El viernes 18 de octubre se realizó en Roma, Italia, una marcha de 50 mil personas en coincidencia con la huelga general que decretaron las uniones sindicales de base y que se sintió sobre todo en el sector de los transportes. En el aeropuerto romano de Fiumicino fueron cancelados 143 vuelos.
El viernes 18 de octubre se realizó en Roma, Italia, una marcha de 50 mil personas en coincidencia con la huelga general que decretaron las uniones sindicales de base y que se sintió sobre todo en el sector de los transportes. En el aeropuerto romano de Fiumicino fueron cancelados 143 vuelos.
A la noche, miles de esos manifestantes permanecieron en la plaza de San Juan de Letrán, para participar de una marcha aun mayor al día siguiente hasta la Porta Pía, con un gran despliegue de banderas rojas y carteles alusivos, bandas de música y disfraces. Al frente iba un camión con un gran cartel blanco que decía: “Contra la precariedad y la austeridad organicemos nuestra cólera”. Otro cartel reclamaba: “Una casa y un ingreso mínimo para todos”.
Los incidentes comenzaron cuando un grupo de manifestantes intentó asaltar Casa Pound, sede de un grupo neofascista, protegido por militantes con garrotes y otros objetos contundentes. La policía se interpuso y la marcha se reanudó.
Más adelante, unos 200 manifestantes del llamado “bloque negro”, vestidos de oscuro, con cascos y máscaras, arremetió contra la policía frente al ministerio del Tesoro. Otros participantes de la marcha se bajaron pacíficamente los pantalones y mostraron el trasero en señal de desprecio y rebeldía a los agentes de seguridad. Hubo un nutrido intercambio de cachiporrazos, gases lacrimógenos, petardos y botellazos. Al final de la tarde hubo decenas de detenidos, aunque no se registraron heridos graves. La policía informó haber encontrado en la zona objetos contundentes, petardos, garrotes, extintores y hasta una bomba artesanal con un proyectil.
En tanto por las redes, grupos de “hackers” de “Anonymus” atacaron los sitios en Internet de ministerios y entes públicos, así como de los principales diarios italianos, bloqueando por un tiempo las comunicaciones.
La prolongación de la crisis y el rechazo a las políticas que la descargan sobre los trabajadores y el pueblo, se manifiestan en una creciente exteriorización del descontento social en todo el país.