiene nada que ver con el análisis marxista, y es esencialmente falso, atendiendo al carácter de clase de la dictadura, a la estructura dependiente del país, al carácter de apéndice de tal o cual imperialismo de los terratenientes y la burguesía intermediaria argentina, etc.
Todos los factores internos y externos empujan actualmente la situación hacia nuevas alianzas y reagrupamientos en el frente dictatorial. El sector prosoviético de Videla-Viola está obligado a avanzar sus fichas en las Fuerzas Armadas, y en especial en el Ejército, para poder conservar y consolidar sus posiciones. Al mismo tiempo, los yanquis tratan de montarse en el descontento y la lucha popular para jaquear al sector prosoviético antes de que sea demasiado tarde.
Una coyuntura difícil para Videla-Viola
Viola fue designado comandante en Jefe con una gran oposición entre los Altos Mandos del Ejército. Según trascendió entonces en la prensa nacional Viola asumió su cargo aprovechando, en gran medida, la situación creada por el posible conflicto con Chile y comprometiéndose a abandonar ese cargo en agosto de este año. Esto creó una gran dificultad al violo-videlismo porque según sus planes Viola sería el sucesor presidencial de Videla. La sucesión presidencial debe ser aprobada unánimemente por la Junta, lo que recién se hará en agosto de 1980. ¿Quién asegura a Viola y sus promotores que abandonando la comandancia en jefe, en un mundo y un país tan convulsionados, se lo elija presidente en 1980? Muchos recuerdan aquello de que “el que fue a Sevilla perdió su silla…”
Por lo tanto: o se resuelve alguna medida excepcional para elegir ahora el presidente (lo que siempre requiere el acuerdo de la Junta) dejando en suspenso la aplicación hasta marzo de 1981; o renuncia patrióticamente Videla y asume ahora Viola, (lo que implicaría la imposibilidad de continuar como Ministro de Economía a Martínez de Hoz, dada la relativa apertura hacia el desarrollismo y el populismo que ha ofrecido Viola, y, con ello, la casi segura ruptura del frente golpista); o Viola se asegura un Comandante en Jefe de absoluta fidelidad y una correlación de fuerzas totalmente favorable en los Altos Mandos, que le garanticen que él será presidente e incluso que su sucesor (al parecer el Gral. Bussi) será del “tipo y medida” que busca su trenza.
Por lo trascendido en la prensa la presión de Viola para designar a Galtieri -su candidato- como Comandante en Jefe precipitó el reciente intento golpista del Gral. Menéndez. Al derrotar a éste el violo-videlismo consiguió un éxito importante, porque reforzó su hegemonía en el Ejército, desplazando a su principal opositor con mando de tropa, y logró dividir el frente opositor.
El acatamiento -por resolución de la Junta Militar- del fallo de la Corte Suprema de Justicia ordenando la libertad de Timerman fue la gota de agua que rebalsó el vaso de la paciencia de Menéndez. Pero su causa real está en la mencionada votación (en realidad consulta de opiniones de los generales de división) para designar Comandante en Jefe.
El mencionado fallo de la Corte Suprema, y la invitación a venir al país a la Comisión de Derechos Humanos de la OEA, fueron empujados por fuerzas afines al Departamento de Estado yanqui, y por sectores católicos y proeuropeos, interesados en moderar la política represiva de la dictadura. Pero, dada la hegemonía militar y política que tiene en ésta el sector prosoviético de Videla-Viola, logró utilizar aquel fallo, y la conmoción causada por la visita de la delegación de la OEA, para dividir a sus opositores en el Ejército entre: los “duros” a ultranza, como el General Menéndez, partidarios de mantener por un tiempo indeterminado un régimen represivo no sujeto a ninguna ley ni control judicial, y los “blandos”, partidarios de realizar, en el futuro, progresivamente, la represión mediante leyes y respetando la “independencia” de la justicia (independencia entre comillas porque los jueces de esa justicia han sido designados por los militares golpistas y cada grupo importante tiene a “su hombre” en la Corte y en los principales juzgados y Cámaras).
El éxito videlista al aplastar el levantamiento de Menéndez se agrega a la conformación de una dirección de la CUTA favorable a la línea de Viola, y facilita enormemente los planes estratégicos del sector prosoviético de la dictadura.
