A impulso de la crisis económica mundial y local, y consentido o directamente fogoneado por sectores ultrarreaccionarios de la burguesía monopolista, en Italia crecen el racismo y el fascismo.
El domingo 11 de octubre, la policía allanó un club en Pistoia (Toscana), donde tenía lugar una reunión para constituir un comité contra los patrullajes fascistas promovidos por el gobierno del mafioso Berlusconi. Veinte personas debieron pasar la noche en una comisaría, y tres quedaron detenidas, entre ellas Alessandro della Malva, secretario federal de Toscana del Comité de Apoyo a la Resistencia y por el Comunismo (CARC). A éstos se les montó la acusación de haber atacado o colaborado en el ataque a un centro fascista cercano al lugar de la reunión.
El CARC llama a prestar atención a estos sucesos. El Estado italiano ataca brutalmente a los inmigrantes con la legislación recientemente aprobada, que prevé cárcel, denegación de servicios de salud, controles callejeros, rechazo de las barcazas que llegan a través del Mediterráneo, denegación de auxilio en el mar, etc.
Junto a estas leyes racistas, Berlusconi está alentando una cultura del odio contra los “extranjeros” y el resurgimiento de las siniestras “rondas” y “escuadras” fascistas de los años ’20 y ’30, que cometen todo tipo de agresiones contra los inmigrantes, homosexuales, marginados y otros sectores sobre los que la burguesía busca descargar el descontento de las masas populares por las condiciones de miseria, precariedad e inseguridad que ella misma genera.
“La resistencia que los anti-fascistas, anti-racistas y comunistas italianos están llevando a cabo, atañe al movimiento anti-racista, anti-fascista y comunista internacional —señala la dirección del CARC—. Italia es el mascarón de proa de la guerra de la burguesía contra los inmigrantes. Aquí está probando instrumentos de represión, propaganda y exterminio, y aquí el movimiento de lucha prueba nuevas y adecuadas formas de resistencia”.
03 de October de 2010