Yucra se abstuvo de declarar, por lo que nunca formuló declaración alguna en el expediente. Declararon los padres de Georgina Vera, dos amigas de la joven, y un amigo del acusado. Faltaron tres testigos, por lo que el Tribunal con consulta a la partes tendrá que resolver si se insiste en las citaciones.
Yucra se abstuvo de declarar, por lo que nunca formuló declaración alguna en el expediente. Declararon los padres de Georgina Vera, dos amigas de la joven, y un amigo del acusado. Faltaron tres testigos, por lo que el Tribunal con consulta a la partes tendrá que resolver si se insiste en las citaciones.
Amigas de la joven acreditaron en la audiencia con su testimonio que Yucra sabía del embarazo de Georgina. Que incluso el embarazo se le notaba físicamente.
Los golpes que recibía la joven de parte de Yucra eran regulares: siempre estaba con hematomas, que ella decía eran producto de golpes con caídas, etc. Y siempre que Georgina iba a la casa de él, volvía con golpes. También se acreditó que una vez él la había apuñalado en la pierna. Una amiga incluso declaró que había intervenido dos veces en una agresión, y en una de esas oportunidades Yucra golpeaba a Georgina quien tenía a la niña dormida en sus brazos.
También se ventiló que Yucra solía tener un arma de fuego, y que incluso amenazó con ella a un vecino de apenas 15 años.
Lo novedoso en la jornada, que no había surgido en la instrucción, fue que Georgina había decidido terminar con la relación con Yucra, lo que había comentado a su amiga. Y que habiéndo hablado de ello con el asesino, él la amenazaba a ella y a su familia para evitar que la relación termine.
Este testimonio, que seguramente coincidirá con el de otros testigos, da cuenta de que el asesino, lejos de una emoción violenta provocada por celos, vio en el femicidio la única forma de tomar el control respecto de Gerogina. Como ocurre en los femicidios, no es la pérdida de control lo que motiva los mismos, sino que ellos son la forma instrumental de hacerse del control, en el marco de relaciones opresivas.
Gerogina había roto con amistades e incluso había dejado el colegio por los “celos” de Yucra, relató la madre de la joven.
Mientras se realizaba el juicio oral, en el hall de entrada del Palacio de Tribunales, un nutrido grupo de integrantes de organizaciones (CCC, AJI 20; ATD, Casa de la Mujer María Conti, Casa de las Mujeres Unidas pos la Lucha, Mujeres de la CCC de Perico, Red de Abuelas de Plaza de Mayo, Juanita Moro y Barrios de Pie) reclamaban justicia, y la incorporación de la figura del femicidio al Código Penal.
La mamá de Georgina, Mónica Vera, al terminar la audiencia dirigió unas palabras: “Mi hija tendría que haberse casado para tener derecho a una condena justa”. Esta expresión tiene que ver con el absurdo de que solo se pene con prisión perpetua si quien mata a su pareja se casó legalmente. Y desde ya, nos permite reflexionar y exigir con más fuerza que debe incorporarse la figura del femicidio al Código Penal, como plantean varios proyectos de ley presentados en el Congreso Nacional. Sabemos que si desde la presidencia se impulsa tal acción, como fue con el matrimonio igualitario, en lo inmediato tendríamos vigente la figura del femicidio en el Código Penal de la Nación.