Al mismo tiempo ese éxito está condicionado por el hecho de que Viola y Videla debieron levantar, para enfrentar a Menéndez, las banderas de tres grandes movimientos opositores de masas del último período: la bandera de la democracia, la bandera de la paz con Chile, y la de otorgar reconocimiento sindical a las federaciones obreras. Todo esto a partir de calificar a Menéndez de “fascista” (las declaraciones de este diciendo “no soy fascista” no fueron recogidas por la prensa controlada por la dictadura), de partidario de la guerra con Chile, y de enemigo de conceder reconocimiento a las federaciones sindicales.
De una manera u otra las masas han ido condicionando y limitando a la dictadura desde 1976 hasta ahora, y estos sucesos lo vuelven a demostrar. La causa más profunda de todo lo sucedido está en la repercusión del movimiento de masas por la aparición con vida de los secuestrados por la dictadura y por la libertad de los detenidos, con motivo de la visita de la delegación de la OEA. Este movimiento removió las aguas de la política nacional y agudizó las contradicciones en la dictadura al desbordar las medidas de cerco que trató de tenderle el videlismo con los festejos por el triunfo del conjunto juvenil de fútbol, las declaraciones orquestadas de apoyo a la dictadura (declaraciones que el pueblo no debe olvidar porque sus autores deberán responder por ellas el día en que se juzguen los crímenes de la dictadura), etc.
El éxito del videlismo está condicionado, también, porque llevan enancados y presionando, a yanquis y europeos, que forzaron la visita de la Comisión de la OEA y la libertad de Timerman, creando un precedente para otros presos como Lorenzo Miguel e Isabel, e intensifican su denuncia del caso argentino en el ámbito internacional.
Y está condicionado porque aumenta el desgaste político de la dictadura (desgaste que desde ya afecta principalmente a quienes la hegemonizan) ya que las masas han visualizado la aguda lucha de grupos y fracciones en las alturas, y esto tonificará, sin dudas, el combate popular y la actividad política opositora.
Las recientes declaraciones de Isabel Perón, y de Bittel-Iglesias, y de Roca-Islas, han complicado el trabajo en el peronismo para los amigos de Videla-Viola (Robledo-Paladino-Calabró-Osella Muñoz). Tampoco logran poner “cuerpo a tierra” al radicalismo. Es cierto que por razones de clase, y por la existencia de poderosas corrientes prosoviéticas, en la UCR predomina hasta ahora una línea conciliadora con la dictadura y el videlismo, pero estos no logran transformar la conciliación en colaboración.
Una idea de la fragilidad de la situación general la da el cuidado con que el violo-videlismo trato de evitar que durante la crisis militar se disparase un solo tiro; y la blandura con la que trataron a los militares golpistas. Se ha trenzado una madeja tan grande de complicidades en los crímenes de la dictadura, que bastaría con que un general importante hablase sobre alguno de esos crímenes para que se crease una situación de crisis nacional.
Una enseñanza importante de los últimos acontecimientos es que ellos demuestran que las banderas que levantó Menéndez no tienen futuro político, en lo inmediato, en la Argentina.
Hay, sí, una bandera de las que agitó Menéndez, la bandera del “personalismo” de Viola, que se convierte en una banderilla clavada en el flanco de éste, lo deteriora, y compromete su designación como presidente por las Fuerzas Armadas ya que, en cierta medida, como presidente, deberá representar a éstas en su conjunto, sin sombras de “personalismo” y sin excesiva sujeción a la disciplina de grupos determinados.
La crisis militar inicia una nueva fase de la dictadura, en la que, continuando por ahora con la política de Martínez de Hoz, deberá promover una cierta apertura política en el sentido de conceder un mayor espacio a los partidos políticos reconocidos, y deberá promover un tipo de represión que, sin excluir totalmente los excesos, sea en general más cuidadosa de las formas legales.
Resuelto el caso Menéndez, a más de enfrentar serias contradicciones económicas, una enorme oleada de luchas obreras y populares y un creciente aislamiento internacional respecto del Tercer Mundo, Europa Occidental y los EE.UU., se le complican otros problemas a la dictadura, porque acordando las tres fuerzas armadas en que el proceso debe ser condicionado, gradual, y debe institucionalizar en el futuro la presencia de las FF.AA., se abren no obstante un conjunto de posiciones:
* Crece un sector en los partidos políticos y las Fuerzas Armadas que al plantear el reclamo de volver a la Constitución y la democracia tradicional, al exigir elecciones inmediatas (declaraciones de Bittel-De Vedia coincidentes con la posición del Tte. Gral RE Numa Laplane) cuestiona lo de condicionado, gradual, y la posible institucionalización de las FF.AA. Tuvieron una repercusión desfavorable para la dictadura las declaraciones de Suárez Mason y Harguindeguy -no desmentidas por la Junta Militar- que revelaron los planes continuistas de los militares hasta 1987.
