El 1 de enero asumió por tercera vez la presidencia de Brasil Luiz Inácio “Lula” da Silva, tras derrotar en la segunda ronda electoral al fascista Jair Bolsonaro. Recordemos que Lula obtuvo el 50,9% de los votos contra el 49,1% de Bolsonaro.
Apenas una semana después de su asunción, en Brasilia bandas fascistas seguidoras del ex presidente Bolsonaro, con el apoyo de la PMDF (Policía Militar Distrito Federal) y la complicidad del gobernador bolsonarista de la capital, entraron a la Casa de Gobierno, al Congreso y a la Sede de la Corte Suprema, donde causaron destrozos y pidieron abiertamente por un golpe militar para derrocar al recién asumido Lula.
Lula, que se encontraba en otro punto de Brasil, intervino la seguridad pública en Brasilia, y tras cuatro horas, efectivos antidisturbios retomaron el control de los lugares ocupados, con enfrentamientos y decenas de detenidos.
Lula acusó directamente a Bolsonaro de instigar el intento de golpe, protagonizado por centenares de sus seguidores que se encontraban acampando frente a sedes militares días anteriores. Bolsonaro, que huyó a Estados Unidos horas antes de la asunción de Lula, intentó despegarse de la asonada golpista.
Luego de los desalojos, el mismo domingo 8, un juez de la Corte Suprema brasileña destituyó al gobernador de Brasilia Ibaneis Rocha, y la Corte ordenó desmantelar los acampes bolsonaristas.
Lula, en los primeros días de gobierno, firmó varios decretos. Entre los más importantes está el que dispone sacar del “Programa Nacional de Privatizaciones y del Programa de Asociaciones e Inversiones de la Presidencia” a ocho empresas estatales, entre ellas Petrobras, el Correo, la Empresa Brasileña de Comunicaciones, el Servicio Federal de Procesamiento de Datos, y la Empresa de Tecnología e Información de Seguridad Social. También se comprometió a investigar a los instigadores del asesinato de la concejala socialista Marielle Franco en 2018.
A nivel mundial, la reacción de repudio al motín fascista fue unánime. Presidentes de decenas de países como Venezuela, Cuba, Estados Unidos, Argentina, Francia, entre otros, se pronunciaron en contra de los hechos y a favor del gobierno legítimamente electo.
Al cierre de esta nota, (9/1), se realizaban movilizaciones en todo Brasil en repudio al intento de golpe fascista, y exigiendo que se profundice la investigación y el castigo no sólo de los participantes directos en la asonada golpista, sino de los funcionarios civiles y militares que la permitieron, y de los sectores imperialistas y de las clases dominantes que financiaron el “más grave ataque a la democracia desde el fin de la dictadura militar”. Como dijo el periódico A Verdade del PCR de Brasil.
Damos toda nuestra solidaridad al pueblo brasileño en su defensa del gobierno legítimamente constituido, y en su lucha por avanzar en sus conquistas y derechos.
Hoy N°1945 11/01/2023