Finalmente, la empresa noruega Ocean Infinity encontró el submarino ARA San Juan.
Un largo camino debió recorrerse hasta llegar al hallazgo. Pasó por la negligencia y el desinterés del gobierno en su búsqueda y la contratación de empresas fantasmas. Como planteamos en la nota de la semana pasada, fue “la lucha de los familiares de los tripulantes la que ha impedido que el gobierno dé por terminada su búsqueda. Desde que se supo del siniestro, los familiares se movilizaron tanto en Mar del Plata, donde tenía su base el submarino ARA San Juan y se halla la Base Naval Mar del Plata que tiene jurisdicción sobre parte del Atlántico sudoccidental, y en la Ciudad de Buenos Aires, donde realizaron varias movilizaciones y acamparon durante semanas en Plaza de Mayo, exigiendo respuesta a sus reclamos”.
Porque el naufragio del ARA San Juan se dio en el marco de una política de claudicación nacional, expresada en acuerdos de funcionarios argentinos con los británicos, que ratificaron que la relación entre Argentina y los británicos estaba regida por los Acuerdos de Madrid, que establecieron el paraguas británico de soberanía y el control de policía del Reino Unido sobre las fuerzas armadas argentina, y accedieron a todas las pretensiones británicas de dominio y usufructo de la ocupación colonial de territorios insulares y mares adyacentes de parte del Reino Unido.
Ocean Infinity incluyó la participación de uno de los científicos que fueron parte del hallazgo de un sumbarino yanqui hundido; grupo científico muy reconocido, y al que el gobierno argentino ignoró.
El barco buscador se retiraba hacia Ciudad del Cabo, dando por terminada la búsqueda. Habría recibido una información indicándole que volviera y reconociera el área 24, en la que encontró al ARA San Juan.
El ministro de Defensa, Oscar Aguad, ante el reclamo de los familiares de que se reflote el submarino, dijo con cinismo cruel que sería “un disparate” gastar miles de millones de dólares en extraer la nave “en un país con 30 por ciento de pobreza”. Esto fue respondido por una de las familiares: “¿Cómo van a decir que no tienen dinero para reflotar el submarino? ¿Cuánto gastan ahora en recibir al G20? Nosotros no le servimos acá, somos una molestia para el presidente”.
Más allá de las provocadores y absurdas declaraciones del ministro Aguad, se abre un gran interrogante con los hechos: ¿Quién disponía de esa información y el poder para que el barco reiniciara la búsqueda? El gobierno argentino.
En tal caso, sería la prueba de que Macri y Aguad no querían que apareciera el submarino. O por oportunismo político, habrían esperado hasta llegar a las puertas del G20.
Ahora está por delante el recupero de los restos de los 44 marinos, héroes de la defensa nacional.
Hoy N° 1744 21/11/2018