* Cada grupo entiende de una manera diferente lo de condicionado ¿con proscripciones?; ¿con proscripciones de partidos y también de personas?; ¿con proscripción de qué partidos y qué personas?; ¿con “cría” como quiere Videla y al parecer la Marina, y objetan Suárez Mason y otros?; etc., etc.); lo de gradual (comenzando por las municipalidades como plantea la Aeronáutica?; ¿por las provincias, como plantean otros?; ¿a partir de cuándo?); lo de institucionalizar (¿reformando la Constitución del 53?; ¿dentro de los mecanismos que ésta puede permitir con un poco de violencia?; ¿reforzando la presencia militar en el gabinete y algún organismo asesor o designando un Consejo Militar todopoderoso que supervise al poder civil?).
En los próximos meses el violovidelismo deberá realizar nuevos cambios en las Fuerzas Armadas, definir el plan político y aprobar el presupuesto para 1980 y, con él, el rumbo económico del año próximo.
La dictadura se encuentra entonces en una encrucijada, y los próximos meses serán muy importantes para definir el rumbo futuro.
En nuestra opinión la clase obrera y el pueblo deben ir conformando un amplio movimiento de oposición a la dictadura: político, social, cultural, de carácter democrático, antiterrateniente y antiimperialista; este movimiento debe ser independiente de las alternativas internas de la dictadura. El fortalecimiento de este movimiento, al representar un polo de la contradicción principal, pueblo-dictadura, tensará a esta contradicción que expresa la contradicción pueblo, por un lado, y terratenientes, burguesía intermediaria, imperialismo, por el otro; y determinará, o influirá, en todas las otras contradicciones, incluidas las contradicciones “por arriba”, en el propio seno de la dictadura, tiñendo con su tonalidad a toda la vida política nacional. En el actual período, teniendo en cuenta que el socialimperialismo soviético y sus agentes y socios nacionales representan el enemigo principal de nuestra patria y nuestro pueblo, la oposición a la dictadura debe dirigir el ataque haciendo blanco en este enemigo, cuidando de golpear centralmente al violo-videlismo sin ampliar el radio del golpe principal. Así, manteniendo la independencia del movimiento antidictatorial, podremos aprovechar las contradicciones internas de la dictadura y agrupar las fuerzas necesarias para derribarla. Esto implica tener una política amplia para todos aquellos sectores que, cualquiera haya sido su responsabilidad pasada, se abran de los crímenes y la política de entrega de la dictadura, y estén dispuestos a golpear al enemigo principal: el violo-videlismo.
Nosotros proponemos una unidad amplia contra la dictadura en general, que golpee centralmente al sector hegemónico en ella, luchando con independencia por un programa que tiene en cuenta los intereses nacionales frente al imperialismo en general y al socialimperialismo en particular, y los intereses de los obreros, del campesinado pobre y medio, los trabajadores en general, y las capas medias. No creemos posible derrotar a semejante enemigo por “las buenas” y se lo decimos al pueblo. Luchando por una salida revolucionaria no dejaremos de aprovechar los golpes y contragolpes por arriba, las posibles aperturas o salidas electorales, pero no reducimos nuestro programa inmediato a pedir el desplazamiento de Martínez de Hoz, el “cambio” de política económica, y el llamado a elecciones sin previo derrocamiento de la dictadura, como hace, entre otros, el P“C” ml (ex VC); ni reducimos ese programa a los objetivos de la oposición proyanqui al violo-videlismo.
Hemos diversificado y ampliado el trabajo del Partido hacia el campo, el movimiento femenino, la intelectualidad, las capas medias, especializando cuadros en estos trabajos como condición para desplegarlo con fuerza y permanencia. El reforzamiento de estas fuentes de resistencia popular fortalecerá todo el frente antidictatorial, como lo demostró la lucha por la paz y la lucha del movimiento por los desaparecidos y presos de la dictadura. Es urgente superar, en esta dirección, el retraso en el trabajo juvenil y estudiantil.
La unidad de los comunistas revolucionarios con los peronistas es el elemento político principal del frente único antidictatorial que propugnamos.
La base del éxito de la lucha antidictatorial y liberadora, la clave para que nuestra línea antidictatorial triunfe, depende de que el frente único antidictatorial se base en un poderoso frente único, sindical y político, de la clase obrera.
