El 5 de agosto de 2014 falleció el querido camarada “Cacho”, o “Juan Carlos”, un comunista revolucionario. Su nombre era Jorge Suárez y tenía 72 años de edad.
Fue un querido camarada, ejemplo para todos nosotros. Su muerte fue una gran pérdida para su compañera y sus dos hijas, para el Partido y para todos sus compañeros de militancia.
Fue obrero metalúrgico en los talleres Latia en el barrio de La Paternal. Se lo recuerda como un joven inquieto y un tanto bohemio que, por ejemplo, era capaz de actuar en el teatro como partenaire de José Marrone y Juanita Martínez.
De muy joven se afilió a la FJC y fue parte los miles de jóvenes que rompieron con la dirección del viejo PC a fines de 1967 incorporándose al PCR. Al inicio de la década de 1970 estudiaba medicina en la Universidad de La Plata, primero viajando y luego instalándose definitivamente en esa ciudad. Pasó a militar en el PCR de La Plata.
Su papel en el Sector Universitario lo destacó para tomar tareas en el área de organización en el Regional del Partido. En esos años tumultuosos, se formó como comunista. Cuando volcamos a las masas nuestra posición antigolpista de noviembre de 1974 vino la respuesta sangrienta de los golpistas. En La Plata en seis meses el Partido sufrió 6 asesinatos y más de 57 detenciones. En esos momentos Cacho se destacó por defender con firmeza nuestra posición; tuvo actitudes heroicas que salvaron vidas de compañeros valiosos. Nunca hizo alarde de eso; para él era algo natural jugarse la vida por el Partido. Ese heroísmo silencioso de un hombre que tenía tareas internas, que no era conocido, es otra gran enseñanza que nos deja a todos.
Luego frente a la dictadura fascista de Videla-Viola jugó un gran papel organizando reuniones en las duras condiciones de clandestinidad que se imponían y ayudando a mantener los hilos con las masas que permitieron al Partido poder jugar su papel en la histórica huelga larga del frigorífico Swift de Berisso en 1977. En el período de la lucha antigolpista y en la lucha contra la dictadura su firmeza y decisión contribuyó a impedir que el enemigo destruyera al PCR.
Posteriormente, después de la dictadura, formó parte de la estructura nacional del Partido en el área de organización. Siempre “al pie del cañón” para resolver las distintas tareas que se le fueron encomendando. Eso era Cacho –Juan Carlos–. Un hombre destacado en esas tareas a veces poco valoradas, claves para la existencia de un Partido realmente revolucionario y que exige cuadros de grandes convicciones y absoluta confianza.
En los últimos años estuvo encargado de la guardia del local central. Desde allí peleó siempre por resolver cada problema y atender las necesidades de los compañeros que iban al local. Siempre se preocupó porque éste estuviera en buenas condiciones, porque como él decía “es la cara del Partido”. Así, hasta el final de su vida, en cada tarea que le asignó el Comité Central, cumplió con dedicación y alegría.
Dio lo mejor de sí para que el PCR jugara su papel de vanguardia. Aprendemos de su ejemplo para llevar adelante las banderas por las que peleó siempre, hasta verlas realizadas el día que triunfe la revolución en nuestra patria.
Hoy N° 1777 07/08/2019