Criticamos el programa y el método constitutivos de la CUTA. El programa, porque este, aún levantando reclamos justos, por lo que dice y por lo que no dice, aporta a la convergencia cívico-militar que proponen Videla-Viola, expresión éstos, político militar, del enemigo principal de la patria, el pueblo y la clase obrera. Si hacía falta una prueba de ello, la han dado los dirigentes de la CUTA con la lastimosa posición de seguidismo al videlismo que tomaron en ocasión de la visita de la delegación de la OEA. Y criticamos el método con el que se constituyó, porque, como es sabido, los enjuagues para conformarla se hicieron en los despachos oficiales, y en los departamentos de los coroneles y generales de la trenza prorrusa de Viola, a espaldas de las masas obreras. Sabemos que muchos dirigentes peronistas de los sectores verticalistas y ortodoxos, colocados entre la espada y la pared por las detenciones, la represión y las intervenciones sindicales posteriores al paro del 27 de abril, creen que así podrán luchar mejor por conservar o recuperar la dirección de las organizaciones sindicales y por las reivindicaciones de la clase obrera. Pero creemos que este es un camino equivocado. El camino correcto, como mostró la experiencia de lucha desde marzo del 76 hasta aquí, no está en aferrarse a los sillones sindicales o desesperarse por participar en las reuniones que convocan los coroneles interventores de Viola (sin menospreciar la importancia de dar batalla en donde sea preciso darla). El camino está en la lucha contra la dictadura.
Más que nunca, para conseguir éxitos en la lucha de la clase obrera, es necesario organizar agrupaciones clasistas y antidictatoriales amplias pero clandestinas. Así lo demostró el caso de Ford, y luego el de FFCC y distintas empresas. Subsiste, sin embargo, en el Partido, la subestimación de la importancia de las agrupaciones sindicales. Hay que estudiar estas experiencias para generalizar sus aspectos válidos para otras empresas, y trabajar no con los modelos que tenemos en la cabeza, sino sintetizando y generalizando la experiencia de las masas obreras.
Actualmente, la principal polea de vinculación del partido marxista-leninista con las amplias masas explotadas, es la constitución de estas agrupaciones, que serán el germen de la próxima oleada de ascenso del movimiento obrero. Ellas deben ser el motor de la unidad y la lucha, desde abajo; y de su labor, y de las luchas de las masas, dependerá, fundamentalmente, lo que hará el movimiento obrero organizado, ya que una cosa es lo que se proponen hacer con los sindicatos Viola y sus agentes, y otra, muy distinta, lo que podrán hacer si la clase obrera se une y lucha por sus reivindicaciones inmediatas y mediatas.
Esas agrupaciones clasistas, antidictatoriales, y las células de nuestro Partido, deben pugnar, en las luchas próximas, por unir al combate salarial y económico, consignas contra la ley de asociaciones sindicales que prepara la dictadura, y esforzarse por imponer, en esas luchas, desde abajo, la reorganización democrática de los cuerpos de delegados y comisiones internas.
Si comprendemos bien el momento político, no sólo de ésta o aquella fábrica o localidad, sino también nacional e internacional, pondremos al Partido a la altura de las exigencias del momento político sin caer en precipitaciones aventureras, creando las mejores condiciones para una lucha que será larga y cruenta, confiando en las fuerzas infinitas de las masas obreras y oprimidas, sin deslumbrarnos por los éxitos fáciles pero intrascendentes al desenlace final del combate. Son las masas las que deben hacer la experiencia, y a través principalmente de su propia experiencia, conocer la esencia de la dictadura y encontrar los caminos, y las formas organizativas correctas de lucha. El Partido debe conocer a fondo las ideas y sentimientos de las masas para poder ayudarlas a desembarazarse de las ideas incorrectas, sintetizar las experiencias correctas, y ayudarlas a empujar el movimiento revolucionario a niveles superiores.
IV. El Partido
Para que el Partido aplique una correcta línea de masas debe tener un contacto múltiple con éstas, lo que exige que arraigue células poderosas en los centros de concentración del proletariado y el campesinado pobre. La represión ha buscado y ha conseguido, en cierta manera, arrancar muchas de nuestras raíces en el movimiento obrero. El centro del trabajo organizativo del Partido debe procurar arraigar células en esos centros de concentración.
Una correcta línea de masas nos plantea practicar un método correcto de análisis de las experiencias del Partido entre esas masas, para lo que éste debe educarse en un análisis y balance no tanto de ejemplos y experiencias aislados hoy de aquí y mañana de allí, sino de análisis y balance de procesos de construcción partidaria en determinados centros o movimientos de masa.
Debemos continuar empujando un método interno correcto que facilite la lucha de opiniones, y la crítica y autocrítica. La campaña contra el liberalismo contribuyó parcialmente a esto. Parcialmente porque muchos compañeros creyeron que esa campaña solo se refería a quienes entonces aparecían más enfermos, y que no les incumbía a ellos, pese a que, en realidad también estaban enfermos. Si a estos compañeros no se los obliga a reflexionar para autoanalizarse y descubrir su enfermedad, ésta puede tener rebrotes calamitosos. Así lo demuestran algunos ejemplos recientes. Debemos continuar luchando por aplicar los tres sí y los tres no que sintetizó el camarada Mao: practicar el marxismo y no el revisionismo; trabajar por la unidad y no por la escisión; actuar en forma franca y honrada y no urdir intrigas y maquinaciones. La experiencia propia y la ajena -incluso la más reciente- enseña que tanto los revisionistas como los agentes enemigos solo pueden actuar violando estos principios. Por ello es clave, por un lado, crear un clima interno en el Partido en el que cada afiliado pueda expresar libremente sus opiniones sin que se le peguen etiquetas o se lo persiga por esas opiniones; y en donde se pueda practicar, en un sano clima revolucionario, la crítica y la autocrítica, abandonando el trencerío y las insinuaciones trenceras propias del revisionismo y la pequeña burguesía, aunque este trencerío se disfrace de proletario o revolucionario. “No hablar a espaldas de la gente; decirle lo que hay que decirle delante de ella”: éste es un principio elemental, sencillo, pero fundamental, que todos debemos respetar para lograr, a partir de la defensa del marxismo-leninismo, prevenir el revisionismo y el trabajo del enemigo.
Junto con esto debemos culminar la discusión de los balances zonales correspondientes al período discutido por el CC, ya que en muchas zonas no podremos avanzar hasta que desenredemos los hilos que quedaron embrollados en ese entonces. El balance que aprobó el CC en su reunión de enero, debe ser un texto fundamental de estudio para todo el Partido.
Paralelamente debemos culminar en los comités, frentes, y células de Partido, el estudio de las tres obras filosóficas del camarada Mao. Debemos esforzarnos, en cada comité partidario, y en cada frente de trabajo, para que no quede un afiliado sin estudiar esas tres obras.
La edición, en las duras condiciones de clandestinidad, del V Tomo de las Obras Escogidas del camarada Mao Tsetung, edición culminada con motivo del 30 Aniversario de la instauración de la República Popular China, nos proporciona una afilada arma ideológica para conocer la realidad contemporánea desde el punto de vista marxista-leninista.
Una cantidad grande de camaradas de nuestro Partido sigue secuestrada o presa en las cárceles de la dictadura. Pero en el último período la lucha popular ha liberado a una cantidad importante de presos políticos, entre ellos a muchos compañeros. Su relato sobre las torturas y la vida en las cárceles del videlismo, demuestra las iniquidades a las que llega la dictadura para quebrar a los comunistas tratando de que delaten a sus camaradas, colaboren con la dictadura, o firmen declaraciones comprometedoras. La mayoría de los cuadros del Partido han dado ejemplo de entereza y valor frente al enemigo de clase, y muchos, como María Irazusta, dejaron su vida en la mesa de tortura sin develar los secretos partidarios ni rebajarse ante el enemigo de clase. Han habido también traidores y débiles. El Partido se fortalecerá con el ejemplo de sus héroes y depurándose de quienes claudicaron o traicionaron. Se ha demostrado la necesidad de asimilar y aplicar la resolución del 12 de Mayo de este año sobre estas cuestiones. La dura experiencia de esta lucha nos va enseñando que la lucha revolucionaria es larga; no se logra el triunfo revolucionario porque se ganen una o muchas batallas; y el Partido se forja pasando por numerosas pruebas como las actuales.
Una condición para triunfar en la lucha antidictatorial es que empujemos un vasto y poderoso movimiento solidario con las familias de los secuestrados, los muertos, los presos de la dictadura.
Al momento de realizar este CC, estamos en el mes de la prensa comunista. En las duras condiciones de la dictadura nunca dejamos de realizar este mes, dedicado a reforzar y mejorar el trabajo con la prensa partidaria, que, quincenalmente, orienta al Partido y al movimiento antidictatorial desde 1976. Este año nos debe permitir aumentar la difusión partidaria, especialmente en los centros decisivos de concentración obrera y popular, en particular en las 50 empresas claves del automotor, metalúrgico, textiles, ferroviarios, carne, Fatre, petroleros, azucareros, portuarios, para reorganizar o fortalecer el Partido en ellas.